Las movilizaciones opositoras producidas en el escrutinio de las recientes elecciones de Tucumán se constituyeron en la punta de lanza del proyecto de deslegitimación del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner e, incluso, como arranque para también deslegitimar e ilegalizar en octubre el triunfo del candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli.