El domingo a la tarde los teléfonos comenzaron a sonar acá en el sur. De a poco las noticias llegaban, tardamos en entender que lo que estaba sucediendo era un golpe de estado.

El cerco mediático nuevamente tratando de desorientar nuestras certezas, la derecha guionando los epígrafes de las imágenes que daban la vuelta en nuestras redes.

El discurso de Evo terminó por clarificar el panorama. Hay heridas que vuelven a nacer en el mismo lugar que la memoria pensó haberlas cicatrizado. “A la calle se sale, lleven los trapos, los bombos. Salimos de los trabajos y nos vemos en La Plaza de los Pañuelos”.

La necesidad de encuerpar el dolor con otras y otros. Fue momento de organizar la rabia y la indignación alrededor de una consigna clara: Evo es Pueblo. Un mensaje unificó las distintas expresiones de espontánea organización (esa que nace del mate compartido entre quienes compartíamos las imágenes, o los relatos de Adriana Guzman que nos contaba con la claridad de quién sabe bramar consignas feministas en un mundo patriarcal lo que durante esas horas se vivía en Bolivia).

Desde la Asociación Cultura de Residentes Bolivianos de Bariloche se convocó a las 17 horas a “pueblos originarios, organizaciones políticas, de derechos humanos y sindicatos” a acompañarles en esta expresión contra el Golpe de Estado que se estaba llevando a cabo en esa tierra que los vio nacer.

La plaza de hoy contó con muchos oradores, de distintos lugares y sectores. En Furilofche los jallalla se encontraron con los afafan y los marichiweu. La gente tardó mucho en desconcentrar, como cuando se espera una explicación a algo que está sucediendo. Como cuando el pueblo se aferra a la indignación, organiza la rabia y traspasa las fronteras. Desde el sur profundo levantamos la wiphala y gritamos fuerte que acá estamos...para Evo que es pueblo.

(*) Delegada ATE Conicet Verde y Blanca, Bariloche.

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