A 40 años del Terrorismo de Estado, compartimos la entrevista al compañero Hugo Yasky, secretario general de CTA, para la edición especial de Mate Amargo que se emite por Radio Mate y MateVe en www.mateamargo.org y también en YouTube, con la conducción del compañero Omar López.

Omar López: Hugo, bienvenido a este Mate Amargo, a este especial con motivo de los 40 años del Terrorismo de Estado cívico militar y empresarial en nuestro país. El escenario es otro y la pregunta es obligada. ¿En qué momento de la historia sentís que nos encontramos con la llegada de este gobierno en nuestro país?

Hugo Yasky: Bueno, gracias por la invitación. Yo creo que estamos en una encrucijada histórica en la que por primera vez la derecha de este país, los grupos económicos que hace 40 años tuvieron que recurrir a las armas para llegar al gobierno, logran hacerlo a través del voto popular. Creo que es un cambio enorme. Este gobierno viene a interrumpir un ciclo de doce, trece años de ascenso del movimiento popular, no solamente por las conquistas que hubo en el terreno material, sino también por las conquistas en el terreno simbólico. Y creo que una de ellas sin lugar a dudas tiene que ver con en estos 40 años, que es el no haber dejado vestigios de esa impunidad que por ley protegía a los genocidas. Creo que dentro de décadas, cuando se repase la historia de estos agitados tiempos que vivimos, sin lugar a dudas el gobierno de Néstor Kirchner, y después el de Cristina, van a quedar en la historia como los gobiernos en los que, a partir de ese gesto simbólico de bajar los cuadros, se inició una política de Estado que permitió el juicio a los genocidas. Esa es una de las conquistas, como podríamos señalar otras en el campo de lo material, como el hecho de que no puedan decir ’vamos a reprivatizar el sistema jubilatorio’. Que estoy seguro, no hace falta ser un adivino, está en el ADN de los que están en el Ministerio de Economía. En su lógica no se entiende que la jubilación tenga que seguir siendo una conquista del sector público. Pero no lo pueden hacer. Yo creo que en ese sentido es un tiempo contradictorio donde persiste mucho de lo que fueron estos doce años de avance del campo popular, como de alguna manera pasó con el peronismo en el siglo pasado, donde a pesar de la Revolución Libertadora, la represión, los fusilamientos, muchas de las conquistas persistieron y sobrevivieron incluso con gobiernos de signo conservador como los que le sucedieron a la Libertadora.

O. L.: ¿Te preocupa mucho el destino de la clase trabajadora? Porque digamos que una de las características básicas de este nuevo gobierno es que lo primero que empieza a hacer impacta sobre contingentes enormes de trabajadores.

H. Y.: Sí, yo creo que es el tema que más nos preocupa porque todas las medidas que se tomaron tienden a facilitar una brutal transferencia de recursos de los que menos tienen a los grupos concentrados de la economía. Este es como un derrame pero al revés. Acá viene de abajo hacia arriba y se concentra en pocas manos. Y además viene con despidos de personal, compulsivos y sistemáticos en el caso del sector público pero también con despidos que son consecuencia del el haberle liberado las manos a los empresarios. Antes, para despedir en el sector privado vos tenías que recurrir al procedimiento de crisis porque el mismo sindicato te encajonaba si eras un empresario. Y del procedimiento de crisis era difícil salir con el despido. El Estado intervenía con una serie de instrumentos como los ’Repro’ (Pago a los trabajadores de una suma fija mensual no remunerativa en casos de crisis de una empresa) y otros. Hoy los empresarios del sector privado están aprovechando el nuevo clima que instaló el gobierno de Macri y empezando a despedir en le Estado y ahora están despidiendo en el sector privado. Y yo creo que los despidos y el intento de redefinir la distribución de la renta, creo que el gobierno de Macri viene por eso y viene a reinstalar la lógica de la valorización financiera, de la timba financiera como decimos nosotros todos los días. Y esto es lo que más nos preocupa porque evidentemente es un gobierno que va a intentar reinsertarnos de tal modo en el esquema de la dependencia que muy probablemente, después de haberles pagado a los buitres y después de haber entrado al fondo monetario y después de haber hecho todos los deberes nos dejen como nos dejaron en la década de los 90 cuando hicieron exactamente lo mismo que ahora.

O. L.: Hugo, ¿Cómo imaginás la nueva etapa de construcción política, de liderazgo de la Central de Trabajadores de Argentina en este nuevo escenario?

