El resultado del ballotage brasileño de este domingo 30 llega como un trago de alivio y esperanza: Luiz Inácio “Lula” Da Silva derrotó al actual presidente Jair Bolsonaro, de extrema derecha. Aunque se trate de una ajustada victoria -50,90% a 49,10%- representa un enorme avance para el mundo, la región y el país carioca, que tiene una población de unos 215 millones de habitantes.

Así, a partir del próximo 1º de enero, Lula Da Silva será el nuevo presidente del Brasil, bajo la Coalición Brasil Esperanza, que tiene al exgobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin como vicepresidente y que está compuesta por el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Comunista de Brasil (PCB), el Partido Verde (PV), Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Red, Solidaridad, Avante y Actuar.

En términos de números, la participación electoral fue casi la misma que la de la primera vuelta: un 79,5% del padrón concurrió a votar, lo que representa a unos 124 millones de ciudadanos; mientras que el porcentaje de abstenciones volvió a ser muy alto: un 20,59 % de votantes, es decir más de 32 millones de personas que no concurrieron a votar. En cuanto a cantidades de votos, Bolsonaro aumentó su caudal en 7 millones, mientras que Lula lo hizo en 3. A pesar de tratarse de la más reñida de la historia, esa diferencia de 2.139.436 sufragios puso freno al avance de la ultraderecha.

En ese marco, en el discurso que diera una vez conocidos los escrutinios, en el Hotel Intercontinental, Da Silva apuntó: “ No existen dos Brasil, somos un único país, un único pueblo, una gran nación”. Acompañado por un conjunto de dirigentes del Partido de los Trabajadores y su esposa Janja, Lula también agradeció “al pueblo brasileño, al que me votó y no me votó. Estoy aquí para gobernar esta nación que se encuentra en una situación muy difícil”, al tiempo que agregó “había dos proyectos de país, pero el único vencedor es el pueblo brasileño”.

Al mismo tiempo, el dirigente sindical afirmó: “A nadie le interesa vivir en un país en clima de guerra, es hora de bajar las armas”, en clara referencia a la gestión de Bolsonaro, marcada por un aumento de la tensión y la violencia fascista. Lula sabe que este, su tercer mandato -luego de estar al frente del Poder Ejecutivo de Brasil desde el 2003 al 2001- le llega ante un país dividido y con oposición al frente de las gobernaciones de varios estados y del Congreso.

Si bien el escenario es preocupante, peor hubiese sido el retroceso de mantener a Bolsonaro en la presidencia de Brasil. Y sólo Lula podía vencerlo. Esta bocanada de aire fresco no es solo metafórica: Lula también se refirió a la deforestación de la Amazonía y recordó que durante su gestión se logró de reducirla en un 80% y que luchará por la deforestación cero. “El planeta necesita de una Amazonía viva”.

El discurso completo puede verse haciendo click aquí

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