Gracias, compañeras, gracias compañeros. No saben ustedes el orgullo inmenso que podemos sentir, que siento yo, de ser representante de estos trabajadores, de estas trabajadoras, capaces de dar esta demostración de dignidad, de convicción, capaces de arrancar, como arrancamos desde lo profundo de la Patagonia; desde el Cerro de la Gloria, en Mendoza, a pesar de los aprietes, allá, entre el Chaco y Resistencia; los compañeros que arrancaron de Jujuy, frente al penal donde está esa rehén de la oligarquía jujeña, la compañera Milagro Sala símbolo de nuestra lucha; los que arrancaron frente a la Casa Histórica de Tucumán; los que soñaron en Santiago del Estero, con que un grupo de alumnos y alumnas de la escuela pública iba a demostrarle a los cipayos de las clases opulentas que tenemos Patria, que tenemos dignidad, que estamos de pie, que tenemos identidad y que tenemos historia. Somos Pueblo, somos América Latina, somos la Argentina que no se rinde.

Unidad de los trabajadores. Solamente hubiese sido posible este hermoso acto con esa unidad. La unidad también, que marca un momento nuevo, distinto, en la confluencia del movimiento sindical y de los movimientos sociales; la unidad en la convergencia con el movimiento estudiantil, con los organismos de Derechos Humanos, con los pequeños productores de las Apymes, que han estado con nosotros, los pequeños productores del agro y la agricultura familiar; la unidad con los trabajadores informales, la Cnct, las empresas recuperadas, la Cetep, la FTV, el Frente Transversal, muchas más. Unidad con las organizaciones de izquierda; unidad con las organizaciones que representan al sector agrario; con los cooperativizados. Esa unidad es el mapa del campo popular, que el liberalismo y el neoliberalismo quiere dividido, quiere roto, quiere que cada pedacito no encastre con el otro. Si ellos nos logran dividir, van a lograr dominarnos. Si nosotros construimos la unidad con la convicción de que esa unidad es para la lucha, por la liberación, por la emancipación social, la justicia social, si esa Unidad la construimos somos invencibles. Y hoy, en esta marcha, en este día, yo lo decía cuando estuvimos en el Cerro de la Gloria, a veces la historia nos pone en el día, en el lugar, en la hora y el momento en que casi sin darnos cuenta. Hoy cuando salíamos de casa, o del trabajo, casi sin darnos cuenta, sin ser conscientes, la historia nos pone en un punto en el que somos protagonistas de un cambio profundo, de una nueva historia y hay que ser conscientes de que hoy la historia nos dice: la Argentina va a cambiar porque este pueblo no se arrodilla ante el poder económico ni ante la represión.

Para nosotros no es lo mismo que no hubiesen estado acá los compañeros del Sindicato de Camioneros y el compañero Pablo Moyano de la CGT. No es lo mismo si no hubiesen estado acá el compañero Sergio Palazzo, el compañero Ghilini, el “Gringo” Amichetti, y el resto de los compañeros de la Corriente Federal. No hubiese sido lo mismo si no hubiese habido tantos compañeros y compañeras de sindicatos de la CGT.

Ayer en Rosario, la CGT regional San Lorenzo, y el movimiento sindical rosarino de la CGT; las dos CTA. En Mendoza, los sindicatos de la CGT y las CTA con los movimientos sociales; en la Patagonia, en Mar del Plata, ahí por abajo, la unidad de la CGT y la CTA crece, se hace fuerte, y esa unidad por abajo es la que nos permite decir que estamos en camino de la construcción del sujeto colectivo que va a poner en este país la agenda social que el gobierno se niega a discutir.

Es verdad, para ellos esta presencia multitudinaria, este acto que lo habíamos imaginado cuando empezamos a caminar el país. Si tuviéramos que contar los que estamos acá, la cantidad de asambleas, de plenarios, de encuentros, pero así se fue construyendo, desde abajo, fíjense, desde abajo y desde el borde. Porque intentaron ocultarnos, porque intentaron ningunearnos, porque grandes medios de comunicación, que forman parte del aparato y de la maquinaria oficial de la opresión, ocultaron, no mencionaron, ni siquiera hablaron de una marcha federal. Había algunos que decían: hay congestión de tránsito. Para ellos, en lugar de un pueblo con dignidad, luchando por sus derechos, somos apenas una congestión de tránsito. Pero bienvenido sea. Va a haber muchas congestiones de tránsito y van a crecer, porque este pueblo no se rinde.

