La decisión de la Presidenta respecto a que las madres sean quienes cobren la asignación familiar, salvo que el padre tenga la tenencia de los hijos, pone en sintonía este beneficio con la AUH, que estipula en su reglamentación explícitamente que las mujeres la cobrarán.
Esta decisión se asienta en la experiencia histórica y cotidiana de que somos las mujeres las que fundamentalmente nos hacemos cargo de las tareas de cuidado y que mejor sabemos utilizar los recursos económicos para que lleguen a los destinatarios y destinatarias y según las prioridades de cada familia.
En este sentido esta decisión podría entenderse como una medida de acción afirmativa o discriminación positiva, al otorgar ese plus de dinero en los salarios de las mujeres. Como aspecto secundario se podría argumentar que su contrapartida es que en algún punto refuerza la idea de que a las mujeres les corresponde hacerse cargo de los hijos. Pero, lo cierto es que esta es una realidad y que todo aquellos que apunte a mejorar el poder adquisitivo de las mujeres, también contribuye en el camino de reforzar su autonomía.
En un camino de inclusión y reparación de derechos, en el terreno de la igualdad en el mundo laboral, seguramente necesitamos se avance con la noción de responsabilidades familiares compartidas, el aumento de licencias para varones por nacimiento, las licencias por cuidados de persona dependientes y otras que contribuyan a reducir históricas brechas de desigualdad.
Nos esperanza saber que se está recorriendo un camino que tiene como horizonte el empleo, la calidad de vida y en definitiva la igualdad.

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