Ayer a la noche, o hace apenas un rato, varios de los profesores que hoy nos encontramos aquí dándoles la bienvenida a esta última semana de clases, nos preguntábamos qué podíamos decir sobre las elecciones. Cómo podíamos hacer para hablar apelando a la memoria, a la pedagogía, a la ternura. Desde dónde podríamos posicionarnos para no sentir que bajábamos línea, o que inundaríamos este día con las sensaciones de las charlas que ayer mantuvimos hasta altas horas. Algunos, incluso, confesaron no poder hacerlo, no sentir la fuerza para pedagogizar la derrota. Otros prefirieron ceder la palabra, apelando a la confianza y al respeto que buscamos enseñar y transmitir.