Para ellos cuando el pueblo sale a la calle, eso constituye una amenaza para la democracia. El pueblo en la calle significa que la democracia entra en vilo, pero lo cierto es, que cuando salían en las marchas de la opulencia los caceroleros, cuando ocupaban calles y calles de la ciudad, eso era el canto a la democracia, la oda a la democracia. Cuando un pueblo sale a la calle, la democracia está en peligro. Cuando un rico sale con la cacerola la democracia está de fiesta. ¿De dónde sacaron esa manera de leer la realidad, para que solamente lo pueda entender los que forman parte de la clase del privilegio.

Y fíjense esa doble vara. Cuántas veces la escuchamos en el discurso oficial. En ese discurso que dice que el Estado no puede gastar dinero en sostener dispendiosamente el gasto social, los servicios culturales. El Estado tiene que ser un Estado que ahorre recursos. Lo dicen una y mil veces, y sin embargo, si leemos la lista de los empresarios que se han enriquecido en este país, por ejemplo, el grupo al que pertenece el empresario Mauricio Macri, amasaron su fortuna prendidos a la teta del Estado. Son un empresariado parasitario que vivió chupando de la teta del Estado, pero cuando el Estado le da una moneda a un pobre, ponen el grito en el cielo y dicen no puede ser.

Nosotros, desde esta plaza donde se resume la historia de las luchas del pueblo, la mejor historia de todas las luchas del pueblo es ésa que está ahí. La historia de estas mujeres con sus pañuelos blancos, la historia de estas Madres, de estas Abuelas. La historia de estas mujeres que en la más terrible adversidad, porque si había que imaginar un momento difícil, duro, adverso para salir a la calle, eso era en el inicio del genocidio, mientras se derramaba todos los días, a cada hora, sangre de jóvenes, de mujeres. Muchos de los que hoy están en la lista, en esa especie de bronce, que tiene la Sociedad Rural; muchos de los que están en las placas de la Bolsa de Cereales, muchos de esos apellidos, vienen del linaje de los que se mancharon de sangre, sangre de argentinas y argentinos. Donde esa clase dominante que hoy vive con un sentimiento de revancha, este tiempo, pero nosotros le decimos: aprendan del ejemplo enorme y la estatura ética enorme de esas Madres, de esas Abuelas, que jamás buscaron venganza, que jamás reclamaron justicia por mano propia y que nos enseñaron que la única lucha que se pierde es la que se abandona. En ese ejemplo somos invencibles.

Tenemos que proteger nuestro patrimonio. A veces nos resulta fácil de entender qué es proteger el patrimonio, cuando pensamos en las Islas Malvinas; en nuestros recursos materiales, el agua, el petróleo. Tenemos que educar a nuestros hijos para que sepan que eso es un patrimonio que hay que defender, pero hay otro patrimonio cultural que tiene que ver con nuestra historia, con nuestra integridad como persona, con nuestras ideas, y ese patrimonio cultural es el de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Eso hay que defenderlo, no hay que dejar que pueda ser mancillado con comentarios de mequetrefes que se piensan que porque tienen un micrófono en una radio están habilitados para intentar mancillar y para enlodar a quienes tienen una estatura frente a la cual no les llegan ni a los tres milímetros de una cucaracha.

Venimos acá a decirles, como decía el compañero Pablo Micheli, orgulloso de compartir con él esta convocatoria. Decía Pablo Micheli: no somos nosotros los que ponemos palos en la rueda, al contrario al presidente de la Nación, que suele padecer de un prolongado estado de ceguera y sordera, le decimos que no siga leyendo el diario de Yrigoyen de Magnetto, que no siga leyendo las noticias que le dan los periodistas de guerra del Grupo Clarín, que lea la realidad de lo que hay en la calle y en la calle lo que hay es hambre; en la calle lo que hay es desazón; en la calle lo que hay es tristeza; en la calle lo que hay es miedo al futuro, como hace mucho que no teníamos en este país. Y nosotros decimos, nosotros queremos sacar los palos de la rueda, queremos sacar los palos de la rueda que metieron en nuestro salario, queremos que se reabran las paritarias, no queremos un bono para llegar a fin de año, queremos un salario para llegar a fin de mes. Hay que reabrir las paritarias ya.