H. Y.: La tarea principal en este momento para la CTA es tratar de ser un factor que favorezca la posibilidad de reconstrucción de una unidad del movimiento sindical para confrontar con las políticas que representa el macrismo y este intento de consolidar un nuevo modelo porque es la discusión que hay en el país. Muchas veces me preguntan por qué el sindicalismo no sale todo junto a pelear. Y yo digo que en el sindicalismo pasa lo mismo que pasa en el espacio que antes era gobierno donde antes estaba Cristina Kirchner. Está claro que tenemos diferencias entre todas las centrales pero si pudiéramos llegar a juntar en torno a un proyecto de declaración de emergencia ocupacional para prohibir los despidos por un año que sería un proyecto de ley, la reforma del impuesto a las ganancias, un aumento de emergencia por ejemplo para los que cobran la mínima jubilatoria, temas muy concretos como esos. Si eso pudiera aglutinar al movimiento sindical en la mayor amplitud que logremos, y estamos trabajando en eso y se está discutiendo incluso con la CGT de (Hugo) Moyano, sería un avance porque hoy es tan poderoso lo que tenemos enfrente que no podemos dejar a nadie afuera por más que sepamos que después en el camino unos van a intentar reacomodarse con los sectores que intentan la oposición dentro del modelo y otros seguiremos peleando para que la lucha vaya o llegue hasta la posibilidad de reinstalar el gobierno popular y democrático.

O. L.: ¿Te preocupa las nuevas condiciones que intenta poner el gobierno con respecto a controlar la protesta social, la movilidad de los cuerpos de los trabajadores para ganar la visibilidad política? Digamos, es una situación que nos retrotrae a los tiempos de la dictadura militar, a la forma y la lógica con que se organizó el estado de sitio. ¿Te preocupa todo esto? Y en última instancia la pregunta también va a cómo pensás que debería ser resuelto por los trabajadores.

H. Y.: Sí, creo que son dispositivos represivos que se intentan mostrar con nombres edulcorados como el “nuevo protocolo”. Hoy justamente nos informaban, a mí me parece alarmante que se esté votando una ley en la provincia de Buenos Aires que establece un dispositivo represivo más duro que el que anunció la ministra (Patricia) Bullrich con un Ministro de Seguridad que en la provincia de Buenos Aires dice ’bueno, los trabajadores que quieran protestar van a tener una oficina de reclamo. Basta de marcha, basta de piquete. Cada uno si tiene que reclamar tendrá un turno, un número, alguna forma de hacer conocer el reclamo’ y todas estas son formas suaves, tranquilas de generar los mismos efectos que generaba el estado de sitio y yo creo que la represión termina siendo siempre el último argumento.

O. L.: En el momento en que estamos grabando este especial está por pisar tierra argentina el presidente de Estados Unidos, (Barack) Obama. ¿Considerás que estamos frente a una nueva vuelta de tuerca del imperio con respecto a las apetencias que tienen, territoriales, de recursos naturales y estratégicos en nuestro país? ¿Cuánto de eso se da de la mano con la negociación con los buitres y qué rol debería tener el movimiento nacional, popular y básicamente la figura de los trabajadores a la hora de confrontar con esto que tiene poca prensa y que hay mucho de lo que no se conoce?

H. Y.: Sí, yo pienso que hay una jugada que marca claramente una suerte de recuperar la iniciativa por parte del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica y de reasumir su condición de patrón imperial en la región. Y es una jugada que tiene cierta sutileza porque a la vez que marca un gesto de distensión con Cuba es el punto de inicio de una etapa en la que se le aprietan la clavijas a todos los países de América latina que en este momento tienen gobiernos populares y democráticos y está claro que Estados Unidos de Norteamérica, hoy justo poníamos en un comunicado de la CTA, decíamos “señor Obama, usted no es bienvenido porque hace 40 años el gobierno de su país estuvo a cargo de la preparación del golpe de Estado”, de la formación de los militares que actuaron como fuerzas de ocupación, de la CIA e incluso de la acción directa a través del Plan Cóndor que supervisaba el Pentágono. Pero también es cierto que no es bienvenida esta presencia porque viene a ponerle el corolario, el moño a esta decisión de votar a favor de claudicar frente a los fondos buitre que es el umbral de ingreso otra vez a la picadora de carne del Fondo Monetario Internacional porque todos los argumentos que hablan de que vamos a sufrir una lluvia de dólares, que vamos a tener que caminar con cuidado por la calle porque los dólares nos van a caer sobre la cabeza, todas esas mentiras ya las escuchamos, ya somos grandes, ya sabemos qué es la fuga de capitales y que es abrir un país para que la timba financiera se imponga como la lógica y creo que lamentablemente Obama viene a eso, es decir a refrendar este camino.

O. L.: ¿Cuántos años tenés como docente?

H. Y.: Empecé a trabajar en 1970 exactamente.

O. L.: ¿Y en qué lugar? ¿Cuál fue tu primer lugar de trabajo?

H. Y.: En una escuela del Barrio Las Antenas de La Matanza allá pasando Lomas del Mirador, por ahí.

O. L.: Y en aquellos años, ¿cómo era tu mirada de la clase trabajadora y de la organización de la clase obrera?

H. Y.: Yo en aquellos años estaba descubriendo, como muchos jóvenes, el peronismo. Lo hacía a nivel de biblioteca, porque en mi casa eran socialistas, eran antiperonistas con esos argumentos, de que Perón le había robado las leyes obreras a Palacios y yo me formé en ese discurso. Mi abuelo fue el primer concejal socialista de La Matanza, era un farmacéutico de pueblo, de esos boticarios pero conocí leyendo el peronismo en la década del 70. Empecé leyendo literatura y ahí se empezaron a filtrar algunos libros. Conocí el pensamiento de los clásicos nuestros. Y ahí justo se dio que empecé a trabajar. Entonces, como que salí de un cascarón de biblioteca, de clase media típica de Ramos Mejía y fui a trabajar a barrios muy pobres y empecé a tocar al pueblo peronista y a sentirme como parte de eso.

