En el auditorio del gremio de las Telecomunicaciones de Foetra se llevó a cabo la segunda jornada que la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS) organizó junto con la Secretaría de Relaciones Internacionales de CTA en el marco del 24 de Marzo y a 40 años de la creación de la Operación Cóndor en la región.

En el auditorio del gremio de las Telecomunicaciones de Foetra se llevó a cabo la segunda jornada que la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS) organizó junto con la Secretaría de Relaciones Internacionales de CTA, con la participación de compañeros y compañeras de CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, CGT, representantes de organismos de Derechos Humanos, víctimas del Terrorismo de Estado y la Coordinadora de Centrales Sindicales de las Américas (CSA) y de Europa, en el marco del 24 de Marzo - Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y a 40 años de la creación de la Operación Cóndor, con la autoría intelectual de Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado norteamericano, el 25 de noviembre de 1975 en Santiago de Chile.

Intervención completa del compañero Hugo Yasky, secretario general de CTA:

Buen día compañeras, compañeros. Primero celebrar esta convocatoria de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur. Ha sido una iniciativa que sirve para reafirmar a los trabajadores y a las trabajadoras del continente en nuestra lucha para construir esa justicia social y esa soberanía sin las cuales nuestras sociedades nunca van a poder superar el estigma de la desigualdad y de la exclusión social. Para nosotros es muy importante rescatar esta fecha, estos 40 años y hacerlo con las presencia de compañeros y compañeras de otras centrales sindicales de América latina. Es un dato muy importante en estos tiempos que corren esta visión de una disputa, de una lucha contra las clases dominantes que ya no se puede pensar encerrado en los límites de nuestras fronteras nacionales y que hay que pensarlo como una lucha que se da en un espacio mucho más amplio. Estamos hablando de América latina y también de los pueblos de la frontera y del mundo. Por eso creo que es tan importante sostener este esfuerzo de unidad que además tiene que ser replicado por el esfuerzo de unidad dentro de nuestro país. Por eso celebro la presencia de las centrales sindicales porque creo que sin dudas llegó el momento de dejar de lado las cuestiones secundarias para entender que hoy hay que estar unidos para enfrentar a un enemigo poderoso que llegó al gobierno por los votos pero que en esencia representa a aquellos intereses que en el año 1976 llegaron al gobierno de la mano de los militares y que forman parte de eso que nosotros definimos como el golpe cívico – militar. Y ponemos antes incluso que ’militar’, ’cívico’. La clase dominante de nuestro país, una y otra vez, desde Rivadavia, intentó convertir a esta nación en una especie de enclave a la disposición de las políticas imperiales, fueran los ingleses primero o los yankies ahora. En 1976 se quería intentar redefinir, en el corazón económico de una nación que había recuperado a un líder, Juan Domingo Perón, después de 18 años de exilio y que intentaba ponerse de pie apostando a convertir a este país en un país que tuviera industria, ciencia, tecnología, que no aceptara ser simplemente productor de materias primas.

Y se construyó una alianza de clases con sectores que todavía existían de la burguesía nacional y con la clase trabajadora, liderados por Juan Domingo Perón y fueron capaces de demostrar en un corto tiempo que esa utopía por la que nuestro pueblo había luchado y resistido porque los golpes, lamentablemente en este país siempre tuvieron en la mira a los gobiernos populares, en el año 30, en la década del 55 y posteriormente en el 66 y después en el 76. Fueron recurrentes los golpes militares porque la derecha no podía gobernar este país si no era de la mano de la irrupción de las fuerzas armadas. Y siempre, como decían los compañeros, el blanco fueron los trabajadores y las trabajadoras, porque en términos de proyectos de país, el de las clases dominantes o el de los trabajadores. Porque el proyecto nacional y popular tiene como expresión nuclear a la clase trabajadora. Y por eso en este país el movimiento sindical jugó papeles importantísimos. Miremos sino el 17 de octubre de 1945 donde los trabajadores salen a romper ese intento de secuestrar a quien lideraba en ese momento, los afanes, las necesidades y los sueños de quienes lo único que tenían era su fuerza de trabajo. Y yo creo que hay que recuperar esa misión histórica que tuvo el movimiento sindical en los malos momentos de nuestro país que es el de ser la fuerza capaz de enfrentar a los que quieren convertirnos en una semicolonia. Hoy estamos discutiendo eso.

