UBER es una empresa de capitales financieros norteamericanos que se ha planteado, internacionalmente, concentrar el mercado del transporte de pasajeros. Su capital es mayor a los 60.000 millones de dólares.

UBER, como expresión auténtica del capitalismo salvaje e imperialista desconoce Estados y Gobiernos (incluidos los de “países desarrollados”), las leyes que regulan la actividad del transporte de pasajeros, las impositivas y las leyes sociales que protegen a los trabajadores.

¿Cómo actúa UBER?

1) Su inversión es absolutamente insignificante.

2) No crea empleos porque se mueve solo a través de su página de Internet. Tampoco fuentes de trabajo. Generalmente tampoco tiene sede física en las ciudades donde se instala.

3) No agrega un solo viaje nuevo a la demanda existente, que en el caso del taxi, aumenta en las épocas de desarrollo económico y mengua en las de crisis y caída de los ingresos de la población.

4) Sus equipos de emisión y transmisión de datos operan desde el exterior.

5) Los viajes se pagan con tarjeta y transferencia telefónica hacia su sede bancaria en Holanda, del total recaudado se apropian del 25% y giran semanalmente el 75% restante a cada chofer que incorporan. Su recaudación en pesos se transforma en dólares y fuga al exterior. No hay reinversión alguna de las mismas.

6) Su política es la desregulación. Con total desparpajo expresan que no son ellos los que deben adaptarse a las normas vigentes en cada país sino estos a su metodología y criterio de trabajo.

7) Quienes acepten trabajar para ellos, son considerados “socios”, bajo ese disfraz, se liberan de cualquier pago de aportes sociales, jubilatorios, no respetan leyes sociales (derecho a obra social de salud – despido –etc.). Promueven el trabajo en negro.

8) No pagan impuesto alguno en los países y ciudades donde actúan.

9) No aceptan ninguna regulación estatal en sus tarifas ni las discuten con nadie (incluyendo a sus choferes). Bajas para concentrar el mercado y altas cuando lo han logrado.

10) No respetan las normas de seguridad: autos sin identificación – sin verificaciones técnicas para transportar pasajeros – choferes sin habilitación profesional, ni exámenes físicos y psíquicos periódicos como el caso de los taxistas de la CABA.

11) No asumen ninguna responsabilidad sobre el servicio. No exigen seguros para el pasajero transportado.

12) Su política de “calificación de choferes” fomenta la discriminación por color de piel, edad, raza, nacionalidad, opinión política, etc.

Si lograran instalarse llevarían a la ruina a más de 60.000 personas (choferes – propietarios de un solo auto y Licencia – PYMES – emprendimiento de radio-taxis – etc) que actúan directamente en la actividad taxista en Buenos Aires. Bajarían nuestras recaudaciones diarias, impulsaría el aumento de las ya extensas jornadas de trabajo – la imposibilidad de mejorar el material rodante – el trabajo en negro.
Son como buitres que, con el cuento de la modernización, que no va más allá de un celular android, se quieren apoderar de nuestra fuente de trabajo.

Hace ya más de un año desde la Asociación Taxistas de Capital (ATC) venimos desarrollando una intensa tarea propagandística y de concientización (particularmente a través de nuestra Revista Taxi Hoy) y promoviendo la unidad de acción más amplia del gremio en un frente común para enfrentarlos.

Esa labor, se expresó en un acuerdo del que forman parte 5 organizaciones de la actividad, el S.P.T. (CGT) que representa a los choferes, la ATC (CTA) a los trabajadores autónomos y Spat, Upat y Cametax a pequeños propietarios. Estas entidades son las que encabezan la lucha que en estos días los taxistas estamos desarrollando en nuestro hábitat de trabajo, las calles de la Ciudad.

Cientos de taxistas produjeron las primeras asambleas callejeras el martes 12 de abril y más de 2.500 compañeros, choferes asalariados y trabajadores autónomos, protagonizaron una jornada similar pero más contundente el viernes 15 de abril, en 25 lugares de concentración del tránsito porteño.

Al mismo tiempo nos presentamos ante la justicia con un amparo que fue resuelto a nuestro favor, y logramos una declaración de la Legislatura porteña de coincidencia con nuestros planteos.

Esta labor la hemos extendido al exterior para enlazar la lucha común con taxistas de otros países de nuestro continente y en función a ello participamos en el Encuentro del ESNA que se realizo en Montevideo y en un Encuentro de organizaciones de trabajadores autónomos que se realizó en Lima.

Esta lucha tendrá en esta etapa, porque somos conscientes de que será un proceso a largo plazo, su expresión mayor en la concentración unitaria de miles de taxistas el miércoles 20 de abril en el Obelisco.

Con los mismos objetivos, taxistas de Córdoba, La Plata y otras ciudades importantes del país han salido a la calle para enfrentar a UBER.

Sabemos del pensamiento neoliberal de los funcionarios del Gobierno de la Ciudad y Nacional, de las políticas económicas en curso a favor del capital concentrado y transnacional, de que Ceos de UBER viajaron en la comitiva de Obama a la Argentina y tienen fluidas relaciones con Macri, su gobierno y el de la Ciudad, conscientes de ello es que, a pesar de declaraciones y algunas medidas parciales y aún no de fondo, a nuestro favor, no tenemos ninguna garantía de seguridad ante la enorme presión política, mediática y financiera que UBER está desarrollando.

Nuestra lucha contra UBER no solo es reivindicativa en defensa de nuestra actividad, nuestro trabajo y nuestros ingresos sino es además, una lucha antimonopólica. Nos enfrentamos, cara a cara, con un representante del imperialismo que promueve una nueva y más feroz forma de penetración en las economías, cuestión que deberá tener en cuenta el conjunto del movimiento obrero.

Alberto “Cacho” Rodríguez – Secretario de la Asociación Taxistas de Capital

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