O. L.: ¿Dónde te encuentra el golpe de Estado?

H. Y.: Era maestro en La Matanza, estábamos preparando un paro de Ctera que tenía que empezar el 27 de marzo. Lo habíamos votado en el local de la Unión Cívica Radical, como en ese momento la Triple A tenía amenazados a varios dirigentes de Ctera, me acuerdo que fue un plenario que lo tuvimos que hacer custodiados con guardias con metralletas, tratando de custodiar a los delegados, a algunos que estaban más amenazados que yo que era un pichiluchi, era un delegado muy joven. Y nos encuentra preparando el paro el día 24 y ahí, en nuestro sindicato en ese momento yo en ese momento no era parte de la conducción, yo estaba con Mary Sánchez, un gran personaje que de paso le mandamos un abrazo (la entrañable compañera falleció el 26 de marzo, pocos días después de la grabación de esta entrevista) y ahí decidimos que teníamos que seguir haciendo eso y fueron etapas duras.

O. L.: ¿Cómo se puede elevar la calidad de articulación entre las centrales obreras del continente para que puedan poner en calle a los pueblos y defender el proceso que se inició en América latina?

H. Y.: Ahora estamos hablando de recomponer la alianza social continental porque viene un nuevo escenario. Creo que corremos el riesgo de que finalmente en Brasil haya un retroceso y bueno, tendremos a partir de ahí un mapa distinto, donde el movimiento sindical va a retomar la resistencia y donde ya no vamos a ser parte del proceso de cambio sino sujetos de la construcción, de la reposición de un momento de cambios.

O. L.: Cuando en Mar del Plata se trabajó el No al ALCA recuerdo haber escuchado toda una jornada un encuentro de compañeras y compañeros de todas las centrales sindicales de América latina, de centroamérica y de todas las partes del mundo. Discutían la avanzada del neoliberalismo y llegaban a esta misma conclusión pero no se logró objetar, abroquelar bien esa interacción. Eso comienza después con la unidad en el continente, con Lula, con Evo, con Chávez, con Néstor. ¿Creés que estamos en condiciones de pegar ese salto de calidad ante esa asignatura, por esto que vos acabás de decir, porque es vital?

H. Y.: En el movimiento sindical yo creo que sí. Ahora vamos a discutir en abril que se reúne el ESNA (Encuentro Sindical Nuestra América) que está mayoritariamente compuesto por sectores de izquierda antiimperialista, se reúne la Confederación Sindical de las Américas donde están todas las centrales, creo que va a haber un espacio de unidad que hasta ahora no se había logrado entre esos dos sectores. La idea es sumar a las organizaciones sociales y recomponer un frente de unidad de los trabajadores antiimperialista y que recupere la iniciativa para reponer las políticas de los gobiernos populares. Creo que a nivel de lo que fueron los gobiernos hubo un momento cúspide en el 2005 cuando dijimos No al ALCA y creo que a partir de ahí, sobre todo con la muerte de Néstor Kirchner y de Chávez, y cuando Lula dejó de ser presidente de Brasil, empezó a haber como una especie de, yo no diría retroceso pero sí estancamiento, se amesetó es búsqueda de construir instrumentos que posibilitaran unidad en distintos frentes. Es la gran tarea pendiente. No hay manera de que logremos transformaciones profundas si no logramos una unidad de América latina, porque bueno, Estados Unidos de Norteamérica cambiará sus presidentes pero la política de querer convertirnos en su patio trasero va a seguir siendo la misma.

O. L.: Cuando te encontrás frente a esta bisagra de la historia, y de tu vida en un momento como este, y en instantes de recordar los 40 años del Terrorismo de Estado civil, militar y empresarial, ¿A qué te aferrás? ¿A qué sentimiento, a qué persona, a qué idea? ¿A qué te aferrás para sacar fuerzas de uno ya nos las encuentra y seguís dando la batalla, y juntando los compañeros, y defendiendo las ideas, la organización y destino?

H. Y.: Nosotros tenemos un ejemplo extraordinario que son las Madres de Plaza de Mayo. Porque no hay manera de expresar de forma más clara esa convicción, ese compromiso y ese no rendirse ante la adversidad. Porque si uno tuviera que imaginar alguna correlación de fuerzas más desfavorable que la de la primera marcha no podría. Y sin embargo eso está ahí, muy fuerte. Yo creo que cuando uno dice que Atahualpa Yupanqui nos repitió una y mil veces que “la flecha todavía está en aire” eso es lo que me remite el ejemplo de las Madres.

O. L.: La flecha ahora está en el aire. Gracias, Yasky.

H. Y.: Gracias.

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