El ejemplo del paro docente de hoy, convocado por los compañeros de la Ctera, de Sadop, de UDA, todos juntos, un paro total que nos está mostrando que el camino es éste, luchar para reabrir la paritaria, porque si la paritaria no se reabre, la economía del país se va a seguir hundiendo.

La crisis de las pequeñas empresas tiene que ver con que el mercado interno se está retrayendo, hay recesión económica. Hoy no tenemos plata para ir a comprar. Compramos lo mínimo. Las empresas cierran; compramos lo mínimo, los empresarios comienzan a echar a trabajadores; compramos lo mínimo, los empresarios bajan las persianas; comprar lo mínimo es comprar recesión. Ellos dicen, si yo mantengo el salario bajo, la gente no compra, los precios caen, pero eso es lo mismo que querer curarle la presión arterial a una persona metiéndola cinco días en el freezer, la presión desaparece pero la persona muere. No queremos eso para nuestro mercado interno. Queremos salario digno, empresas que funcionen, pueblo que pueda comprar, economía que se mueva.

Lo mismo nos pasó con la Ley Antidespidos, y acá fíjense, que en esa época fueron las cuatro centrales. Hoy los compañeros de la CGT se han unificado y tenemos que seguir el ejemplo, las dos CTA, nos tenemos que unificar, hay que buscar ese momento. Nosotros en aquella oportunidad, todas las centrales sindicales, el 29 de abril, convocando a un acto que fue para mí, uno de los más maravillosos y me imagino que si ahora nosotros somos 200000, recién le decía a los compañeros de la CGT, qué pasa en este país si dentro de 20 días, un mes convocamos a un enorme acto de todas las centrales sindicales, dónde vamos a tener que hacerlo para que la gente entre. Y ése es el desafío.

Con ese acto, nosotros logramos con ese acto, con la unidad de todas las centrales, que se pudiera votar en el Congreso de la Nación la Ley Antidespidos. Era una ley que venía a ponerle un paraguas protector al empleo. El presidente de la Nación, después que el Congreso, que el Senado de la Nación, la aprobaron, agarró la ley, la rompió en pedacitos, y dijo en una conferencia de prensa, la veto, porque soy el que manda; la veto porque mi clase, es la clase dominante. Hoy tenemos el doble de despidos que teníamos en ese momento.

Le hizo firmar un papel trucho a cuatro o cinco amigos empresarios, pero hoy en Çórdoba, 11.3% de desocupación; Rosario 11.5%; Buenos Aires 11.4%; 11 puntos de desocupación en los conglomerados industriales, por lo cual nosotros decimos: Vamos a dar batalla en el sector público y en el sector privado para que no haya un solo despido más. Necesitamos discutir la emergencia ocupacional, para garantizar que ni un solo trabajador quede en la calle y ni una sola trabajadora pierda su trabajo.

Compañeras y compañeros, necesitamos que el salario no tenga cepo; que la jubilación tenga el aumento de emergencia; que a la pequeña empresa no se la desparrame por el piso con el tarifazo; que la familia no tengan que elegir entre comer o pagar las tarifas, por eso decimos que el día que se trate en la audiencia pública, los nuevos cuadros tarifarios, las centrales sindicales, las dos CTA, los compañeros de la CGT vamos a convocar a estar movilizados, presentes y discutiendo el nuevo cuadro de tarifas.

Por último, decirles que el día lunes va a viajar y lo voy a hacer yo, una delegación de la Central Sindical y de la Ctera, a Colombia, porque vamos a declarar en Colombia la escuela como territorio de paz, vamos a declarar que el movimiento sindical, apoya el proceso de paz, nos vamos a reunir con el presidente de Colombia para decirle desde ahí a toda América Latina, no queremos dictadura, no queremos represión, no queremos bases militares en nuestro continente, no queremos enfrentarnos en nuestros países, no queremos tratados de libre comercio para entregar a los trabajadores, no queremos reforma laboral, queremos paz, dignidad, salarios justos. Ésas y no otras son las banderas de nuestra lucha, las banderas de la democracia.

Hoy, acá, en esta Marcha Federal, decimos: empezó la cuenta regresiva de ese paro nacional convocado por todas las centrales del país para decirle al gobierno: hasta acá llegó el ajuste, a partir de acá discutimos la agenda de los trabajadores. Fuerza compañeras, fuerza compañeros, orgullo es lo que tenemos que sentir de ser trabajadores. Fuerza y de pie. Vamos a vencer.

Portada del sitio || La Central || Hugo Yasky - 2 de septiembre 2016