La enorme revolución que se ha dado en los últimos diez años en el área audiovisual es innegable. Como es irrefutable, también, la capacidad que tuvo y tiene nuestro país para adaptarse a estos cambios, nuevas tecnologías y diseños de producción y realización. Pero, como toda revolución, debe ser basada en las personas, en el pueblo mismo, para que sea sana y no para beneficio de pocos.

En el desarrollo y puesta en funcionamiento de las industrias culturales, en su conjunto, debe tomarse como medida el bienestar que genera a los que son destinatarios de esos contenidos, pero considerando siempre a quienes ponen su esfuerzo, capacidad y dedicación en realizarlos; los trabajadores. Estos son, sin duda alguna, la base fundamental y el pilar en que se sostiene la revolución, pacífica y vehemente al mismo tiempo, que está llevando adelante nuestra nación con la conducción de quienes nos gobiernan.
Ya dicho esto, con lo que creo coincidimos todos, sepamos ser parte con valor y honestidad. Hoy, con respecto a lo audiovisual, y con el cine puntualmente, el espectro actual de la industria nos obliga a prestar mayor atención a los trabajadores por los cambios que este crecimiento y nuevo mapa ocupacional les generan.

Si hablamos de digitalización, es maravilloso el campo que abre a la industria. Practicidad en el trabajo y en el conservado del producto final, mayor facilidad para transporte de los contenidos y la lucha contra la piratería, mayor rapidez en la generación de copias, etc.

Pero pensemos por ejemplo que hoy, con el analógico, para hacer treinta copias de una película se utiliza el trabajo de veinticinco técnicos durante unos veinte días y, cuando el digital finalmente se instale, la misma cantidad de copias serán hechas por tres técnicos en veinticuatro horas. No se preguntan qué haremos para reubicar a los veintidós trabajadores que restarán?

Lo repito: una revolución debe basarse, sobre todo, en el pueblo que es su pilar. Seríamos demasiado ingleses para nuestro gusto si permitimos que pase lo mismo que sucedió en el siglo XIX…

El cine en la nueva televisión es otro tema. Hace más de diez años que nuestro sindicato capacita a técnicos del interior de nuestro país, e incluso del exterior, sobre todo de Latinoamérica. Muchos de nuestros técnicos trabajan, hoy en día, en las ficciones y documentales que se transmiten por la nueva TV Digital.

Esta televisión, para ese tipo de contenidos, adoptó un diseño de producción, una estética y una organización típicamente cinematográficos, por lo cual se recurre en un enorme porcentaje a nuestros técnicos. Pero, más allá de que se han generado más puestos de trabajo, estos muchas veces no pueden ser considerados dignos sino que, por el contrario, resultan precarios. Todo aquel trabajador que sea obligado a facturar pierde su condición de tal, sin dudas. Además, el estado pierde enormes ingresos que deberían llegarle por las cargas sociales que se evitan.

Si decimos, con razón, que el sindicato de la industria cinematográfica reclama esto permanentemente, cabe destacar entonces que el estado es quien debe tomar cartas en el asunto. Y lo está haciendo: trabajo en conjunto con el MTEySS que derivó en inspecciones a distintos largometrajes donde se comprobó la incorrecta contratación de los técnicos, con la consiguiente multa a las productoras; reuniones y mesas con el INCAA que generaron la Res. 90/2011 que adelanta un 5% del subsidio para pago de cargas sociales si la película pasa por la órbita sindical y con trabajo registrado; trabajo junto al MTEySS y las Cámaras de productoras que finalizaron con la homologación de salarios luego de 37 años sin conseguirlo; llevamos capacitación en forma directa (sobre todo en las nuevas tecnologías) junto al MTEySS, a los técnicos y estudiantes de todo el país. Son algunos ejemplos.

Este gobierno ha articulado y puesto a nuestra disposición las herramientas necesarias para recuperar nuestra condición de trabajadores, como ninguno lo hacía. Por el contrario, en la nefasta era de los ’90, se nos quitaron muchos beneficios y se avasallaron muchos de nuestros derechos, intentando convertirnos en “socios” o en prestadores de servicios. Pero este proyecto nos rescata, escuchando nuestros reclamos.

El camino continúa y es largo. Seguiremos reclamando, sabiendo que no recuperaremos en unos meses lo que se nos robó en tres décadas. Pero, así como sostenemos este proyecto nacional, colaboraremos con él como ayuda-memoria de lo que sigue haciendo falta para perfeccionarlo.

Tenemos la capacidad técnica y humana para acompañar al desarrollo de lo audiovisual. Transmitimos esa capacitación, en todo el país, a las futuras generaciones de técnicos.

Creemos firme y fielmente en esta revolución que la Argentina tiene el orgullo de llevar adelante desde el año 2003. Pero tenemos grabada en el corazón una frase que nos sostiene y que trasladamos a todos los trabajadores: "Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario."

Ernesto “Che” Guevara

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