Luego de las protestas que marcaron el inicio del año académico 2012, los alumnos de distintos colegios que denunciaron haber quedado sin matricula por participar del movimiento estudiantil Santiago de Chile.

El vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, Rodrigo Rivera, denunció que al menos cinco mil jóvenes chilenos fueron expulsados por haber participado en movilizaciones el pasado año.

Rivera, quien anunció una manifestación para el próximo 15 de marzo como medida del movimiento estudiantil en 2012, instó al Gobierno chileno a asegurar las matrículas de todos los estudiantes del nivel de enseñanza media.

"Nadie debe sufrir represalias por haber participado en el movimiento estudiantil", subrayó Rivera, quien además pidió al ministro del área, Harald Beyer, no desentenderse de las numerosas cancelaciones de matrículas.

"Se nos canceló el derecho de seguir sólo por apoyar una causa justa", dijo Moisés Paredes, uno de los jóvenes expulsados, citado por el diario chileno El Mostrador. El joven pertenece a uno de los liceos de la comuna capitalina de Providencia, donde la medida se aplicó a casi un centenar de alumnos.

Cientos de estudiantes se movilizaron junto a sus padres frente a las oficinas de Gobierno de la municipalidad con el objetivo de reclamar la renovación de las matrículas al alcalde del lugar, Cristián Labbé.

El edil, exmiembro de la policía secreta de Pinochet (1973-1990), no los recibió y en su lugar lo hizo la directora de Educación del municipio, Karla Frauenberg, quien alegó que las administraciones de los colegios actuaban autónomamente.

"Nos dijo que los colegios tenían autonomía para echar a sus alumnos. Nosotros creemos que aquí hubo persecución política y vamos a agotar todas las instancias judiciales", denunció el vocero de los estudiantes del liceo José Victorino Lastarria de Providencia, Elioska Zárate.

Organizaciones sociales y sectores de la oposición chilena advirtieron que la expulsión de las instituciones docentes se aplicó sobre todo contra los líderes del movimiento estudiantil y no contra jóvenes que causaron daños materiales en las escuelas o que transgredieron el reglamento escolar como se alega por autoridades locales.

En opinión del vocero de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y representante del estudiantado mapuche, José Ancalao, las suspensiones de matrículas están bajo la lógica de una persecución política de tipo pinochetista.

"Esperemos que prime la sensatez y que los compañeros secundarios que se movilizaron puedan tener las matrículas en los colegios a los que pertenecen", agregó por su parte el también portavoz de Confech, Gabriel Boric. Y luego el líder universitario añadió: "La gente que se ha sacrificado estando en paros y tomas durante todo este tiempo no lo hace por un capricho infantil, sino porque realmente la educación que tenemos en Chile es un desastre.

Por Tania Peña para Prensa Latina

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