Como un inicio de las actividades del año, el Instituto de Estudios de América Latina (IDEAL) y la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA, organizaron un conversatorio con el periodista Néstor Restivo. El encuentro tuvo como objetivo analizar y debatir la relación de la Argentina con China y los acuerdos económicos y políticos gestionados en los últimos años.

La reunión con el Licenciado en Historia, reconocido por su labor periodística, especialista en economía y política internacional, tuvo lugar en el Salón Azul de la CTA y allí asistió un nutrido grupo de militantes de diversas organizaciones, como también referentes de gremios que componen la Central. Eduardo Pereyra, secretario de Relaciones Internacionales de CTERA; Andrés Larisgoitia, director de Relaciones Internacionales de CTA y el director del IDEAL, Oscar Laborde, por mencionar algunos.

Las palabras inaugurales estuvieron a cargo del secretario general de la CTA, compañero Hugo Yasky.

Palabras de Hugo Yasky

Buen día a todos, compañeras, compañeros. Quiero darles, en nombre del Consejo Directivo Nacional, la bienvenida en esta casa que es la casa de los compañeros y compañeras trabajadores, de una Central que ha tenido a lo largo de estos años, un claro compromiso con el proceso de integración de América Latina.

Decirles que para nosotros ese compromiso se expresó en hechos muy concretos, como fue la decisión de estar en Tegucigalpa marchando en momentos en que se intentó resistir el golpe que lo destituyó al presidente Zelaya. Estuvimos, un grupo de compañeros y compañeras de la CTA, en aquellas marchas. En ese momento, en Honduras, claramente, está un poco el núcleo duro de lo que son las fuerzas duras vinculadas al Pentágono. Honduras durante mucho tiempo fue en Centroamérica, una especie de gendarme de los Estados Unidos de Norteamérica. Cuando hablábamos con los compañeros de Honduras, en esos días, cuando había una pulseada, con el pueblo en la calle y todavía existía una posibilidad de que Zelaya volviera, era el día en que Zelaya estaba en la frontera y estaba su mujer, que fue quien habló en aquel acto.

Entonces nosotros preguntábamos qué margen había para esperar que algún sector de los militares se desencuadrara de la actitud golpista y nos decían: ninguna, porque los militares de Honduras responden directamente al Pentágono, no hay mediación ahí. Después estuvimos en Bolivia, con Evo, también en un momento difícil, y lo tenemos hoy en la Argentina.

Por eso para nosotros es muy importante que Ideal sea una construcción de la CTA. Para nosotros el campo de la batalla no es de las fronteras hacia adentro, no se entendería esta lucha, si la pensáramos en términos de fronteras nacionales.

Ayer estuvimos con el embajador de Cuba, estamos programando un viaje, que voy a hacer a principios de marzo a Cuba, y justamente hablábamos de eso.

El derrotero, la suerte que le quepa a la Argentina en este momento, en que somos objeto de una embestida fenomenal, ya desembozada, por parte del imperialismo y sus aliados locales. La suerte que le quepa a la Argentina, nos decía el embajador, es fundamental para el resto de América Latina.

No es lo mismo América Latina con un gobierno alineado con Estados Unidos de Norteamérica en Argentina. No es lo mismo este proceso de integración, que está en estado vegetativo, pero sin lugar a dudas lo que se juega acá es clave. Así que Ideal para nosotros, es empezar a concretar este intento de introducir el pensamiento, la acción de lo que pasa en la región. Imaginar que la política nacional no se puede discutir sin discutir América Latina. Para nosotros la disputa se da en ese escenario, sin lugar a dudas. Se da en el mundo, pero para nosotros. Así que saludar este encuentro y saludar que estas actividades se comiencen a realizar en la CTA, porque queremos que la Central exprese, no como una suerte de relación de quien está en una Central, con un paralelo, sino como parte de la construcción. Ideal, Cifra, lo mismo que cualquier otra iniciativa de la CTA, forman parte de la Central, iniciativas que a nosotros nos enorgullecen.

Que esté el compañero Restivo, quien ya nos acompañó en el Plenario Nacional en Santa Fe, de dos días y hubo una mesa muy interesante y fíjense la importancia que le damos a esto, que en ese plenario de dos días, le dedicó la primera mañana estuvo Néstor Restivo, Atilio Borón, y Oscar Laborde, viendo el tema de los cambios y la reconfiguración del mundo, de América Latina, y el papel de la relación de nuestros países con China. Así que muchas gracias por estar acá, Néstor, y te escuchamos.-

Néstor Restivo

Gracias por la invitación a los compañeros de Ideal y de la CTA.
Son cuatro o cinco ideas respecto a la relación entre China y América Latina, y particularmente con la Argentina.
Es impensable hacer un análisis de la relación de China con Argentina, haciendo ombliguismo. Pensar que lo que nos pasa a Argentina con China es algo que solamente nos pasa a nosotros. Es un fenómeno típico de la Argentina, y más bien entender el fenómeno de China, como fenómeno global, de reformateo, que se sostiene en una realidad muy concreta.
China es la segunda economía mundial. Tiene 1300 y pico de millones de habitantes, por lo tanto una figura que uno puede pensar, que cualquier país al lado de ellos (en el caso de Argentina, un país con 40 millones de habitantes, con un PBI mucho más chico), es similar al de una casa, a la cual a su lado edifican una terrible torre, y que por lo tanto la relación siempre va a ser complicada y difícil. Que si a uno le pasara eso en la realidad, capaz que se puede mudar. Pero en el mundo no te podés mudar a otro planeta. Todavía no hay planetas habitables. Y esto le pasa a todos los países del mundo.
Decíamos el otro día que hay una cifra oficial que señala que aproximadamente de los 200 países que conforman el concierto de naciones, hay 130 cuyo primer socio comercial ya es China. Es decir, si se suma las exportaciones, importaciones, las inversiones que hace China en esos países, y el flujo entre ambos, de 200 países que hay, 130 ya tienen relaciones comerciales con China. Por lo tanto es un absurdo, una ridiculez, plantear si conviene o no conviene tener una relación con China, sino ver qué tipo de relación hay que tener, que es inevitable.
Insisto, es un edificio gigantesco que se está construyendo en el mundo y uno está al lado y no existe otra posibilidad que articular de alguna manera con esa realidad.
Este reformateo mundial tiene que ver con un proceso que ya tiene varias décadas y hay en la economía internacional un corrimiento muy claro de todo el proceso de acumulación de las riquezas y de generación de producción, que se ha corrido del oeste hacia el este y del norte al sur. Todavía no están las cifras de 2014 pero después de cinco siglos, prácticamente, en los cuales el comercio mundial se concretaba sobre todo a través del Atlántico, y sobre todo en el Atlántico Norte, primero con la irrupción de Europa en el Siglo XVII, XVII, luego Estados Unidos, Japón, ese comercio internacional ya es prácticamente igual, si no lo ha superado, lo superará pronto, en el Pacífico y en el Pacífico Sur, sobre todo. Y eso marca un corrimiento brutal de las relaciones de producción, de las relaciones comerciales y en ese sentido es donde China ocupa un lugar central en todo ese nuevo polo de acumulación de riqueza, que es el Asia Pacífico, donde China es como el núcleo de una serie de países en los cuales están también Corea, Vietnam, los países que rodean a China y que significan hoy el principal centro de generación de riqueza.
Lo primero es que hay un reformateo mundial y China emerge como el que ejerce mayor liderazgo.
La segunda idea es entender que lo de China no es una emergencia de una nueva potencia mundial, sino que es una reemergencia.
A los chinos les gusta mirar la historia de muy largo plazo. Una anécdota famosa de Zhou Enlai, el segundo en el poder después de Mao, a quien le preguntaron allá por los años 60 qué opinaba de la Revolución Francesa, que había sido un siglo y medio antes y dijo que todavía era pronto para ver las consecuencias.
Entonces, los chinos que tienen esta mirada a muy largo plazo. China fue durante muchos siglos, el principal país a nivel comercio a nivel mundial hasta la Revolución Industrial Recién en el Siglo XVIII, Europa, a partir de la Revolución Industrial en Inglaterra y en otros países, cobró la importancia, y arrastró a Occidente a ocupar el centro de la escena como lo sigue ocupando mal que mal hasta ahora.
Pero en los siglos anteriores, y son muchos siglos anteriores, más aun en China, que tiene una continuidad cultural cercana a 4000 años. No hay muchos casos así, si es que hay alguno, continuidad cultural, idiomática, etc, para la memoria china lo que viven ahora es una reemergencia. Ya ocuparon el centro del mundo, y de hecho, cuando uno estudia los temas de China, una de las primeras cosas que enseñan los sinólogos que hay aquí en la Argentina, es que la palabra “China” se usa solamente en Occidente. Deriva de una vieja dinastía, la “ching” o “qing”, pero los chinos a sí mismos, se llaman Zhongguó que significa “reino del centro”.
En los viejos imperios, y todavía hoy se siguen llamando así, se consideran el “país del centro”. No es el único país en el mundo que piense que está en el centro. Argentina es uno de ellos, hay muchas sociedades que se creen los pueblos elegidos, les pasa a muchos países, pero China tiene un poquito más con qué, pensar que ellos son el centro del mundo, inclusive las viejas dinastías decían que el emperador gobernaba “sobre todo bajo el cielo”. Todo bajo el cielo era propiedad del emperador. Todo el planeta Tierra. A tal punto era así, que cuando vino el choque con Occidente en el Siglo XIX, los chinos desmerecieron completamente las ofertas que le hacía Inglaterra y otras potencias porque no las necesitaba. Todavía hoy la economía china es bastante ajena a los intereses de lo que sucede en otros países. Recién ahora están observando cosas que les puedan servir a ellos. Ahora es en los últimos 30 años.
A Occidente le costó mucho “hacerle entender” a China que se tenía que abrir. Y aprovechó una etapa muy mala de su última dinastía corrupta, decadente, para entrar en China a fuerza de cañón, en la guerra del opio en el Siglo XIX. Y China entró ahí en un siglo de absoluta humillación, de colonialismo por parte de Inglaterra, de Francia, de otras potencias. Ni qué hablar en el Siglo XX con las invasiones de Japón, que fueron una verdadera masacre. Entonces después de la Revolución Popular, y sobre todo después de los años 70 y 80 cuando empiezan a convertirse en lo que hoy es China, reemerge a un lugar que ellos supieron tener en el pasado.
Los chinos, que tienen un pensamiento de planificación muy alto, muy agudo y eficiente, todos los planes quinquenales desde Mao para aquí, se han cumplido en un porcentaje muy alto. Tienen metas y eficacia que en general consiguen.
Ellos proyectaban que recién para el año 2050 aproximadamente iban a tener un ingreso por habitante y un nivel standard de vida similar a lo que hoy pueden tener los países más avanzados: los países europeos, Estados Unidos, Canadá.
En varios documentos del Partido Comunista y declaraciones de los funcionarios chinos, proyectaban el lugar actual que ocupan en el mundo, de aquí a mitad de siglo. Eso se les adelantó un poco a su pesar. China se sintió de alguna manera invitada o llevada a ocupar el lugar que tiene hoy en Naciones Unidas, en varios foros internacionales, un poco aceleradamente, porque sucedieron cosas en el mundo, como por ejemplo y nada menos que la caída de la Unión Soviética, la crisis mucho más acá en el tiempo del 2008 que hizo entrar sobre todo a Europa en un plano de declive, que en mi opinión es casi irreversible, y más lento, pero declive al fin, de Estados Unidos, y por lo tanto ellos se sintieron como forzados por la realidad a ocupar ahora un lugar que ellos pensaban ocupar cuando ya tuvieran un nivel de ingresos y de desarrollo más alto.
El nivel de desarrollo de China es muy grande, segunda economía mundial, pero tiene desequilibrios todavía fuertes. El PBI por habitante en China es casi el de la mitad de la Argentina.
Lo van a ir superando pero es todavía un país con muchos desequilibrios.
Pero la realidad histórica los puso en un lugar que los obligó a posicionarse en esa reemergencia, que quizá ellos esperaban para más adelante. Esto hizo que el gobierno chino, pensara cómo no asustar en esta reemergencia. Si uno lee los documentos chinos hablan mucho del ascenso pacífico. Claro, un edificio tremendo al lado de casitas chicas asusta. Entonces ellos quieren mostrar una imagen de un ascenso pacífico.
En ese ascenso pacífico han trazado una estrategia mundial, que es el juego de ellos. La lógica en que entran los acuerdos que tiene Argentina con China, la forma de relacionarse que tiene la mayoría de los países del mundo con China, más bien obedece al propio campo que plantea China.
En el año 2008 el gobierno chino publicó “El Libro Blanco para América Latina”. Lo hizo con otras regiones. Ese “Libro Blanco” planteaba un abordaje de nuestra región de tipo omnipresente. Total.
Una relación en el plano de la cultura, en el plano de la economía, la política, de la ciencia y la tecnología, el deporte, la educación. Abordar el tema de América Latina en su conjunto porque estaba en el interés de China tener una relación de ese tipo con esta región.
Esos 130 países que tienen hoy relación con China está casi toda África, Europa, América Latina, Oceanía, Australia y Nueva Zelandia son prácticamente chino dependientes en algún sentido, y los países de Asia.
Para cada uno de esos países ellos plantearon una estrategia determinada. Y se han capacitado mucho para eso.
En el año 2004, cuando Néstor viaja a Beijing, el primer viaje presidencial del gobierno kirchnerista, que hizo tres, eso fue en junio, y en noviembre vino aquí Hu Jintao, que era el presidente de China.
En el mes de mayo vino a la Cancillería argentina Bo Xilai, que era un ministro de China, que se hizo famoso el año pasado en la interna del PC chino, como precandidato presidencial, con una línea neo maoísta, hasta que cayó en desgracia. Fue condenado por un episodio aparentemente de corrupción a cadena perpetua. Está preso. Su mujer fue condenada a muerte.
Bo Xilai, habló con un grupo de periodistas y el grado de conocimiento que tenía de la Argentina era notable. Hablaba por ejemplo de las posibilidades de energía eólica en la Patagonia. Pero cuando dijo Patagonia, lo dijo con un conocimiento de las bahías, los fiordos, las rías. Sabía perfectamente todo. Esa “capacidad de capacitación”, valga la redundancia, es asombrosa. Muchos cuadros políticos estudian mucho español por la importancia que le dan a América Latina y se capacitan.

La tercera idea es que la estrategia de aproximación al mundo, en este caso América Latina y Argentina, está en la lógica que ellos plantean.
De hecho, América Latina nunca respondió a ese Libro Blanco, y China esperaba que fuera así. Qué esperan nuestros países de China, cosa que ellos sí plantearon con lujo de detalles en el 2008.
Entonces ahí hay otra asimetría. Por un lado China sabe lo que quiere de nuestra región, y de nuestro lado una ausencia quizá, una respuesta de cómo debería ser una relación con China.
Que Argentina no haya tenido una estrategia con China, ¿habla de una improvisación? En los debates que se dan hoy se escucha que lo del gobierno es una improvisación, que manotea el swap porque necesita fortalecer las reservas monetarias, o que compró trenes después del accidente de Once. Bueno, es una pavada.
Argentina sí tiene una estrategia, porque desde el año 2004, primer viaje de Néstor hasta hoy pasaron 11 años, y en esos años hubo tres viajes presidenciales, cantidad innumerables de viajes ministeriales, prácticamente todos los ministros. Algunos con muchas ideas por su continuidad en la cartera en la cual está, por ejemplo Julio De Vido; los ministros de Agricultura, todos; la Cancillería, desde luego; ministros de Economía. Y no sólo a nivel ministerial. Organismos públicos como el Conicet, ha realizado numerosas misiones a China. Senasa, YPF desde que fue recuperada. El Estado ha tenido una posición, quizá no tan bien pensada como China, por la propia idiosincrasia de los chinos planificando, estrategas, con una gran ventaja, partido único, jerarquizado, centralizado, versus un régimen democrático al estilo occidental como el nuestro, por lo tanto es más difícil compatibilizar esas planificaciones que ellos hacen y que a nosotros nos cuestan más.
El gobierno tuvo una política hacia China que está lejos de ser improvisada como plantea la oposición, sino que hace once años que con sus aciertos y sus errores viene haciendo. Además de todo eso están los gobiernos provinciales. Casi todos los gobernadores han viajado a China. Algunos quizá no. Con mucho esfuerzo presupuestario pero lo han hecho. Municipios, universidades públicas, prácticamente todas, inclusive las nuevas del conurbano bonaerense tienen convenios con universidades pares en la República Popular China. En todo caso faltó más acompañamiento del sector privado argentino que es muy poco amigo de arriesgarse, de invertir, pero la plataforma el Estado se la puso ya hace 11 años para que haga más negocios con China. Argentina no tuvo la estrategia, la viabilidad que sí plantea China sistemáticamente de cómo relacionarse. Pero sí éste ha sido por lejos, el gobierno que ha trabajado más esa relación. A tal punto que China le ha dado la categoría de “relación estratégica integral”.
Esta categoría es la segunda más importante que tiene la República Popular China en el mundo en cuanto a su relación.
El año pasado hubo un seminario en el cual participó un académico de la Universidad de El Salvador, que es la universidad más antigua en Argentina, en seguir los temas de China, que es el profesor Jorge Malena, quien dio una charla respecto a las categorías de relacionamiento, que son siete u ocho, de China con el mundo. Bueno, “asociación estratégica integral” es la segunda más importante.
Argentina desde el 2004 tenía asociación estratégica, que era la tercera, subimos al segundo escalón desde la mirada china. La primera sólo la tienen Rusia y los países que rodean a China, por razones geopolíticas y de vecindad, pero inmediatamente después hay un conjunto de países, diez, quince en los que está Argentina, que tienen esa categoría. Es decir, ellos ven el esfuerzo que hace Argentina por vincularse de una manera que les sirva a ellos y que esperemos nos sirva a nosotros también.

