Las declaraciones de Chiche Duhalde tienen un contenido profundamente discriminador y antidemocrático. Pretende correr a las mujeres de la política, para volver a colocarnos en un lugar de subalternidad, para ser representada por un otro varón, supuestamente superior.

Esa línea de pensamiento es tan retrógrada que hace recordar posiciones del siglo pasado. Además está por fuera de la cultura, la sociedad y la historia. Parecería querer convencernos de que hay datos de la biología que operan para que seamos así, emotivamente imposibilitadas de cumplir funciones públicas. ¿Qué opinarán Dilma Russef, Michelle Bachelet y tantas otras representantes de nuestro género?

Sin embargo, lo más indignante es el tono antidemocrático de sus palabras, que intentan así acallar a la diferencias. Con quien no se acuerda en política, se discute, se presentan alternativas, se enfrenta electoralmente. De ninguna manera se lo manda a su casa.

Lamentablemente, los dichos de Hilda González de Duhalde recuerdan el "¡¿por qué no te callas?!" que el Rey de España, un monarca, le lanzara a un presidente latinoamericano, Hugo Chavez. Ya sabemos a dónde llevan esos pensamientos excluyentes.

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