Fueron horas de extrema tensión. El frío y el cansancio se convirtieron en enemigos silenciosos de los más de 300 compañeros y compañeras que se agolparon en la puerta del Consejo Directivo Nacional. En nuestro propio centro de cómputos se detuvo el conteo porque algunos fiscales no llegaban con las actas de cierre y entonces, no había datos certeros. El hermetismo coexistía con la esperanza y luego con el cruce de datos.