Las finanzas, los medios concentrados, el chat de la elite empresarial, los dueños del campo, los operadores judiciales de los law fare, los servicios de inteligencia internacionales, el fondo monetario, los gobiernos de Estados Unidos y Brasil, las derechas regionales, tenían un candidato. Tenían un candidato y agitaban alrededor de la continuidad de un plan de despojo. Tenían un candidato y lo revistieron de todos los apoyos, abrieron las canillas de los préstamos, lanzaron declaraciones altisonantes, pagaron jueces y medios. Pero lo que en otros países viene funcionando, aquí se encontró con resistencias, siempre anduvo chueco, le pasaron cosas. Vale recordar eso que pasó para comprender la fuerza, nuestra fuerza, que se opuso a esa conjunción de poderes. Vale recordar para saber que esa fuerza es múltiple, heterogénea, compone tonos y banderas y que está en la base de un triunfo electoral como el que se anunció en las primarias.

Las finanzas, los medios concentrados, el chat de la elite empresarial, los dueños del campo, los operadores judiciales de los law fare, los servicios de inteligencia internacionales, el fondo monetario, los gobiernos de Estados Unidos y Brasil, las derechas regionales, tenían un candidato. Tenían un candidato y agitaban alrededor de la continuidad de un plan de despojo. Tenían un candidato y lo revistieron de todos los apoyos, abrieron las canillas de los préstamos, lanzaron declaraciones altisonantes, pagaron jueces y medios. Pero lo que en otros países viene funcionando, aquí se encontró con resistencias, siempre anduvo chueco, le pasaron cosas. Vale recordar eso que pasó para comprender la fuerza, nuestra fuerza, que se opuso a esa conjunción de poderes. Vale recordar para saber que esa fuerza es múltiple, heterogénea, compone tonos y banderas y que está en la base de un triunfo electoral como el que se anunció en las primarias.

El cuerpo colectivo conoce flujos y reflujos, entusiasmos y desamores, pero cuando aparece deja huella, se marca, en las existencias individuales. De ninguna de esas conmociones se sale igual y a veces una derrota queda como inscripción resistente, aprendizaje y deseo. Una elección no es, como pensaba Sartre, el momento en que todo eso se anula (el saber de la lucha de clases, las tramas colectivas que sostienen las peleas, decía) para reponer un acto solitario e individualista, puro pacto y concesión al orden. Las urnas tienen pasadizos que las comunican con las políticas callejeras y los movimientos sociales. Pero también desplazan, transforman, convierten. En las PASO vimos la fuerza amasada en la calle estos años, la perseverancia del movimiento plebeyo argentino que se reconoce en el peronismo, la articulación electoral del sindicalismo de la economía popular, la capacidad de producir escenarios nuevos que signó al kirchnerismo. Confluyó lo que no siempre confluye. Una lucidez colectiva cosió los retazos y las fuerzas dispersas en el grito hastiado contra un gobierno que no cesa de expropiar.

¿Qué senderos hay entre candidaturas y plazas, entre movilizaciones masivas y actos electorales? Nada de causa y efecto, más bien confluencias, pasajes, refuerzos, torsiones. Muchos son los motivos de los votos, y prima por estas horas la idea de un voto realista, dictado por la heladera, salido de la necesidad y del desempleo. Ese voto economicista no sería incompatible con la ideología meritocrática y securitista de las elites que nos mal gobiernan. Pero, ¿no indica otra cosa, no surge de otros ríos, ese caudal de votos? ¿No dice también de las resistencias y de las imágenes de otra sociedad en juego? ¿No trae, con el voto juvenil, los esfuerzos de millones de pibxs que imaginan otra sociedad? ¿Nuestro voto no fue amasado en las plazas después de la derrota, en las movilizaciones que sostuvimos, en las tomas de las escuelas, en la defensa que muchxs trabajadores estatales hicieron de sus ámbitos de trabajo, en la transformación de la idea de trabajo que hicieron los paros feministas? Conceder primacía explicativa solo al argumento económico es privarnos de entender de donde surge la fuerza que no es sólo defensiva. Es, también, fundadora y deseante. Olvidar la dimensión de organización y articulación política que produjeron alternativa para la conjunción de votos de toda índole es privarnos de comprender la singularidad de esta traducción que hoy se opera.

El gobierno reaccionó ante nuestra fuerza agitando el miedo. Llamando al terror de los mercados. Sus escenas siempre son las del pavor. En las últimas semanas se muestran con chalecos anti balas y dejan ver francotiradores. Para acentuar el terror, corrida cambiaria. Pero también porque su lógica es la del desguace y la ganancia sin fin, la expropiación de las riquezas colectivas y de los esfuerzos y trabajos. Nunca estuvo tan desnudo el rey. Ni tan mal dormido, nunca se notó tanto su servidumbre y su deshonor. Del otro lado, tenemos esta coyuntura singular, más virtud que fortuna, y el entusiasmo tembloroso de estar viendo la derrota popular de un experimento sostenido de las derechas mundiales. Lo que suceda aquí, le habla también al mundo.

Fuente: Página/12