Algunas asimetrías entre Argentina y China son obvias, por ejemplo la cantidad de habitantes, el tamaño de su economía, el ritmo inédito en la historia de la humanidad, en la modernización que han tenido. Primeros importadores y exportadores de lo que sea: de hierro, de cobre, de soja, de manufacturas. Son récord en todo. Argentina es un país relativamente chico. Que en el concierto de naciones está en un rango entre el puesto 40, el 30, el 20, dependiendo lo que se mida. Estas son relaciones asimétricas dadas, difíciles de revertir, excepto que Argentina pudiera ampliar su espalda de negociación con China con el conjunto del Mercosur.
Pero hay otras asimetrías que tienen que ver con la planificación, la centralización de las decisiones, el debate público, una relación más virtuosa entre el Estado, la Academia, el sector sector privado, que China lo tiene resuelto de por sí, por la naturaleza de su régimen político y que a nosotros nos cuesta más, pero el gobierno ha hecho numerosos esfuerzos para trabajar en esa dirección.
Lamentablemente, sin ningún tipo de acompañamiento de la oposición, y mucho menos en los últimos dos años, y va a seguir así porque los puentes están rotos por otras razones más de la coyuntura local. Hubo muy pocos trabajos conjuntos.
Una visita parlamentaria que encabezó Julián Domínguez hace un año y medio aproximadamente, en la cual fueron todos los partidos políticos acompañándolo.
Pero salvo eso, hubo poco trabajo de la dirigencia política argentina para consensuar una política económica con China. China a eso lo tiene más fácil, por su régimen de partido único, más centralizado, mucho más jerárquico, mucho más incorporado a la cultura china. Esto no es algo que les afecte a los chinos, al contrario es una decisión histórico cultural, que prefieren tener sistemas de esa naturaleza, que les permite desarrollarse en un sistema más armónico que caótico, que son las categorías que usan mucho los chinos.
La Argentina ahí tiene asimetrías difíciles de resolver. El tamaño económico es difícil, pero además hay asimetrías de planificación, con las que podríamos hacer algo mejor para tener una respuesta más beneficiosa para la Argentina que la que se ha tenido hasta ahora. Pero ahí tienen que jugar todos. El sector privado, académico, el Estado y la oposición. Y la verdad es que la oposición y el sector privado han estado ausentes de este debate deliberadamente o muy poco presentes.

