Con la presencia de numerosas delegaciones internacionales, del ministro de Trabajo, Carlos Tomada; ministro de Economía, Axel Kicillof, se realizó el acto conmemorativo del los 10 años del NO al ALCA.

El emotivo cierre del compañero Hugo Yasky, nuestro secretario general, sintetizó con sus palabras lo que fue el mensaje de apoyo generalizado de los compañeros y compañeras que lo antecedieron respecto a la candidatura de Daniel Scioli para el próximo 22 de noviembre y lo que significa para la Patria Grande.

Discurso Hugo Yasky 22 de noviembre 2015 – NO AL ALCA - FOETRA

Compañeras, compañeros: la verdad es que hoy fue un día para nosotros, rico en debate; un día que empezó a la mañana con el compañero embajador de Palestina, una jornada de solidaridad con los compañeros de Palestina y siguió con este encuentro.

Cuando nosotros decidimos convocar a este encuentro no sabíamos en qué Argentina íbamos a estar. Teníamos un poco de temor a convocarlo porque pensábamos: a ver si todavía estamos en ballotage y nosotros venimos con los 10 años del ALCA.

Y dudamos mucho, durante mucho tiempo y lo discutimos, pero después tuvimos la convicción, y creo que no nos equivocamos, luego de todas las cosas que dijeron nuestros compañeros de las distintas centrales sindicales. Los aportes que hicieron las compañeros y compañeros que nos ayudaron a pensar en esta tarde, que no nos equivocamos. Porque hay algo en este cambio de época que va a quedar inscripto definitivamente y es ese noviembre de 2005 en Mar del Plata. Eso no va a haber nada que lo pueda borrar.

Nosotros, como lo decía el compañero (Roberto) Conde, podemos tener avances o retrocesos, pero hay algo que va a quedar de manera indeleble, y es que la historia de América Latina volvió a conectarse con aquel primer intento de construir la Patria Grande en Mar del Plata, en el 2005.

Desde que yo tengo memoria, como dirigente sindical, fue la primera vez que lo que gritábamos, el pueblo en la calle, coincidía con lo que decían los presidentes, adentro de esas cuatro paredes, donde se hacía la Cumbre. Primera vez que el sentimiento de rebelión ante la opresión de ese amo imperial, que tantas veces nos había pisoteado, en los distintos lugares, de lo que ellos consideran el “patio trasero”, exactamente estábamos en la misma sintonía. Y eso cambia cualitativamente la historia. Porque si hay algo que queda absolutamente cierto, indiscutible, es lo que aquí planteaba el compañero de Uruguay y otros compañeros anteriormente.

Hay una tarea estratégica que es la tarea de la clase trabajadora y los sectores populares, y es la construcción de la unidad de los trabajadores de América Latina. Sin esa unidad, el imperialismo y las clases dominantes de nuestros países, indefectiblemente nos van a llevar a la derrota. Aislados no es posible imaginar escenarios de liberación que empiecen en un año en Brasil, y a los 40 años se sucedan en otro lugar. Eso no existe. Aislados nos llevan indefectiblemente a la derrota. Nos llevan a tener que aceptar las reglas de juego del imperialismo. Las reglas de juego del imperialismo, son las de las clases dominantes, que además siempre lo hicieron de tal forma que naturalizaban esa dependencia.

Recuerdo ministros de Economía que explicaban que había que transferir las escuelas de la Nación a las provincias; que había que privatizar las jubilaciones, la salud, porque era una carta de intención que se había firmado con el Fondo Monetario Internacional y el país estaba obligado a cumplir. Ese mecanismo de dominación, donde el compromiso con el Fondo Monetario Internacional, explica la aplicación del programa de la clase dominante, que durante tanto tiempo recibió como coartada hasta tener que desentenderse. No lo hacía con interés propio, lo hacían por el prestigio de la Argentina, que tenía que cumplir con las obligaciones del exterior. Esto es lo que quiero que quede claro en este momento.

