Mauricio Macri, le estrechó la mano a Ronald McDonald’s, para que en su casita feliz incorpore a 5000 pibes/as entre 18 y 23 años que pertenezcan a sectores de vulnerabilidad social, es decir, “jóvenes pobres y desocupados” (en palabras de Jorge Triaca). Derechos que esperan, derechos que se destruyen y oportunidades que sólo le sirven a las empresas.

Hace unos días, en un ensayo que intenta ser la vidriera de promoción de la Ley “Mi Primer Empleo” (algo muy parecido al PPP de José Manuel De la Sota en Córdoba), el gobierno del PRO, en las voces de Marcos Peña y Jorge Triaca, anunciaron un programa de empleo para “jóvenes pobres y desocupados” (como lo definió el Ministro Jorge Triaca), entre 18 y 23 años de sectores de vulnerabilidad social, en acuerdo con Mc Donald’s, la multinacional de hamburguesas (y otros derivados de la comida chatarra) más famosa del mundo.

La propuesta a ponerse en marcha promueve la incorporación de 5000 “jóvenes pobres y desocupados”, en turnos de 30hs semanales por el mísero salario de $4500. De ese monto, el estado Nacional, se hace responsable de $1000 y lo demás es carga remunerativa a pagar por el amigo Ronald.

Sumo, resto y no me da

En julio del año pasado, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, aumentaba el Salario Mínimo Vital y Móvil en un 28,5%, es decir, elevaba de $4716 a $5588, en agosto de 2015, y de $5588 a $6060 en enero de 2016. El salario mínimo es un piso remunerativo para un trabajador, lo que representa el escalón más bajo de la pirámide salarial.

A contrapelo de lo que establece ese dato real de la puja distributiva de la economía de nuestro país, el presidente Mauricio Macri no tuvo mejor idea que diseñar un PROgrama de entrenamiento laboral pago, que ni siquiera alcanza el valor del salario mínimo vital y móvil anterior a julio de 2015.

Los $4500 que van a recibir estos “jóvenes pobres y desocupados” , representa menos del 75% del salario mínimo. Incluso, si restamos los $1000 que paga el Estado Nacional por trabajador contratado bajo este “programa de empleo”, nos da que los $3500 representan apenas el 58% del salario mínimo. Un dato importante es que el salario mínimo anunciado en julio de 2015 sufrió una pérdida de $2317 (165,53 dólares) de poder adquisitivo por la megadevaluación del peso en un 60% y una inflación acumulada de más del 35% en menos de 4 meses de gobierno de la Alianza Cambiemos.

Lo que Mauricio Macri anunció como un glorioso programa de empleo y formación, atrasa el salario mínimo a enero de 2014 cuando el monto era $3600. Incluso, si sumamos los $1000 que pone el estado, no llegamos a alcanzar el salario mínimo de septiembre de 2014 que estaba en $4600. No es que sea testarudo, pero el #superprogramacontralapobreza, ni siquiera supera el monto del salario mínimo en dólares (u$s365) de diciembre de 2008.

Son 5 millones por mes que Macri le transfiere a McDonald’s, 60 millones al año que le entrega a una empresa que por año excede los 25 mil millones de dólares de ganancia. ¿Cuántas PyMES crecerían con esa inversión? ¿Cuántos empleos genuinos podríamos tener los argentinos?

Dos horas, mil horas, como un perro

Saquemos la calculadora. El programa estipula que la remuneración por trabajador es de $4500, $1000 los pone el Estado, por 30 horas trabajadas en la semana. Si dividimos por 120 (suma de 4 semanas de trabajo, un mes prácticamente) lo que en este caso pone McDonald’s, es decir $3500, nos da que cada laburante cobra por hora $29. Serían $6 menos de los que cobra una empleada doméstica en blanco después de la última negociación paritaria. Queda claro que al amigo Ronald le conviene tener de empleado a los “jóvenes pobres y desocupados”, que a cualquier trabajador organizado y con CCT.

Sin embargo, los empleado de McDonald’s (muchos de ellos), están agremiados a la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la república Argentina (UTHGRA), que en la paritaria del 2015 tiene como sueldo básico de la categoría más baja el monto de $7800 mensuales. Si bien, este cálculo es por 8hs diarias, 48hs semanales, el pago por hora de un trabajador que se encuentra dentro de este Convenio Colectivo de Trabajo, es de $40 ($7800/192hs), que claramente supera por $11 lo que recibe por hora cada “joven pobre y desocupado” que quiere salvar el Presidente Mau.