La relación con Argentina

La relación comercial, dejando de lado la política, que le ha servido mucho a la Argentina con coincidencias absolutas en el G20, el FMI, el Banco Mundial, Naciones Unidas, en el apoyo a la causa de Malvinas, en el apoyo de Argentina con la causa que ellos tienen de una sola China, en el marco del conflicto con Taiwan. Hay muchas coincidencias en el plano político. En términos comerciales se ha dicho que es una relación que no nos conviene por el déficit comercial que ha planteado y por el perfil del intercambio comercial.
Efectivamente en el 2004 cuando Argentina y China comienzan a tener una relación mucho más intensa, de la que tenían anteriormente, porque ya la tenían desde Perón, cuando envía un embarque de cereales de ayuda a la China maoísta que estaba bloqueada. Siempre hubo relaciones.
Pero en el 2004 hubo un salto muy grande. Es a partir de ahí cuando Argentina tuvo superávit comercial varios años con China, pero a partir del 2008 se revirtió y hoy tenemos un déficit de 5, 6 mil millones de dólares todos los años.
Argentina tiene superávit comercial mundial. Y hace 11 años seguidos que los tiene. Ningún gobierno consiguió eso y el kirchnerismo siempre consiguió superávit con el resto del mundo, con todos, y eso es lo que vale cuando uno mira la balanza comercial.
De nada sirve tener superávit comercial con uno o con otro. Cualquier país tiene ganancias o pérdidas . Ningún país tiene superávit con todos. Lo que hay que mirar es la balanza general. Argentina tiene una balanza general superavitaria comercial muy importante.
Con China tenemos déficit, como lo tenemos con Brasil. Pero en el total, Argentina ha tenido una buena estrategia de comercio exterior.
Ahora bien, para Argentina, China es el segundo socio comercial pegadito a Brasil. El primero es Brasil, y es muy importante. Para China, Argentina no es nada importante. El comercio exterior de Argentina con China, le representa el 0.3, 0.4 de su balanza comercial. Por lo tanto para China, tener superávit con Argentina les importa un bledo. No es que nos quieran imponer un superávit comercial vendiéndonos todo y comprándonos poco. El problema es de Argentina, que no logra el sector privado ganar más espacio en un mercado gigantesco. Que no es un mercado fácil. Es un mercado de 1300 millones de personas. Por lo tanto si no se pudo avanzar en equilibrar más la balanza comercial, es un problema de las empresas argentinas, no tanto del contexto que a veces sí se da entre un país y otro. Una pulseada más fuerte para tener un superávit o un déficit. Con Brasil, por ejemplo hay más pulseada. Pero a China no le movería el amperímetro tener un volumen más de compra en Argentina. El tema es que el nivel de compra en Argentina es limitada en ese sentido.
Entonces, ¿hay déficit comercial? Sí. ¿Es importante? La verdad que Argentina sigue teniendo un superávit comercial con el mundo entero. Se podría tener más, porque esa es una forma genuina de obtener divisas, pero no es tan grave, y sobre todo es mejorable.
El tema del perfil es más complicado. Argentina le vende un 80% como mínimo de productos primarios o con poca elaboración, sobre todo soja y derivados. El resto sí son un poco de mayor elaboración, y al contrario, alrededor del 90 o 95% de las exportaciones chinas a Argentina son de bienes industriales y de bienes tecnológicos.
Esto le pasa a todo el mundo. Debe haber tres o cuatro países que le pueden vender industria a China. En general, los países le venden lo que tiene. Argentina es un país excelentemente dotado de recursos naturales, entonces se trata, además del tema de la industrialización, tratar de vender, el mayor valor agregado a China, pero también aprovechando los productos que tiene nuestro país y lo está haciendo.
Hay experiencias en vino, por ejemplo. Hay más de 100 bodegas argentinas que exportan a China. Leche maternizada. Lo hace SanCor, pero también Pymes de Córdoba, de Santa Fe, de Entre Ríos que empiezan a trabajar eso; productos cárnicos congelados y algunos productos de mayor valor agregado. Argentina le vende software a China. No le vende mucho, pero le vende un poco. Por ejemplo Bagó, ha instalado una fábrica en China para hacer una vacuna antiaftosa para los cerdos, que es el ganado principal que tienen. Hay experiencias que se pueden hacer, pero es muy difícil revertir ese perfil del comercio bilateral, cuando es un país como China que demanda a todo el mundo materia prima y exporta a todo el mundo productos industrializados. No nos pasa sólo a nosotros en cualquier país del mundo, en cualquier cocina o baño, está el “hecho en China”. Pero hay espacios para poder negociar mejor y creo que China está dispuesto a hacerlo en la medida que podamos lograr ventajas comparativas, conocer más el mercado chino, no asustarnos con el tamaño chino. He hablado con empresarios que preguntan: ¿cómo le vendo a 1300 millones de personas? Es una tontería. Ninguno va a venderle a toda China. Ni siquiera venderle a Beijing o a Shangai, que tienen entre 20 y 30 millones de habitantes. Le van a vender a un pueblito, a una cadena de supermercados, a un municipio, que igual es grande. Entonces, el problema es nuestro, que de negativa del lado chino.
Y finalmente, lo que se viene planteando es que es un esquema que se ha planteado China para América Latina de tipo colonialista. China es un país que ha sufrido el colonialismo a lo largo de su historia. Una relación con este país es riesgosa, pero por el tamaño. Porque la forma de abordaje que tiene está muy lejos de ser comparable con la que han tenido otros sistemas hegemónicos mundiales, donde el “hegemón” sí era un país imperialista, tenía una elite para la que trabajaba y trabaja hasta el día de hoy, los medios, tenía su embajada preparada para golpes , etc. La verdad, que con China, eso no ha pasado, o por lo menos no se puede verificar históricamente. Se ha hablado de algunos países africanos donde la postura china ha sido muy agresiva, por lo que sé es verdad, pero tiene que ver con países de estructuras muy débiles. Argentina no tiene por qué repetir el esquema que ha tenido con otras potencias. No están dadas las condiciones para que eso pase y antes también dependía más de Argentina que con las pretensiones de China.

