El compañero Hernán Brienza es columnista en el programa “Mañana es hoy”, que conduce el periodista Roberto Caballero, donde presenta tangos. También se desempeña en la sección política del diario Tiempo Argentino.
Compartimos la segunda parte de la entrevista desde el estudio de Radio Central.

Dialogamos en esta oportunidad con el periodista Hernán Brienza sobre su sensación al respecto del lanzamiento de los satélites geoestacionarios Arsat I y II; acerca de los puntos pendientes en agenda del modelo de inclusión social y sobre la actualidad del movimiento sindical en la Argentina.

Radio Central: Hernán, ¿qué sentís de ser contemporáneo del lanzamiento de dos satélites geoestacionarios, el Arsat I y ahora el Arsat II?

Hernán Brienza: Te voy a desilusionar un poco porque no entiendo nada de tecnología. Entonces pienso, qué estarán haciendo estos tipos ahí. Yo pensaba, bueno, pero no tenemos la bomba atómica, porque para mí sería importante que Argentina tuviera la bomba atómica, porque entonces ahí vos te sentás a hablar en la mesa de negociaciones de otra manera. Qué sé yo. No entiendo bien qué hacen esos satélites. Sé que es importante. Sé que es fundamental pero no termino de entender. Tengo una relación con la tecnología un poco extraña. O sea, yo no sé qué hay dentro de los teléfonos. Los uso, con las computadoras me pasa lo mismo, pero no tengo una fascinación por esas cosas. Entonces, a mí por ejemplo me impresionan muchísimo más otras cosas del kirchnerismo. Cuando me mudé al departamento donde vivo ahora, en Villa Crespo, todas las fábricas de mi barrio estaban cerradas, y un día empecé a ver que salía gente alegre a las cinco de la tarde de la fábrica de al lado. Y dije, el país está cambiando. Y hoy, a las 5 de la tarde no podés caminar por Avenida Dorrego, que es por donde vivo yo, porque está lleno de gente que está saliendo de las fábricas de seda, que hacen ropa, las fábricas textiles, y yo digo, yo sé que lo del Arsat es trabajo de gente calificada, me parece que las grandes virtudes son más pequeñas.

R.C.: Siendo un militante del movimiento nacional y popular, del modelo económico de inclusión social, ¿qué cosas del kirchnerismo te duelen? ¿Qué cosas sentís con las que todavía estamos en falta?

H.B.: A mí lo que menos me seduce es la lógica de amigos-enemigos, que plantea en algún punto el kirchnerismo. Yo sé que hay un empate hegemónico en Argentina, sé que hay un ellos y nosotros en alguna manera, pero esa lógica buenos y malos, blancos y negros, me parece que hay que superarla en forma discursiva. Siempre lo dije, me pareció raro, me parece una propuesta menos interesante para hacerle a la sociedad. Creo que Argentina tiene una gran deuda que es la infraestructura de la pobreza, que no la puede resolver un gobierno, se resolverá en décadas y décadas. Cuando digo infraestructura me refiero a cloacas, a casas, a asfalto, me refiero al tema de la vivienda, la educación, los caminos, a ese tipo de cuestiones que me parece que son fundamentales. Porque vos podés tener gente que está por encima del nivel de pobreza, que gana más de 150 dólares, o 300 dólares, según donde pongas el límite, pero todavía está viviendo en situación de infraestructura de la pobreza. Donde las calles son de barro, se inundan, no tienen cloacas, y tenés gente que cobra menos que eso y tiene buena infraestructura. Lo que más me interesa de todo, y me interesó siendo chiquito, fue el tema de la pobreza. Yo vivía en Villa Lugano, y para ir a la casa pasábamos por la General Paz y la Richieri, y siempre veía casas de lata, entonces eso siempre me llamó mucho la atención. Mi vieja me hablaba mucho de eso. Mis viejos eran peronistas y me hablaban mucho de eso, y me quedó como grabado esa tristeza de la pobreza. Lo más digno que tiene la pobreza es salir de la pobreza. No creo en esa cosa de disfrazarse de pobre. No creo en esa lumpenización del individuo para hacerse el militante o el revolucionario. Yo creo que la pobreza es fea. La pobreza es que tus hijos no puedan comer. Es que tus hijos no tengan regalos como tienen los demás. La pobreza es humillación. La pobreza es la mirada de desconfianza y de asco de los que tienen plata. No hago un culto a la pobreza. Me parece que lo mejor que tiene el peronismo es que no haya un culto a la pobreza. Hace un culto a la alegría; un culto a la fiesta que significa dejar de ser pobre. Entonces, si el peronismo no está en el trabajo de sacar la pobreza, no está siendo peronista.

R.C.: ¿Cómo ves al movimiento sindical en la Argentina, hoy en día, y cómo te sentís ahora en la Central de los Trabajadores, la del compañero Hugo Yasky?

H.B.: Bueno, yo tengo con Hugo una relación de admiración. Creo que es uno de los compañeros dirigentes más interesantes que tiene el movimiento obrero. Me parece que el movimiento obrero debería tener una participación mayor en las decisiones del movimiento nacional. Creo que tendría que estar más cerca del gobierno nacional, en toda su extensión y en toda su comprensión. Creo que hay que renovar, hacer más transparentes las elecciones en los gremios que pueden ser más fácil de defender y legitimar, y creo que tenemos que ir a una renovación de cuadros, y también de conceptos. Hay que profundizar la formación de cuadros en el movimiento sindical argentino. Que tengan práctica, pero que también alcancen un nivel de conocimiento teórico que les permita concientizar esa práctica hacia los trabajadores. Creo que la CTA lo hace bien, hay gremios que lo hacen bien y es un buen camino. Pero creo que es necesario también repensar las relaciones de trabajo; repensar la representación en el trabajo, y también repensar qué hizo el movimiento obrero organizado en las últimas décadas. Qué pasó en los 90, qué pasó en los 70. Qué pasó hoy también. Se merece un debate público mucho más importante de lo que propone la prensa liberal en la acusación directa y sin independencia de los intereses de las patronales. Cuando se pide autocrítica a los trabajadores, lo que están haciendo es una maniobra de las patronales para criticar y deslegitimar al movimiento obrero organizado y hay que salir de esa trampa. Esas críticas de algunos casos testigos de mala representación o de corrupción son utilizados por la prensa liberal, justamente para deslegitimar las luchas de los trabajadores. El movimiento obrero se tiene que cuidar de eso e ir hacia un proceso de reestructuración que lo vuelva a hacer potente y esa potencia no puede no estar ligada a los gobiernos peronistas y a los gobiernos nacionales y populares.

La Parte 1 de la entrevista se puede leer en el siguiente enlace: http://www.cta.org.ar/hernan-brienza-en-radio-central.html

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