Todo aniversario conlleva una carga y, quizás por eso, un aniversario no es un acontecimiento más: es la suma de múltiples aconteceres. En el caso de María Maldonado, conmemorar un cuarto de siglo de trabajo serio y comprometido con la Central es, casi, la conmemoración misma de las tres décadas desde que ésta fue fundada por 132 voluntades en el recreo del SAON.

Cuando todavía no habíamos ingresado a la época de la telefonía celular ni a la masificación del uso de Internet ni, mucho menos, al WhatsApp, María “llamaba uno por uno a los integrantes de la conducción nacional para avisarles del horario de una reunión, o de una cita para la movilización” -dice Paula Lázara (otra veterana de mil batallas). Ninguna hazaña, desde luego, porque era su trabajo, pero María lo acometió una y otra vez como si se tratara de un auto de fe. Aún hoy, a 25 años de su ingreso como trabajadora de la Central, María te recibe con una sonrisa que, en su rostro de los buenos días, pareciera anunciar siempre una noticia muy esperada.

Hoy, en una sencilla ceremonia que no consiguió ocultar ni su emoción ni la nuestra, María recibió un ramo de flores y una medalla de oro conmemorativa de su cálida lealtad a esta Central.

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