Durante la madrugada del 26 de abril de 2013, policías de la Metropolitana irrumpieron en el Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda, con la intención de demoler el Taller Protegido 19, que estaba amparado por la Justicia, para construir el centro cívico de la Ciudad. Una brigada de la Metropolitana reprimió a trabajadoras y trabajadores, médicos, pacientes, legisladores, referentes sindicales, periodistas y fotógrafos.

Tras la represión desatada en el neuropsiquiátrico Borda, el entonces jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri justificó el accionar de la brigada de la Metropolitana, que reprimió a trabajadores e internos con balas de goma y gas pimienta, cachiporras y patadas, cuando resistieron la entrada de los operarios que accedieron al predio con máquinas para demoler el taller. Más tarde, cuando llegaron al lugar legisladores, referentes sindicales, periodistas y fotógrafos, comenzó nuevamente la represión. Hubo cerca de 20 heridos y un fotógrafo fue llevado esposado. También resultaron heridos 17 agentes policiales y hubo ocho detenidos.

Marcelo ’Nono’ Frondizi, secretario del Interior de CTA de los Trabajadores, secretario de Acción Política de ATE Capital y miembro de Talleres Protegidos, rememoró lo acontecido: “Para nosotros quedó una huella muy honda. Evidentemente este gobierno de derecha y reaccionario hizo un ensayo de lo que está haciendo ahora a nivel nacional con la represión a los trabajadores, el asesinato de Santiago y de Rafa (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel), el encarcelamiento de dirigentes opositores, la judicialización”.

“Creemos que esa lucha la ganamos porque ellos no pudieron instalar el centro cívico, que era un gran negocio inmobiliario acá en esta zona (sur), que en ese momento eran 438 millones de pesos. Con lo cual, a pesar de que nos tiraron abajo el taller, que nos quisieron escarmentar reprimiéndonos ferozmente, logramos una victoria porque ellos no pudieron llevar adelante ese negocio”, manifestó Frondizi.

En el Taller Protegido 19, pacientes del Borda colaboraban en la fabricación de camas, sillas, roperos y muebles de oficina, que eran destinados a hospitales de la Ciudad. De esa manera también, los internos y pacientes ambulatorios participaban de un programa de salud mental, donde a partir del trabajo productivo, aprendían un oficio y se recuperaban en el marco de la socialización.

“Nosotros vamos a seguir conmemorando como un día de lucha, como una jornada de resistencia, como un triunfo de la voluntad de los trabajadores de defender el taller protegido, el dispositivo de salud mental y el derecho a que todos los ciudadanos que tengan padecimiento mental, tengan un tratamiento adecuado, que sea humanitario y que les permita recuperarse totalmente o parcialmente, pero recuperarse y ser tratados como son, como seres humanos”, aseguró el secretario de Acción Política de ATE Capital y miembro de Talleres Protegidos.

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