Los datos aportados por el Operativo Nacional de Evaluación efectuado en 2010, en forma censal a los estudiantes del último año de la escuela secundaria traen algunas buenas noticias y aportan información muy valiosa para cruzar con otras estadísticas educativas y sociales.

Haciendo la salvedad de que las pruebas producen una información parcial e insuficiente de los procesos educativos, de todos modos indican una tendencia que, en este caso, es auspiciosa y que merece ser analizada en detalle. Tal como dice el informe, no se han medido conocimientos propios del diseño curricular del último año de secundaria, sino de toda la trayectoria escolar.

En este sentido, cabe señalar que los estudiantes censados ingresaron a su escolarización en 1997 si lo hicieron en la sala de cinco años del nivel inicial, única obligatoria en todo el país en aquel año, o en 1998 si lo hicieron en el primer año de la escuela primaria. Es más, si consideramos la creciente tasa de sobreedad en el egreso de la escuela primaria en la década del noventa y primeros años del nuevo siglo es posible que el ingreso a los sistemas educativos de un porcentaje no despreciable de los estudiantes que efectuaron las pruebas haya sido simultáneo con el inicio de la implementación de la Ley Federal de Educación, la desresponsabilización del Estado Nacional en materia de financiamiento educativo y el comienzo de un largo período de recesión que desembocó en la crisis política y socioeconómica de 2001/2002. Es decir, con este contexto tan desfavorable en el inicio de su trayectoria escolar han logrado avances significativos. Respecto del tema Lengua, algunos periodistas omiten decir que sigue siendo el área en que los chicos mejor califican. Llama la atención de todas maneras la clara contradicción que es haber mejorado en ciencias sociales y naturales y no en Lengua y esto habla, una vez más, de la relatividad de las pruebas estandarizadas.

¿Qué es lo que hizo la diferencia entre los operativos 2007 y el operativo 2009? Indudablemente la mejora de la situación socioeconómica de las familias a través de la creación de empleo, la mejora del salario y las políticas sociales como factores externos al sistema educativo. El impacto de la Ley de Financiamiento Educativo y de las leyes de Educación Técnica y Educación Nacional a partir de 2006, como factores internos de las políticas educativas. La mejora de los salarios y los procesos de titularización docentes han fortalecido el trabajo de maestros/as y profesores e incuestionablemente ya se comienzan a percibir en términos concretos los efectos de los planes de mejora de las escuelas secundarias que este año se universalizarán y que aportaron recursos del Estado Nacional en términos de reforzar tanto las prácticas de enseñanza como el seguimiento de las trayectorias de los estudiantes.

Es todavía muy pronto para medir el impacto de la AUH en los aprendizajes ya que su implementación aún es reciente y lo mismo ocurre con “Conectar Igualdad”. Es altamente posible que en el próximo operativo ya se puedan identificar a estas dos excelentes políticas públicas en sus efectos directos sobre la calidad de los aprendizajes.

Necesitaríamos ahora cruzar datos para relacionar tasas de sobreedad, cantidad de años en el nivel inicial, tasas de asistencia con resultados para elaborar información que las escuelas reciban y les sirvan para elaborar su propia evaluación diagnótico-participativa y formativa para poder sistematizar sus prácticas pedagógico-didácticas e institucionales y fijarse sus propias metas de mejora a ser evaluadas periódicamente. Resulta imprescindible que los trabajadores de la educación contemos con acuerdos paritarios marco que vinculen evaluación integral-participativa con formación permanente en servicio para continuar avanzando en el camino de la Justicia Educativa, siendo parte activa como sujetos de la transformación de las políticas públicas.

Nota de opinión publica en el Diario Página 12 del 22 de Diciembre de 2011.

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