Por eso la derecha en Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay, plantea en todas partes lo mismo: “Tenemos que terminar con la fantasía ilusoria populista, de que es posible la unidad de los pobres de América Latina, porque con eso no vamos a ninguna parte, y hay que asumir con madurez política, que países como los nuestros tienen la posibilidad de tener un lugar bajo el sol en la relación con los Estados Unidos de Norteamérica y con Europa”. Ese es el discurso que repiten todos los días. Y cuando ven que hacemos un acto con Evo Morales, con Lula; cuando ven que recordamos el rechazo al ALCA, nos miran con desdén, y los periodistas explican a la audiencia que se trata de gente que no entiende en qué mundo está viviendo. Es gente que vive en un espejismo, en una ilusión, en algo que jamás la realidad pudo demostrar que pudiera concretarse. La Patria Grande. Y nosotros tenemos que tener absolutamente claro que esa Patria Grande es la condición sine qua non, no para que logremos mejoras o avances parciales, la condición sine qua non para definitivamente inaugurar la construcción de experiencias de gobiernos que signifique romper la lógica de la dominación. De la dominación ejercida por los que están afuera del país y por la dominación ejercida por los que están dentro del país.

Nosotros creemos firmemente que ésta es una disputa entre dos modelos, entre dos proyectos de país. Ahora quedó más claro que nunca. Y ahora que quedó más claro que nunca, las clases dominantes y sus medios de comunicación se empiezan a preocupar. Ahora están denunciando la campaña del miedo. Están diciendo que estamos mostrando cosas para asustar al votante. A mí me parece que hay algo que está pasando y es muy interesante, hay un reverdecer del debate político. La gente por abajo está empezando a tomar la iniciativa en sus manos, haciéndose cargo del debate político para definir hacia qué Argentina vamos, y está definiendo con su participación un cambio. Y ese cambio los pone nerviosos, porque ellos se pueden bancar las campañas de los políticos, lo que no se pueden bancar es que el pueblo ocupe el espacio haciéndose cargo de la discusión política en su propias manos. Y eso es lo que tenemos que defender. Hace una semana que estábamos nosotros en la defensiva. Ahora están ellos a la defensiva.

Hoy Feinmann me hacía un reportaje. Y entonces Feinmann me decía que esta era una campaña del miedo. Y le contesté: “Lo que digo es lo que dice Macri. No es que estoy inventando. Yo simplemente soy ‘el medium’ y Macri golpea en la mesa. Yo digo: ¿Usted dijo que había que privatizar las jubilaciones? (Toc, toc -golpea en la mesa). ¿Usted dijo que los salarios son un costo que había que bajar? Toc, toc”. Entonces lo único que estamos haciendo es decir lo que Macri dice. Ahora, que eso produce miedo en los trabajadores, seguro. Es Macri el que produce miedo.

Yo creo que está más claro que nunca que estos dos proyectos de país que se confrontan, independientemente de lo que interpretan un proyecto y el otro, porque podría no haber sido Macri el proyecto de la clase dominante, podría haber sido otro, y podría no haber sido Scioli nuestro proyecto, podría haber sido otro, podría haber sido cualquiera, pero lo que no podría haber sido distinto es llegar a esta encrucijada donde finalmente, los dos proyectos, o mejor dicho, donde una vez más, los dos proyectos, porque así pasó cuando se produjo el golpe genocida; así pasó cuando lo derrocaron a Perón en el 55; así pasó el 17 de Octubre del 45. Así pasó cada vez que la clase trabajadora fue capaz de tomar la iniciativa e imponer las reglas del juego.

Yo creo que hay algo que está claro. Cuando decimos la clase dominante hablamos de los dueños del poder económico, del poder concentrado. Los dueños de la Sociedad Rural; son dueños de la opinión que se publica. Los dueños de los medios de comunicación. Los dueños de lo que sale en la televisión. Son los dueños de las ONGs, que en su inmensa mayoría están financiadas por capitales internacionales que promueven las ideas republicanas, del diálogo, del consenso, de la alternancia, todo esto que son los preceptos del republicanismo puro.

