El intelectual brasileño Emir Sader participó del cierre del encuentro “Una década de reafirmación de la soberanía regional. A 10 años de No al ALCA”. Esta actividad se llevó a cabo en la Escuela de Defensa Nacional (Maipú 262) y fue la primera actividad pública organizada por la Universidad de Defensa Nacional en conjunto con el Ministerio de Defensa de la Nación. Cabe destacar que entre los asistentes se encontraban como invitados especiales nuestros compañeros Hugo Yasky, Jorge Hoffman, Gustavo Rollandi y Carlos Girotti.

Emir Sader: “El Estado es el motor del crecimiento económico y es el garante del cumplimiento de los derechos sociales”.

Muy buenas noches. Muchas gracias por la invitación. Conmemoramos juntos los 10 años de No al ALCA. Es una enorme responsabilidad hablarles en este momento. América Latina hace un esfuerzo extraordinario a contramano de los vientos del mundo para resistir a la crisis económica internacional, para resistir a un mundo que no hace sino multiplicar formas de guerras, de conflictos. América Latina se ha declarado zona libre de conflictos, libre de guerras. Es una zona de paz en un mundo de guerras. América Latina es un mundo, un continente, una región; Sudamérica en particular, que disminuye la desigualdad mientras que el mundo la aumenta. Disminuye la miseria y la pobreza pese a que el mundo las aumenta. Debemos estar orgullosos del movimiento de nuestro continente, en particular, de nuestros países. Porque estamos actuando en un mundo que va en otra dirección. El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas y no fue para mejor. El mundo de la llamada “guerra fría” era un mundo en que dos campos se oponían. Salimos de ese mundo bipolar hacia un mundo unipolar en que hay una sola potencia imperial hegemónica que no impone la paz, impone la guerra. Es un cambio negativo. Asimismo, salimos de un ciclo largo de crecimiento económico, fin de la segunda posguerra hasta los años ’70 u ‘80, a un ciclo largo, recesivo en la escala mundial. Antes estaba por lo menos el motor de las grandes corporaciones industriales. Ahora el sector hegemónico son los bancos, el sistema financiero, especulativo, que no produce bienes, no produce empleos, que vive del endeudamiento de países, de gobiernos, de personas y de empresas. Salimos de un mundo que reconocía los derechos de la gente, hacia un mundo de la competencia de todos en contra de todos. Entonces tuvimos tres cambios importantes regresivos en las últimas décadas, y América Latina fue una víctima privilegiada de esos cambios. En primer lugar tuvimos la crisis de la deuda. Nuestros gobiernos se endeudaban a intereses fluctuantes para intentar mantener un crecimiento económico. De repente la política norteamericana multiplicó la deuda, las tasas de interés, por 6, 7, 8. Todos nuestros países cerraron el ciclo largo de crecimiento económico que venía de los años ‘30. Hasta la idea de desarrollo desapareció. Éramos todos países endeudados al Fondo Monetario Internacional (FMI). Primer gran golpe que sufrió América Latina; todos lo sufrimos. Y además trataron de negociarnos por separado las deudas. Al contrario de ahora que Estados Unidos era todo el Club de París reunido y México por separado, Brasil por separado, la Argentina por separado.

En segundo lugar, algunos de los países más importantes políticamente del continente tuvimos dictaduras militares feroces: Brasil, Chile, Uruguay y Argentina. Dictaduras que han roto con la capacidad de organización y de resistencia del movimiento popular. Y han allanado el camino para el tercer factor negativo. América Latina ha sido la región del mundo que tuvo más gobiernos neoliberales y sus modalidades más radicales. Desmontar el Estado social chileno es una brutalidad. Desmontar la autosuficiencia en energía del Estado argentino es una brutalidad. Y tantas otras que han sido hechas en ese período. Tuvimos entonces crisis de la deuda, tuvimos dictaduras militares y tuvimos gobiernos neoliberales prácticamente en todo el continente.

