Fuente: Página/12

Los dirigentes sindicales dejaron de lado sus divisiones y acudieron a la cita con el director de la Organización del Trabajo. Los gremialistas mostraron preocupación por los aumentos de los precios y rechazaron la idea de discutir salarios por productividad.

Dirigentes de las tres CGT y las dos CTA se juntaron ayer, por primera vez desde la serie de rupturas que fragmentaron a las centrales sindicales, convocados por el director de la Organización del Trabajo (OIT), Guy Ryder. Un desayuno en el Hotel Castelar sentó en una larga mesa en forma de C a delegaciones encabezadas por Hugo Moyano, Antonio Caló, Hugo Yasky y Pablo Micheli, así como a un enviado de Luis Barrionuevo. El director de la OIT advirtió sobre una avanzada de los sectores empresarios a nivel internacional contra el derecho de huelga. Los jefes sindicales hablaron de mantener “una posición de cautela” ante el nuevo gobierno, mostraron preocupación ante los aumentos de los precios y coincidieron en el rechazo a que se ponga una cláusula de productividad para discutir salarios en las paritarias.

Ryder, de visita en el país, estuvo el lunes en la 21ª Conferencia de la UIA, donde invitado por su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja, compartió un panel con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. El viaje estaba organizado desde antes del cambio de gobierno, pero coincidió con la asunción de Triaca en la cartera laboral y las versiones periodísticas sobre un llamado a una concertación. Buscando equilibrar su paso por Buenos Aires, el director general de la OIT pidió que le organizaran el encuentro de ayer con los dirigentes gremiales, que se resolvió con una asistencia completa.

En el Castelar estuvieron además Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (de los estatales de UPCN), el moyanista Juan Carlos Schmid (de la Confederación de Trabajadores del Transporte) y el docente Roberto Baradell, entre otros. También llegaron representantes de las tres centrales sindicales de Brasil y de la uruguaya PIT-CNT.

Frente a una ronda de café con medialunas, los titulares de las centrales sindicales tuvieron unos cinco minutos iniciales para dar un panorama de la nueva situación en la Argentina. En el encuentro fue cerrado a los medios.

Según contaron asistentes al desayuno, Moyano llamó a mantener “una posición de cautela” frente al nuevo gobierno. El titular de la CGT Azopardo no se explayó demasiado sobre la situación abierta con la llegada a la Casa Rosada de Mauricio Macri, al que respaldó en la campaña electoral, y prefirió usar la mayor parte de su tiempo para criticar a la gestión kirchnerista. Caló volvió a citar la máxima “el que gana gobierno y el que pierde acompaña” al anticipar su disposición al diálogo.

Yasky, desde la CTA de los Trabajadores, apuntó que por primera vez el país tiene un gobierno compuesto en sus principales cargos por gerentes de las multinacionales y advirtió sobre los riesgos de pérdida de puestos de trabajo y entrada en recesión, planteados las propuestas de apertura de las importaciones, devaluación y aumento de los servicios públicos.

Si en el posicionamiento político no hubo coincidencias, sí aparecieron en cambio, en el planteo de una agenda sindical común a defender. Como primer punto, apareció la preocupación por el poder adquisitivo del salario frente a los aumentos de precios y por cómo puede llegar a impactar la unificación del tipo de cambio. También se habló de la defensa de los puestos de trabajo así como de las paritarias libres y sin techo. Otro punto generalizado fue el rechazo a los intentos de incluir una cláusula de productividad para discutir las próximas paritarias.

Ryder, por su parte, planteó que había visto “una buena disposición” de parte del gobierno y la determinación de convocar próximamente a las centrales “al diálogo”. El director de la OIT de todas maneras se centró en el encuentro en explicar dos de las preocupaciones del sector de los representantes de los trabajadores en la OIT. Una es la difusión de una campaña para lograr que 50 países adhieran al protocolo de compromiso para combatir el trabajo forzoso. Otra es el alerta ante una ofensiva que se está dando dentro de la OIT, un organismo tripartito con representantes de los estados, las centrales sindicales y los empresarios, para limitar el derecho de huelga. Esta ofensiva coincide con una tendencia de los últimos dos años, en los que la representación empresaria, tradicionalmente en manos de dirigentes empresariales, está siendo delegada en varios CEO.

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