La otra vez, decía García Linera: “Las democracias que se basan solamente en la institucionalidad son las democracias débiles, porque cuando la democracia no tiene liderazgos, no tiene masas en movimiento; solamente se es líder cuando hay masas en movimiento”. Y hay masas en movimiento cuando las condiciones históricas generaron un liderazgo para que las haya. Y los que defienden la democracia sin masa en movimiento, y sin líderes populares que los representen, en realidad defienden la democracia consistente en la dominación de la clase dominante a través de los instrumentos que ellos poseen, que es el poder económico.

Entonces nosotros, como Central, que muchas veces somos presentados como la Central oficialista -y fíjense si seremos oficialistas, que se va el ministro de Economía, y tenemos otro ministro, el de Trabajo. Pero esto fue un gran debate, porque nosotros tuvimos que discutir qué es la autonomía. ¿De quién tenemos que ser autónomos como Central de Trabajadores? Y está claro que tenemos que ser autónomos de la clase dominante, del proyecto de la clase dominante. No podemos ser autónomos de un gobierno popular que es enfrentado por las clases dominantes. Eso no es autonomía. Autonomía es saber que hay combates que vamos a dar y luchas y posicionamientos que vamos a tener. Independientemente de los tiempos del gobierno al que nosotros defendemos. No vamos a esperar que un ministro nos llame para decirnos hay que hacer esto o lo otro. Pero es la autonomía de la clase dominante la que elegimos. Nosotros no somos neutrales en este momento que discutimos en la encrucijada donde dos proyectos confrontan.

Y la clase dominante quiere volver a Brasil, a la Argentina, a otros países de América Latina, porque las políticas populares tuvieron la virtud de generar riquezas. La Argentina en el 2001 era un cuerpo enflaquecido al que casi ya no se le podía sacar nada más. Lo último fue la pesificación asimétrica. El último tarascón donde se llevaron el pedazo de carne que quedaba, fue la pesificación asimétrica. Después dejaron el muerto para que nadie descubriera el desastre que habían hecho. Por eso De la Rúa salió en helicóptero. Por eso Duhalde, después del asesinato de Kosteki y Santillán, también tira el muerto, para a ver quién se hacía cargo. Porque de acá no salía nada, quedaban los huesos de este país.

Pero ahora este país construyó mucha riqueza. Este país, ahora de nuevo, contrariando las mentiras que cuentan. Porque acá debo decir lo mismo que decía Joâo Felicio hoy: si uno lee lo que dicen de Brasil, la imagen que nos hacemos nosotros, es la de un país hundido en una crisis brutal, canibalismo para tratar de sobrevivir. Eso dicen de Brasil. Y, sin embargo, tiene 360 mil millones de dólares de reservas. De Argentina dicen lo mismo, ahora fíjense ustedes, si uno compra las revistas especializadas que leen los empresarios, ve que en la Bolsa de Nueva York los valores de la Argentina están subiendo, y no bajaron nunca. La Argentina es un país que además del valor que tiene para la geopolítica de la dominación de ellos, es un país con muchas riquezas.

Y ellos vienen a hambrear a nuestro pueblo. Digan lo que digan, el plan que están, diría yo, musitando, porque lo dicen en voz baja, el que ellos están pergeñando y que no pueden mostrar, es un golpe terrible para hambrear a nuestros pueblos. Y nosotros todavía afuera no lo podemos decir. Yo no lo quiero decir por la radio, porque van a decir que estamos amenazando al futuro gobierno antes de que haya sido electo. Pero está claro que si por algún motivo nos tocara perder, nosotros vamos a ir a pelear a la calle contra ellos. Vamos a estar otra vez en la calle con nuestras compañeros y compañeros. Y recuerden lo que va a pasar. Muchos de los que van a terminar votando a ese gobierno, nos van a venir a exigir a los pocos meses que salgamos a poner la cara, para tratar de resolverles los quilombos que le va a significar llegar a fin de mes por la política de estos tipos que ellos votaron.

