Intervención del secretario general de la CTA y diputado nacional Hugo Yasky, durante la primera jornada de tratamiento del Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados inició este mediodía su reunión para resolver si abre el proceso de remoción a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, en función de un proyecto impulsado por el presidente Alberto Fernández, gobernadorxs e intendentxs.

La Comisión que preside la diputada del Frente de Todxs Carolina Gaillard (Entre Ríos) se reúne desde pasadas las 11 y con la presencia de los bloques opositores, para comenzar a analizar los expedientes que plantean el juicio político a Horacio Rosatti -presidente del máximo tribunal- Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.

Compartimos las palabras del diputado nacional por la provincia de Buenos Aires del FdT y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la HCDN, Hugo Yasky:

Creo que más allá del debate político y de la confrontación de miradas, que hay que hacerla con respeto, sin esa prepotencia que pretende descalificar a quienes intentamos defender intereses populares, bajo ese rótulo de populismo, sin pretender negar la realidad, porque hay formas de negacionismo que son profundamente nocivas en este país, pero el principal negacionismo es el que no quiere ver la realidad.

No estamos discutiendo a una institución, la de la Justicia, la del Poder Judicial. Estamos discutiendo la conducta de los hombres que componen ese y lo estamos haciendo para poner a salvo a la institución. Al contrario, mirar para otro lado, después de lo que vimos en Lago Escondido, ignorar que el arquitecto de este ordenamiento del aparato judicial está autoexiliado en alguna playa de Uruguay, es no querer ver la realidad.

También es no querer ver la realidad mirar el hecho de que en cualquier encuesta de opinión que se haga, encargada por el oficialismo, por la oposición, por los empresarios, o por la Iglesia, la institución más desprestigiada de este país es la Justicia. Miren, le gana al sindicalismo, que ya es decir mucho, porque con todo lo que han tirado en tinta, en metraje de televisión, etcétera, para denostar y denigrar al sindicalismo, aun así, la justicia con el banque de los grandes medios de comunicación, el aparato judicial es la institución más desprestigiada del país.

De manera tal que lo que nosotros queremos es que exista de verdad en nuestro país, una justicia que sea, como fue la respuesta de la ONU, independiente. ¿Independiente de quién? Básicamente independiente del poder económico.

Hoy, el aparato de justicia, no todos los jueces del país. Hay un sector del aparato judicial. El de la Corte, el de Comodoro Py, el de aquellos que fueron puestos a dedo, que actúa a control remoto, del poder económico y como salvaguarda de los intereses de esos sectores privilegiados.

Es verdad, la Argentina es un país con enormes desigualdades. Un país que no debería tener la pobreza que hoy tenemos y que nos lastima. La Argentina es un país donde no tendría que haber mares de pobreza en medio de lotes de opulencia. Pero están los dos términos: la pobreza y la riqueza concentrada. Porque si este fuese un país, como algunos países de África, que no tienen nada, entonces hablaríamos solamente de la pobreza. Pero nosotros estamos en el podio de los fugadores de capitales. Argentina es el tercer país en fuga de capitales y la fuga de capitales tiene que ver con la inflación y con otro problema enorme que es el problema de la pobreza, de la desinversión para generar fuentes de trabajo.

Y este es un orden convalidado por un orden que se establece a partir de una relación promiscua entre los grupos de poder económico y la cabeza del aparato de justicia, tal cual quedó demostrado en el episodio de Lago Escondido, junto con los dueños de los grandes multimedios, junto con algunos miembros del gobierno de CABA, la ciudad que luego fue beneficiada, como acá se está discutiendo por un fallo, que lo va a explicar bien el compañero Gioja, atenta contra el federalismo. Le da más a los que más tienen y les quita más a los que menos tienen.

Hoy presentó una denuncia el gobernador de la provincia de Buenos Aires. Señala un dato: CABA tiene $700.000 por habitante. El distrito de La Matanza tiene un ingreso por habitante de $19.460.
Es decir, La Matanza, la quinta provincia del país en número de habitantes, tiene un ingreso nacional coparticipable de $19.460, contra los $700.000 de la Ciudad de Buenos Aires.
Eso es lo que queremos discutir.

