Fue un Sunday, bloody Sunday [Domingo sangriento], sin un edificante himno de U2 para “celebrarlo”. En Palestina, Siria y el Líbano, decenas de miles de palestinos marcharon hacia las fronteras con Israel para marcar el aniversario de la Nakba de 1948 -el éxodo que provocado por la creación de Israel-.
La reacción israelí, de “máxima moderación”: matar a 10 personas en el Líbano, ocho en Siria, dos en Gaza y una en Cisjordania e hiriendo a más de 200. El consorcio anglo-francés-estadounidense que libra la guerra contra Libia porque el coronel Muamar Gadafi supuestamente mata a su pueblo, guarda un silencio atronador.
Las Naciones Unidas instaron a la “moderación” (compárese con la “máxima moderación” israelí). El periódico israelí Ha’aretz, haciendo caso omiso de la ironía, publicó un titular: “La Revolución Árabe golpea a la puerta de Israel”. Sí, mi amor, así es, y por eso estáis enloqueciendo.