Los convenios

Son los firmados en julio del año pasado que ya tienen ratificación parlamentaria. Los que se están discutiendo en el Senado y en Diputados, no son los de febrero, son los que se firmaron entre Xi Jinping en la visita presidencial de junio y la presidenta Cristina. Y también se le han cuestionado algunos temas, como por ejemplo la adjudicación directa y la participación que tienen las empresas nacionales en los acuerdos.
La verdad, es que ha habido alguna adjudicación directa, como en el caso de trenes, pero en otras que fueron grandes, han sido licitadas. Por ejemplo, la represa de Santa Cruz, ha sido una licitación internacional y el grupo chino, que es un grupo gigantesco, ganó asociado a dos empresas argentinas compitiendo con otros oferentes.
Hace dos meses se hizo la licitación de la represa de Chihuido en Neuquén, en la cual participaron los chinos y perdió. Ganó Eurnekián con los rusos y los españoles. Es decir, ha habido adjudicación directa y licitaciones, como hacen todos los países del mundo; como hace el gobierno de la Ciudad cuando compra los subtes.
Cuando existe la adjudicación directa, y no existe una oferta atractiva para la Argentina, puede ser cuestionable, pero no es el caso de que Argentina le va a regalar todo a los oferentes chinos. Habrá que analizar cada caso en particular.
El tema de la participación de las empresas nacionales. Las centrales atómicas. Hay una nota publicada en Página 12, en el suplemento de energía nuclear, escrito por un experto en el tema, Ricardo De Dicco en la cual se habla del desarrollo nuclear argentino y las empresas que han participado en ese desarrollo. Y los acuerdos con China habilitan como mínimo una participación de empresas nacionales de un 70% para la próxima central atómica, y en la quinta central un poco menos, un 50% porque el reactor va a venir hecho desde China. Pero hay participación nacional.
En las represas lo mismo. Toda esta operación que hizo Techint, siendo competidor mundial de China, en tubos y acero, y no quiere saber nada que se meta en América Latina porque compite directamente. Pese a ser beneficiado en una obra de ingeniería civil en San Juan, criticó el acuerdo.
Pero fuera del extremo de Techint, que dice a todo que no, para conservar este mercado y no tener que invertir y capacitarse. Porque a eso le tienen miedo, porque tienen que invertir acá y no fugar divisas. Cuando no hay competidor, tiene un mercado cautivo acá y lo que excede lo mandan a Luxemburgo, a Caimán, o donde sea. Cuando eso no pasa tienen que reinvertir acá.
Dejando de lado eso y la recomposición señalada para las represas, en el medio hay mucho para hacer en comisiones de trabajo con metal mecánica, con empresas eléctricas, empresas chicas que están siendo convocadas por el Ministerio de Planificación en el área que corresponda para que participen.
Ahora se tienen que apurar. Porque si no se apuran lo va a ocupar China, pero depende del sector privado de cómo puede integrarse a esas comisiones de trabajo que están contempladas en los convenios.
De “invasión de trabajadores chinos” no voy a hablar porque es una tontería. Hay como veinte empresas de China en Argentina y no hay un trabajador chino, con excepción de algunos gerentes, un par de ingenieros, depende el rubro, pero en ningún país del mundo se ha verificado que lleguen oleadas de chinos, salvo los supermercados, y además por el ciclo económico que tiene China, en el futuro se prevé que repatríen gente. La consigna del presidente de China actual, su sueño chino, tiene que ver un poco con eso. La riqueza china, que también se ha fugado, porque ellos también tienen fuga de divisas, hay enriquecimiento, hay desigualdad, todo lo que sufren los países que tomaron el neoliberalismo, China no lo hizo, pero las consecuencias fueron similares.
