Marcelo Saín, doctor en Ciencias Sociales, profesor universitario, especialista en sociología de la gestión pública de seguridad y seguridad pública y diputado provincial por Nuevo Encuentro, participó del Plenario Nacional de la CTA en donde realizó una intervención sobre el conflicto policial de la semana pasada.

Saín, en su intervención hablaba sobre la sindicalización de las fuerzas de seguridad, pero haciendo hincapié en que antes es necesaria la laboralización. ¿De qué se trata eso?

La policía trabaja hoy en un contexto en el que no hay ningún tipo de derecho laboral clásico, reconocido en sus instituciones. Lo que se da en las instituciones policiales es una situación de militarización extrema, de sumisión del subordinado al superior, sin ningún tipo de prerrogativas laborales básicas en cuanto a condiciones de trabajo, de cumplimiento de horarios y tareas de trabajo. Y también, algo que es importante, la posibilidad de plantear demanda o algún tipo de reclamo, institucionalmente hablando. Esto nos impone a nosotros la necesidad de que aquel que no tiene derechos reconocidos en su organización y en el trabajo cotidiano, es muy difícil que pueda preservar el derecho de otros. Ese es el contrasentido: el reclamo a la policía por que proteja reclamos ciudadanos cuando en la propia policía se viola a lo largo de toda su carrera y en el día a día, todos sus derechos. Esa ausencia de conciencia de derechos laborales les impide también tener conciencia de la importancia de la preservación de derechos básicos de las personas.

¿Qué hay que hacer entonces?
Yo creo que primero hay que transformar el empleo policial en un trabajo pleno y derecho, quebrar esta suerte de militarización en la institución policial, de disciplinamiento de la cúpula hacia abajo, establecer criterios como, por ejemplo que no porten armas ni tengan obligación de actuación fuera del servicio y que sus obligaciones y sus derechos como trabajadores comiencen cuando empieza el servicio y terminen con él; que no tengan sobrecarga del servicio y estén cuatro días trabajando sin ningún tipo de descanso, porque eso altera y deteriora las condiciones físicas y psíquicas del trabajador; que se sientan al mismo tiempo culturalmente policías. En ese marco, creo que la base de la sindicalización debe suponer, por un lado el derecho a la agremiación y por otro lado el derecho a la negación colectiva. El derecho a huelga, por ser un servicio esencial, por constituirse hoy en un servicio armado, me da la impresión que no debería proclamarse. No veo una dificultad que se reconozcan esos dos primeros derechos y no el derecho a huelga. Me parece importante avanzar en eso.

Escuchá el reportaje. Una producción de [Radio Central]

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