Gustavo Bulla, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA escribió a propósito del escándalo protagonizado por Fernando Niembro: “La mayoría de los periodistas más destacados de la radio y la televisión comparten su actividad informativa con la administración de importantes carteras de anunciantes, mala costumbre surgida al calor del neoliberalismo y naturalizada en medios argentinos. ¿Existe un conflicto con la ética profesional? Sin dudas. No obstante a ningún comunicador que entrevistó a Niembro le llamó la atención”.

La oportuna observación de Bulla constituye tanto una verdad como una denuncia que replantea el tema de la observación de códigos de ética profesional periodística en la Argentina. La presente discusión acerca de los contenidos, la orientación ideológica y el régimen de propiedad de los medios de comunicación a propósito de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, parece haber dejado de lado el tema del comportamiento ético de los profesionales periodísticos. Es un tema complementario de aquella pero específico. Inclusive muchos comunicadores, también del campo progresista, dejan de cumplir con las directivas de la mencionada legislación que obliga a brindar publicidad en medios audiovisuales en un compartimiento separado de transmisión de otros contenidos. No obstante, muchos mensajes calificados eufemísticamente como “publicidad no tradicional” (PPT) se desparraman en una inapropiada mezcla con la línea específica de los programas.

Diversos comunicadores de medios importantes reciben avisos para programas de televisión por cable o radio de ínfima audiencia, lo que parecería convertirse en un seguro de protección para el avisador público y privado cuando debe ser citado en la emisión que sí tiene público.

El trabajo en oficinas públicas de información o empresas privadas se yuxtapone, en no poco frecuentes ocasiones, con desempeños profesionales en medios en los que se debe informar acerca de temas competencia de aquellas.

Los sindicatos y organizaciones profesionales de los trabajadores de prensa deberían contar con un código de conducta y un tribunal de aplicación del mismo para que el público, que debe ser y no es el gran privilegiado de la comunicación, sepa que quién le informa está distanciado de intereses que son incompatibles con la responsabilidad de suministrar noticias.

Es la política neoliberal la que ha impuesto unas condiciones profesionales que reducen los salarios y presionan hacia la búsqueda de compensaciones indirectas. Cambiar las condiciones de trabajo, organizar la consideración del tema ético profesional y colocar el tema como debate público es imprescindible. Al lado de la lucha por la democratización de la propiedad de los medios y imprescindible democratización, se alinean los de la capacitación profesional y los de la responsabilidad ética de los comunicadores. El caso Niembro lo pone otra vez sobre el tapete y también exhibe la dificultad social para asumirlo.

*Profesor titular FPCS-UNLP

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