Las inundaciones recurrentes en la Ciudad muestran la desidia del macrismo respecto de las necesidades básicas de la población

Las recientes inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires muestran la política de patas cortas del macrismo. Más allá de la cantidad de lluvia caída, son la expresión de una desidia total hacia todo lo que significa las necesidades básicas de la población.

Para el macrismo gobernar es optimizar las ganancias empresarias, y estas serían el motor de desarrollo de un país. En este esquema, el Estado es un articulador y un facilitador de los planes empresariales; todo lo contrario al nuevo proceso que se vive en América Latina y Argentina.

Desde el 2007 no hay casi una sola obra de infraestructura, cuando esto es lo primero que hay que hacer. Se privilegian los shoppings a las escuelas, las bicisendas a la accesibilidad a la Ciudad de Buenos Aires, los enrejamientos de las plazas a la vivienda, el Metrobus a garantizar los desagües pluviales. En otras palabras, el maquillaje a las obras de fondo.

Con la victimización como única respuesta, el Gobierno de la Ciudad muestra su fragilidad e ineptitud. Porque la Jefatura porteña es totalmente responsable de esta situación caótica que cobró la vida de tantas personas y llevó a la incertidumbre, la precarización y pérdidas de bienes a miles de ciudadanos que atraviesan la traumática situación de una inundación, en la ciudad con mayor presupuesto del país.

Por último, desde la CTA Ciudad de Buenos Aires lamentamos profundamente el fallecimiento del operario de la Línea B de Subtes, Antonio Villares, compañero de Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro que falleció el martes en su lugar de trabajo y repudiamos que la falta de previsión e inversión en seguridad por parte de la empresa SBASE y del Gobierno porteño se descarguen sobre la vida de un trabajador.

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