En el año 2000 el ex presidente venezolano Hugo Chávez decía que todavía había un consenso tan a favor del Área de Libre Comercio en las Américas (ALCA) que, sin falta de respeto por México, se transformaría América Latina entera en lo que es México dolorosamente hoy. Sólo Venezuela votó en contra. Todos los otros países en el año 2000 estaban a favor de transformar todo el continente en un área de libre comercio. En 2005 tuvimos la extraordinaria reacción en la decisión colectiva del continente: No al ALCA. ¿Pero cómo se gestó esa reacción latinoamericana? En primer lugar, cambios importantes en prioridades. América Latina es el continente más desigual del mundo. Brasil es el país más desigual del continente más desigual. Entonces cualquier gobierno con sensibilidad popular pone como su primera prioridad la lucha contra la desigualdad social. El que no lo hace no es un gobierno popular, no conoce su país o hace como si no lo conociera. Entonces la primera prioridad de los gobiernos progresistas, es prioridad fundamental: política social y no ajuste fiscal. Esa era la prioridad del neoliberalismo, poner las cuentas del Estado al día sobre las espaldas y la explotación de los trabajadores y el aumento del desempleo, desigualdad, miseria y pobreza.

En segundo lugar, la prioridad de ellos era el ALCA, la Alianza de Libre Comercio de las Américas. Nuestra prioridad es integración regional. Prioridad de relación con nuestros vecinos, intensificación de intercambio comercial de los acuerdos con los vecinos de América del Sur. No sólo eso, intercabio sur – sur – sur: relación prioritaria con el sur del mundo y no con el norte. Si no fuera así, una crisis económica como esta nos habría llevado a la peor crisis de nuestra historia desde 1929. Cada vez que ellos entraban en crisis, nosotros entrábamos como consecuencia. Esta vez hemos resistido ¿Por qué? Porque tenemos intercambio regional, porque tenemos intercambio sur – sur, y porque tenemos mercado interno de consumo popular. Como dice el presidente Lula en Brasil: “Los pobres no son problema, los pobres son solución. Pon plata en las manos de los pobres que no la van a poner en HSBC. No, van a consumir”. Resistimos a la crisis por eso. Nos hace falta la demanda de Europa, de Estados Unidos y de Japón. Por eso bajamos nuestro nivel de crecimiento pero no hemos entrado en crisis al contrario de otras veces. Sino que salimos de una situación peor que Grecia, peor que España, peor que Portugal. Porque ellos al comienzo de la crisis, ¿Qué es lo que han hecho? Han salvado a los bancos. Como dijo Barak Obama en 2008: “Hay que salvar a los bancos sino se nos caen en la cabeza”. Los bancos están muy bien. Adiós, gracias. Los que han quebrado son los países. Porque los bancos se han salvado a sí mismos. Entonces están quebradas Grecia, España, Portugal, etc. Mientras nosotros hemos resistido a todo eso.

En tercer lugar hemos rescatado el rol del Estado. Para el neoliberalismo la centralidad es la del mercado. Mercado, empresa, empresarios. Esa apología increíble de los empresarios como los grandes héroes nacionales, internacionales. Ya no se trata de los dirigentes políticos como los actores principales, ahora son los empresarios. Se hacen biografías de los empresarios, todos empiezan pobres y terminan ricos. Antes de que haya un escándalo y el tipo se vaya a la cárcel. Pero la apología de eso es que el mercado es dinámico, el mercado es transparente. El Estado es ineficiente, incompetente. Entonces la centralidad es del mercado. Nosotros hemos rescatado el rol del Estado. Sin lo cual sería imposible recuperarnos de la crisis. El Estado es el motor del crecimiento económico y es el garante del cumplimiento de los derechos sociales. Sin eso no sería lo que somos y no hubiésemos podido salir de la situación en la que estábamos en los años ’90. Sus tres actores son fundamentales, para que nuestros países, especialmente los que tienen gobiernos progresistas se han recuperado desde los ’90. Uno sale por el mundo, el canciller (Héctor Timerman) lo sabe muy bien, y nos preguntan en Medio Oriente, en África, en países de Asia: “¿Cómo han hecho para salir del endeudamiento con el Fondo Monetario (Internacional)?”. No hay ningún milagro pero hay que decirlo, lo hicimos con el esfuerzo de nuestro pueblo, a partir de una decisión política de revertir las prioridades de nuestros países.