Nosotros somos absolutamente claros. Tal como dijeron los compañeros de las otras centrales, Obama no es bienvenido a la Argentina para los trabajadores y los sectores populares. Pero no es bienvenido, no por una posición infantil, ni ideologista. No es bienvenido porque Obama representa, en este viaje y en haber elegido a la Argentina como destino, una política de doble juego que está haciendo en este momento el imperialismo. La distensión con Cuba significa apretar las clavijas sobre el resto de América latina. Esto es así y lo estamos viendo. Y la nueva derecha que se enseñorea por el continente con la repetición de sus clics, de sus slogans, de modos de identificarse, de sus maneras de penetrar los medios de comunicación, todo eso no es casual que se replique de la misma manera y sistemáticamente en todos los países de América latina. Hay una orquestación. Así como hubo una orquestación para la eliminación de los militantes del campo popular que se llamó Plan Cóndor y que no hubiese existido sin la CIA, sin el Pentágono y sin la anuencia del Pentágono y sin la anuencia de la Casa Blanca. Porque esto hay que decirlo con todas las letras. Del mismo modo hoy hay una orquestación de lo que está pasando en Bolivia, en Brasil, en Ecuador, en Venezuela y en nuestro país también. Nosotros tenemos que reconocer que la derecha fue capaz de llegar al gobierno a través de los votos. Pero esto no nos tiene que obnubilar y hacer perder de vista a qué viene este gobierno. Este gobierno viene a reponer el viejo proyecto de las clases dominantes de este país y si nosotros leemos cuáles fueron las medidas económicas que se anunciaban en 1976 y cuáles son las que se anuncian ahora son exactamente las mismas y el objetivo es el mismo. Es achicar, desmantelar el Estado para agrandar la Nación. Elevar la desocupación, destruir el aparato industrial, abrir a la Argentina a la especulación financiera y ponerla como una piecita más en el tablero de ajedrez del imperialismo yankie. Esta es la realidad y yo creo que frente a esto tenemos que luchar, tenemos que ponernos de pie. Y creo que esa es la tarea que tenemos. Porque no hay democracia, no hay derechos humanos, no hay justicia social en el marco de un proyecto que es autoritario. La experiencia que significó el anuncio del protocolo para reprimir, y el nuevo protocolo que pretenden aprobar en provincia de Buenos Aires donde ayer un ministro dice con desparpajo ‘No va a haber más marchas. Los que quieran reclamar algo, vamos a abrir una oficina, especialmente para escuchar los reclamos y van a venir, y vamos a repartir turnos y van a reclamar, y se acabaron las marchas’. Es decir, esto es el intento de volver a crear, sin declarar el Estado de Sitio, las condiciones del Estado de Sitio. Es el intento de volver a generar la censura de la prensa sin tener que perseguir a ningún periodista porque hoy los persiguen directamente los dueños de los medios de comunicación que son los que le ponen la mordaza. Hoy en este país existe una prensa en un país que no existe. Un país donde no hay problemas, un país donde todos estamos felices, un país donde recorremos el camino que nos dice el presidente de la Nación, de la meditación individual, todos esos consejos de los manuales de autoayuda, para ser felices, de encontrar el camino uno mismo y por sí solo, toda esta especie de construcción retórica que lo único que hace es ocultar la realidad. Ellos vienen otra vez a convertir este país en un país de desocupados, en un país de excluidos sociales, en un país de desiguales, porque por supuesto hay sectores de la clase media que van a tratar de capturar.

Nosotros tenemos que reivindicar la Memoria. Rodolfo Walsh decía: “las clases dominantes quieren que para los trabajadores la historia siempre empiece desde cero”, es decir, que no tengamos memoria. Y creo que hay que reivindicar a las Madres de Plaza de Mayo, a las Abuelas de Plaza de Mayo, porque ellas nos enseñaron que aún en los momentos más adversos, porque es difícil imaginar un momento más adverso, una correlación de fuerzas más desigual que la del día en que las primeras Madres decidieron salir a la Plaza de Mayo a caminar. Es difícil imaginarlo. Y aún así fueron capaces de erguirse, y de alguna manera, en esa primera marcha hicieron una pequeña hendidura en la coraza del rigor de los militares que después fue esa tremenda brecha que nos permitió horadar, penetrar, transformar otra vez la Argentina en un país donde los derechos humanos se respetaran. Por eso hay que reivindicar a las Madres, a la resistencia, a los que no se arrodillaron, a los que sobrevivimos y fuimos capaces de seguir peleando con la misma bandera, porque sin esa resistencia no hubiese habido trece años de gobierno popular y democrático como los que tuvimos. Ni hubiese habido Lula, ni Chávez, ni Evo. No salieron de la nada. Y con esto digo que a pesar de que la historia de los pueblos es una historia de flujos y reflujos, como la marea que entra y se retira, a pesar de que estamos en un momento evidentemente en el que tendremos que rehacernos y buscar la unidad todas las centrales, y tener un programa común y tener objetivos comunes, porque hoy hay que defender el empleo, hay que parar la mano de los despidos, hay que defender la paritaria libre, al movimiento sindical, hay que darle la mano a los que sufren violencia institucional y abuso de las fuerzas de seguridad que está ocurriendo en todo el país, hay que reivindicar y pedir la libertad de Milagro Sala. Y hay que hacerlo sabiendo que, como dicen los chinos: “El que tropieza y no se cae, avanza dos veces”.

Entonces, a 40 años del golpe quiero reivindicar a quienes lucharon y quiero
reivindicar también una pequeña estrofa de don Atahualpa Yupanqui, que siempre la repito porque creo que es la más adecuada para estos tiempos. Él dice: “La flecha todavía está en el aire”.

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