Las primeras palabras que acuden a la boca nombran y así crean vínculos: Hermanas, compañeras. Con toda la distancia que nos separa, mientras acá el calor agobia y allá, a donde se mira cuando se quiere buscar el centro político del mundo, el frío agradece los gorros de lana rosa con orejas de gatita que usaron para unificar la rebeldía y también la sorna contra ese hombre que ahora es presidente de los Estados Unidos y pretende a las mujeres sólo mimosas, para agarrarlas por la “pussy”, que tiene el doble sentido de gatita y de vulva.