Queremos discutir de qué manera garantizar que la máxima instancia de la justicia no falle permanentemente en contra de los más débiles, en contra de los que menos tienen. Y esto lo voy a refrendar cuando sea el momento, mostrando la cantidad de fallos de la Corte, en contra de avances paritarios; la cantidad de veces que en los conflictos laborales fuimos damnificados los trabajadores; la cantidad de veces que en los conflictos en los que se discutía el interés de los empresarios y el de los trabajadores, sistemáticamente el golpe en contra era para los trabajadores. Lo vamos a traer acá para demostrarlo. Uno por uno. Esto es lo que necesitamos discutir.

Necesitamos discutir, eso que aquí se dijo, porque nadie puede negar, que si todos los jefes de Estado que se reunieron en la Celac, que son todos los presidentes o representantes de los gobiernos de América Latina, le dedicaron un párrafo especial al lawfare, a la persecución judicial, al ataque sistemático de la justicia contra las organizaciones de luchadores populares, eso que firmaron todos, tiene que ver con una realidad, lo decía un diputado al principio, de manera agraviante, digamos, dijo: “La mayoría de los líderes de ustedes son corruptos y autoritarios”.

Fíjense ustedes. Voy a leer una lista de gente que fue destituida por los aparatos de justicia por ser corruptos y autoritarios.

El primero fue Manuel Zelaya, en Honduras, donde se inauguró la serie de golpes judiciales del Siglo XXI en América Latina.
Le siguió Correa; le tocó el turno a Lugo en Paraguay; después a Evo Morales en Bolivia; Dilma Rousseff en Brasil, y este hombre de enorme trascendencia política, este que es un líder a nivel mundial, Lula, tuvo que estar en la cárcel condenado por un juez, al que aquí le rendimos tributo, que lo mostramos como una especie de héroe nacional de la justicia independiente. Eso no es justicia independiente. Ninguno de estos líderes populares, mereció la cárcel, ni ser destituido. Ninguno de ellos fueron ni corruptos, ni autoritarios. Esto es lo que hay que discutir.

No querer ver esta realidad, es convertirse, lamentablemente, en elementos de una defensa corporativa, de un aparato de justicia cuyos hombres que lo encarnan en el máximo nivel, evidentemente han dado claras muestras de mal desempeño.

Y para el común de la gente de la calle, éste no es un tema menor. Así como hay quinientos grandes empresarios del país que salieron a defender como propio la continuidad de esta situación en relación con la Corte, que hicieron bien en defenderla como propia, entiendo yo, porque se han apropiado, han colonizado ese aparato de justicia, hubo centrales sindicales, (acá tengo la nota de todos los organismos de Derechos Humanos); hubo movimientos sociales; hubo movimientos feministas, movimientos campesinos, hubo movimientos que representan a los pueblos originarios que están clamando para que en la Argentina comience a haber un aparato de Justicia y una Corte, no que falle a favor de los que menos tienen, tendría que ser así. Quieren que sea independiente, que demuestre que tiene el mismo peso la palabra de alguien que tiene plata en los paraísos fiscales, que alguien que tiene apenas una tarjeta para recibir alimentos.
Que tiene el mismo peso aquel que labura catorce horas por día y va a la mañana con el bolsito debajo del brazo, que aquel que tiene una cartera de clientes en las Islas Caimán. Pero no es así Aquí el peso lo tienen los dueños del poder económico y esto tiene que ser parte de la discusión.

Por eso queremos encaminar el inicio de estas sesiones con un objetivo: lograr que no sigamos fingiendo, mirando para otro lado como si todo estuviera bien. Lograr que nuestro pueblo, nuestra ciudadanía, que en las encuestas de opinión dice que la peor institución es la justicia, empiece a sentir que quizás, se pueda recuperar esa institución convirtiéndola en transparente, independiente, no del gobierno de turno, solamente, sino del poder económico, que no va nunca a elecciones, pero que siempre gobiernan tras las bambalinas. Por eso la Argentina es un país con tanta pobreza y desigualdad.

Gracias

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