No lo podemos decir para afuera. Nosotros vamos de todas formas, siento a partir de esa reacción que veo en la gente; de cómo espontáneamente los trabajadores están dando pelea; en los lugares de trabajo, algunos discutiendo entre ellos; de cómo se están escribiendo volantes de manera increíble. Gente que agarra escribe y pega en el vidrio de un almacén, en una estación de servicio. Es decir, está empezando a surgir una especie de convocatoria que creo que nos está indicando que si salimos a militar, a hablar con los que no están convencidos, no hacer plenarios entre los que estamos convencidos, sino salir a pelear al que no está convencido, a ganar de a uno, entonces estén seguros de que el día 22 la podemos ganar.

Y qué importante, cuánta gratitud sentimos hacia los compañeros que vinieron. A los compañeros de Uruguay, de Brasil, de Paraguay, de Cuba, de Bolivia. Cómo nos reconforta. Creo que todos los compañeros de la CTA deben sentir la misma felicidad interior que siento en este momento porque uno a veces duda, se cuestiona, porque somos los únicos que con una actitud decididamente militante, sin pedir nada a cambio. Y está el ministro de Trabajo, sin esperar nada más que estar con nuestra conciencia tranquila, hemos bancado a este gobierno en todas las situaciones en que estuvo en la mira de quienes lo atacaron.

Si la CTA creció como referencia política para los trabajadores de este país, e incluso para los compañeros que están en la CGT; si hoy somos una referencia política, una voz escuchada, es porque interpretamos eso, que muchos trabajadores tienen como una convicción: que éste fue el único gobierno desde Perón, que cabalmente los representó, que cabalmente les modificó la vida.

Y a veces eso, ir contra toda esa corriente, a veces genera que nos preguntemos: ¿estaremos haciendo bien las cosas? Y hoy, cuando escuchamos acá, a todos los compañeros de las Centrales que vinieron, diciendo que el 22 la única opción que tienen ustedes los argentinos, la única opción que tenemos los que en América Latina queremos seguir esta pelea, es que gane Scioli. Y escuchar lo de los compañeros y compañeras de las otras Centrales, para nosotros tiene un valor enorme. Porque es saber que efectivamente en esta pelea no estamos solos.

Por eso nosotros fuimos a marchar en Tegucigalpa cuando lo estaban derrocando a Zelaya; por eso fuimos a Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra, a bancarlo a Evo, en un acto ahí en medio del quilombo que era Santa Cruz de la Sierra; por eso estuvimos con los compañeros de Paraguay; por eso estuvimos con los compañeros de Venezuela. Y por eso sé que todos los que estamos acá, vamos a estar juntos en las futuras luchas que vienen, porque la derecha, va a perder la elección en la Argentina, pero al otro día va a estar desestabilizando; al otro día va a estar generando pánico económico; al otro día va a estar conspirando, y en eso tenemos que seguir estando juntos.

Y termino con esto:
Desde el primer día dijimos: convoquemos a reivindicar el No al Alca pero, por favor, no hagamos un acto nostalgioso. No hagamos un acto para mirar el pasado y lagrimear. Hagamos un acto que nos comprometa con el presente y que nos comprometa con las luchas que la clase trabajadora y los pueblos de América Latina debemos dar, para definitivamente terminar con la dominación, la explotación, el hambre, y con el espíritu agresivo del imperialismo yanky.
¡Fuerza!
¡Viva la Unidad de América Latina!
¡Viva la solidaridad de la clase trabajadora de América Latina!
¡Viva el destino de la humanidad liberado de la explotación!
Gracias compañeros y fuerza.
El 22 la ganamos; el 23 festejamos, y el 24 seguimos peleando.

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