Abordar el debate ambiental, desde la mirada de los trabajadores, implica analizar el modelo social en el marco de las conflictivas relaciones de producción y del ideal que pretendemos para nuestro país y nuestra región.

Los bienes naturales como el agua, el aire y la tierra deben ser considerados como derechos humanos en contraposición con el capitalismo feroz que los toma como mercancías, objetos de acumulación y privatización siguiendo la ideología del consumismo y el productivismo sin límites.

Las multinacionales son las principales responsables de la degradación ambiental, en consecuencia, nos vemos directamente afectados por quienes explotan los recursos naturales, no es casual que los más vulnerables subsistan en los lugares más degradados ambientalmente privados de la llamada “Justicia ambiental”.

La creciente y acelerada degradación ambiental es consecuencia de los actuales modelos de producción y consumo que interpelan al mundo del trabajo modificando, muchas veces de manera irreversible, las condiciones estructurales de las economías regionales.

Sabemos que los recursos son finitos y que el crecimiento no es ni puede ser ilimitado. Al mismo tiempo entendemos que la riqueza producida en el planeta podría dar bienestar a los 7mil millones de habitantes. El conflicto es entonces entre modelos de producción, consumo y distribución de la riqueza, porque nuevos cambios climáticos afectarán a los más vulnerables, añadiendo nuevas dimensiones de injusticia social.

Esta situación exige un esfuerzo político, de debate interno en el movimiento sindical y nos compromete a tener una mirada integral ante las respuestas facilistas a los conflictos ambientales y el cambio climático (sean desde el “ecologismo conservacionista” o desde el “desarrollismo productivista”).

Desde la CTA de los Trabajadores hemos asumido la firme decisión política de poner nuestra militancia sindical al servicio de esta lucha.

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