“Hay que quebrar la espina dorsal del capital especulativo. Sin eso no habrá nuevo ciclo de expansión económica en nuestro continente”.

Tenemos muchos problemas por delante, muchas dificultades. Estamos viviendo un momento de transición entre períodos anteriores que vamos a tener por delante. Porque seguimos sufriendo los efectos de la situación internacional. En el mundo, en otros países, lo que es hegemónico es el capital especulativo, y ustedes lo saben muy bien con los fondos buitres. Esos que viven de compra y venta de papeles. Al final del día, cuando la bolsa de valores hace el balance no se ha creado ningún empleo, se han circulado papeles y concentrado renta. Hay que quebrar la espina dorsal del del capital especulativo en nuestro continente. Sin eso no habrá nuevo ciclo de expansión económica. Sólo lo podemos hacer coordinados. En el Mercosur, a través de una política productiva para que podamos hacer de nuestra región una región libre de especulación financiera que viene de afuera y viene de adentro, es una combinación. Y no es que hay empresarios buenos y empresarios malos. Todo gran grupo empresarial tiene en su cabeza un sector financiero que gana más con la especulación financiera que con la producción de cemento. Hay que desincentivar eso. Sólo lo podemos hacer de manera coordinada con un modelo económico de integración regional que genere nuevas formas de crecimiento económico en nuestros países.

Tenemos a la vez el rol del agronegocio en el campo. Un sector que sabemos que vive de la demanda externa. De la demanda de China que seguramente va a seguir comiendo, comiendo más y comprando más. El tema es que es un sector social que vive de la exportación, que deteriora el medio ambiente, que deteriora la tierra, y tenemos que fortalecer mucho más a la pequeña y a la mediana empresa de economía familiar. Ellos son los que producen alimentos y generan empleos en general.

“Tenemos que fortalecer los mecanismos de integración regional”.

Para no ir más lejos tenemos lo que todos sufrimos, el monopolio privado de los medios de comunicación. Sectores que hablan en nombre del país sin que nadie los haya elegido para hablar de esa manera. Como yo mencioné el otro día: ¿Por qué esa señora habla en nombre de Argentina? ¿Quién votó para que ella hablara en nombre de Argentina? Ella tuvo un sólo voto, el de su marido . No fue elegida por los argentinos para decir sobre la Argentina. Se trata de empresas privadas, de capital privado que ni siquiera viven de sus lectores, viven de sus agencias de publicidad. Dependen de las grandes empresas que anuncian en esos lugares y es un mecanismo vicioso en que ellos son financiados por el gran capital para intentar hacer pasar la idea de que hablan en nombre del país. Los editoriales siempre tienen un sujeto colectivo oculto como si fuéramos nosotros los argentinos. Ellos no. Han perdido sistemáticamente las elecciones aquí, en Brasil, en Uruguay, pero siguen hablando en nombre del país y eso falsea las cosas. Es el mecanismo del dinero falseando la formación de la opinión pública. Al igual que falsea la elección de los parlamentarios, hasta hay algunos financiamientos privados de campaña. El nuevo mecanismo que tiene el neoliberalismo es que todo es mercancía, todo se vende, todo se compra, todo tiene precio. El modelo utópico del neoliberalismo es el supermercado. Un lugar donde sólo entran los consumidores, el que tiene plata para comprar y para vender. No es una empresa pública, democrática para todos, nada. Hay que terminar con eso. Hay que lograr que los medios de comunicación sean un bien público. No queremos que nadie deje de hablar. Queremos que mucha más gente hable. Que todas las voces aparezcan. Yo miro los periódicos y después veo a la sociedad argentina y no tienen nada que ver. La sociedad plural, la sociedad conflictiva, con distintos puntos de vista. Uno mira los periódicos y parece que una misma persona los ha escrito a todos. Todo está editorializado, cambian los titulares nomás. Eso es así aquí, en Brasil y en otros países también. Tenemos que quebrar ese monopolio privado de los medios de comunicación porque hoy un sindicato no puede ser un periódico nacional, un movimiento popular no puede ser un periódico nacional. Eso cuesta mucho, cuesta recursos que uno no tiene. Y la Argentina ha avanzado más que otros países con respecto a esto, justamente en democratizar los medios de comunicación. Tenemos que avanzar en eso. Pero por último tenemos que ser coherentes en nuestros gobiernos con el No al ALCA. Tenemos fortalecer los mecanismos de integración regional. He estado también en la inauguración de la bellísima sede de Unasur (Quito, Ecuador) que lleva el nombre del querido presidente Néstor Kirchner. Tenemos que juntarnos con Lula, con todos, y construir modelos de crecimiento económico juntos, de manera colectiva, sin lo cual no seremos capaces de resistir las cuestiones internacionales, el capital especulativo, del Fondo Monetario, el Banco Mundial. Estamos a favor de avanzar pero hay que confesar que nos ha costado un poco, porque tenemos necesidad de reflexión, de formulaciones estratégicas para que tengamos un sujeto colectivo también a nivel de la seguridad, a nivel del desarrollo económico, de la cultura, la lucha de las ideas. Porque en última instancia la cultura, la lucha de las ideas, es la que va a decidir el destino del mundo.