Quienes estudian la cuestión demográfica creen que va a haber un reflujo hacia el país, no una expulsión de mano de obra.
Por lo tanto no debería asustar a los trabajadores argentinos. Sí la composición de trabajo nacional que obviamente se vincula a lo mismo. La capacidad de los trabajadores argentinos de poder participar de estas obras. Pero depende de una buena relación estatal­privada para que esto sea de beneficio mutuo, como dicen los chinos. Depende de Argentina. Lo que sucede aquí, es lo mismo en todo el mundo y por lo tanto a los países latinoamericanos.
Muchos países: Cuba con sus puertos, Venezuela con su energía, tienen relaciones muy intensas con China y las han aprovechado. También parte del progreso que tuvo nuestra región con estos gobiernos populares, tuvo que ver de alguna manera con este nuevo jugador que asomó en el mundo, planteando un esquema multipolar, que le quitó poder a Estados Unidos y a Europa, que plantea un escenario de negociación diferente, no como la imposición que puede plantear el Alca, o lo que plantea la Unión Europea, de manera que hay con China otro margen de negociación, teniendo en cuenta los cuidados mencionados por las asimetrías existentes.
Cada uno de estos países latinoamericanos, no han podido hacer un trabajo de conjunto con China.
No hubo una visita de Lula, Néstor, Hugo Chávez y Correa juntos. Ni Cristina con Dilma y Bachelet. Porque es difícil el proceso de integración latinoamericano que en mi opinión debería ser la prioridad en Argentina y luego Asia Pacífico, porque las agendas de los países están muy tomadas por las urgencias locales muy graves por cierto, demandantes de decisiones políticas y distrae de alguna manera la posibilidad de negociar en forma conjunta con China, que ensancharía las espaldas de nuestros países para negociar en mayor igualdad de condiciones.
Por qué Argentina tuvo que pedirle un swap a China si Brasil tiene 360 mil millones de dólares en reserva? Y es nuestro principal sociopolítico y comercial. Habría que preguntárselo a Brasil, o puede ser que Argentina no lo ha trabajado del todo bien. El propio Lula luego de ser presidente, un poco añoraba eso, pero él fue presidente dos períodos, tampoco en algún momento ofreció, y si lo ofreció, no cuajó. Hay cosas en la integración regional que no están funcionando del todo bien, y ahora cada uno de nuestros países encuentra en China un financista, un inversor en obras públicas, o un mercado, que la verdad no hay muchas alternativas en el mundo. Argentina no tiene muchas otras ventanillas. Cuando los opositores dicen: por qué Argentina hizo esto con China? (ya sabemos cuál es el juego político de ellos), habría que preguntarles qué alternativa hay.
El swap del Banco Central es un préstamo, es un pasivo para el Banco Central. Es una tasa que ronda el 6 o 7% anual. Argentina no podría financiarse de otra manera en el mercado de capitales con todos los riesgos que este mercado de capital tiene.
Falta trabajar un poco más la cuestión regional para dar una respuesta de conjunto a China, más inteligente y abarcadora, que también y una vez más no depende sólo del gobierno argentino.

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