Seamos más prácticos y nos preguntemos como el ministro Prat-Gay: ¿cuántas Mc Combo por días se compra un pibe con lo que gana? Fácilmente respondemos que con suerte, en la ciudad de Córdoba, podría comprarse una Combo Angus. Simple, su trabajo vale una Angus con tres bifes de carne molida y un poco de panceta con chimi.

La Formación Laboral siempre puede esperar

Claramente que un pibe/a después de estar dale que te dale a la plancha, al armado de conos de papas y cajitas felices, va a tener un bagaje importante en el arte culinario de la hamburguesa yanki. Pero, ¿creemos realmente que esto es la superación de la capacitación laboral?

Desde 2003, corrijan si me equivoco, el Ministerio de Trabajo de la Nación, llevó adelante el programa Formación Continua, al que se le agregó unos años después el programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Estas políticas públicas consistían en una formación ciudadana sobre el empleo, no es que sólo aprendías la destrezas que podía desarrollar tu cuerpo.

Durante un tiempo largo trabajé en “Jóvenes con Más y Mejor empleo”, tenía a mi cargo unos 30 jóvenes de sectores populares de Córdoba, a los que les daba clases en el Curso de Introducción al Trabajo (CIT). Cada pibe/a que asistía, previa aceptación del Ministerio en coordinación con universidades y municipios, cobraba un estímulo para aprender sobre derecho y salud laboral, orientación profesional, desarrollo de herramientas informáticas y confección de curriculum. También aprendían a quererse, a respetarse, a valer sus derechos. Pero no sólo eso, el programa permitía que termines los estudios, aprendas un oficio, y que te insertes mediante prácticas a algún espacio de trabajo (las prácticas también eran pagas). Eso sí era una formación laboral, pero con una perspectiva ciudadana en la que nadie, después de esa experiencia, iba a poder burlarse desconociendo los derechos de esas personas como trabajadores.

En fin. Muy lejos de esto está la propuesta del Presidente Mau. Para la Alianza Cambiemos el trabajo del “joven pobre y desocupado” es, tan sólo, cocinar hamburguesas en una plancha, freír un par de papas y permitir que el gran amigo Ronald te explote a más no poder mientras las ganancias se van fuera del país.

Canta con fuerza Mollo el verso de Atahualpa: “Las penas son de nosotros, las vaquitas, son ajenas”.

Para el Pueblo lo que es del Pueblo

Tenía apenas unos 8 años. Recuerdo que pasaba alguna siesta de fin de semana en el living de la casa de mis padres y escuchaba una colección de rock nacional de alguna revista del momento. Entre esos discos encuentro uno que tenía la canción de Piero “Para el pueblo lo que es del pueblo”, rememorando la vuelta a la democracia creo yo.

“Porque el pueblo se lo ganó” lanzaba la segunda parte de la primera frase de ese estribillo. Trayendo ese pedacito de historia, estoy convencido que los “jóvenes pobres y desocupados” no se ganaron un programa de capacitación y empleo en la hamburguesería de Ronald. Quizás votaron a Macri, quizás no, pero estoy convencido que no se ganaron ese programa de “precarización necesaria”. ¿Por qué de precarización necesaria? Porque frente a la amenaza de despidos, de cierre de fábricas, de vetos a la recuperación de plantas por los trabajadores, nos quieren hacer creer que el esfuerzo de cobrar menos es una necesidad para hacer un mejor país. Mientras tanto, los poderosos de siempre se llevan en sus grandes bolsillos los sueños rotos convertidos en billetes, de millones de trabajadores que se quedaron sin la oportunidad de ser dignos en su tierra.

Creo que ante este momento, estas condiciones, el rol que tenemos como “jóvenes argentinos trabajadores” es ganar la pulseada contra el proyecto de estos bandidos de la república, que nos quieren poner a su servicio (el de los explotadores históricos de las clases populares), que nos quieren ver arrodillados y que quieren vender la tierra que nuestra generación resguarda para su futuro.

Hace unos días leí del muro de Matías Zalduendo Secretario de de la juventud de la CTA: “en la fiesta de los patrones y los grupos económicos pretenden que los trabajadores seamos el carbón de su asado"; y me acordé de que el estribillo de ese tema de Piero que seguía con un voz grabada desde un amplificador barato: “para el pueblo lo que es del pueblo, para el pueblo liberación”.

*Secretario de la Juventud de la CTA de los Trabajadores Córdoba.

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