Estados Unidos es un país decadente pero sigue siendo hegemónico en el mundo por el modo de vida norteamericano. El estilo de vida que exporta hacia China, hacia la periferia de nuestra ciudad, hacia el mundo entero. Nosotros tenemos responsabilidad de crear una ideología, un conjunto de valores coherentes con nuestro modelo económico social. Nosotros tenemos un modelo social solidario, humanista, democrático. Y la gran pelea es consolidar eso con la hegemonía cultural de nuestra sociedad. El día que todos nuestros pueblos defiendan este modelo con conciencia, con organización, a sabiendas de que su modelo es lo que ha permitido salir de las crisis como han salido nuestros países, estarán consolidados los avances que hemos tenido.

Un país como Argentina, que ha vivido la peor crisis de su historia hace poco más de una década, y miren lo que es Argentina hoy. Es casi increíble, quien estuvo acá y vio lo que se ha hecho en el país con el liberalismo, uno se da cuenta que es un país que tiene avances irreversibles. Quién va a querer volver a los mecanismos que han generado una situación tan desastrosa, tan desesperante. Esas son conquistas que a lo mejor no se logran en un día. Por eso son más importantes las fechas más largas, diez años, para saber qué es lo que hemos hecho con la integración latinoamericana pero hay que ver qué hemos hecho en cada país. Cuánto hemos consolidado la distribución de la renta, los derechos sociales de los sectores más frágiles de nuestra población. Porque estamos en crisis económica relativa pero nuestra crisis económica no hace que los pobres paguen el precio. Estamos viviendo dificultades pero no las transferimos en los más pobres. Argentina va a salir adelante, Brasil va a salir adelante, juntos, colectivamente.

¿Sabén cuál es la desesperación que tienen ellos? Es que el futuro es nuestro. El problema de Brasil hoy es Dilma y mañana va a ser Lula de nuevo y allí la desesperación que tienen ellos. Como en Argentina con una página dada vuelta que no va a volver atrás. El pueblo no se olvida de lo que ha pasado y sale. Entonces esta fecha de los diez años debe servir también para hacer un balance de lo que hemos conquistado en cada uno de nuestros países pero sobre todo en el conjunto del continente, en el conjunto de países que hemos dicho hace diez años: “ALCA al carajo!”.

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