El 25 de octubre del 2020 quedará señalado en la historia como el inicio de un nuevo ciclo para nuestra patria. A partir del Plebiscito de Entrada se inaugura el Proceso Constituyente y se abre -producto de la presión del pueblo en las calles y las urnas- la oportunidad cierta de terminar con la Constitución de Pinochet. Hoy, Chile cierra 30 años de transición y más de 40 bajo el yugo de la Carta Magna de la dictadura.

Millones se volcaron con alegría, convicción y alta expectativa a votar en esta jornada histórica. Procesos electorales que los últimos años cada vez convocaban menos (más aún voluntario) no se condicen con la participación de hoy. Eso ya es el primer gran triunfo, nadie podrá cuestionar los resultados de esta revolución participatoria.

Como trabajadores sabemos que, ante un escenario lleno de incertidumbre en materia laboral, no serán las clásicas recetas las que nos permitirán asegurar trabajo. Nos dijeron en la última elección Presidencial que venían tiempos mejores y la realidad es que el cierre de empresas y una economía que no despega, no es solo fruto de la pandemia o del "estallido social" como han querido hacer creer las autoridades. Hace años arrastramos un crecimiento económico que se ha sostenido en la precariedad de los empleos, bajos salarios, poca estabilidad y nulas políticas de reconversión laboral. Para cambiar este escenario no basta con algunos ajustes, se requiere un cambio en el modelo de crecimiento.

Por ello, como Central Unitaria de Trabajadores, asumimos el desafío Constituyente no solo como una opción a marcar en un voto. A nuestros ojos, hoy se abren las puertas al debate sobre el Chile justo, inclusivo y digno que queremos construir. Son precisamente la voz de los explotados, los abusados, los excluidos, la que se ha hecho sentir el día de hoy. De quienes se nos pide, una y otra vez, ser generosos y pacientes frente a cambios que nunca llegan y que solo han profundizado la desigualdad de ingresos y de trato. Sabemos que el Proceso Constituyente será un proceso en disputa, pues quienes han gozado históricamente de privilegios no querrán cederlos fácilmente, pero con un pueblo activo y vigilante, movilizado y participando, no habrá espacio para que sean unos pocos los que definan nuestros destinos.

La Clase Trabajadora organizada, celebra y saluda a cada trabajador y trabajadora que con esfuerzo hoy se hizo presente y defendió con su voto el derecho a un Chile más justo. Sabemos que han sido años duros y difíciles y que, ciertamente, los cambios no serán de un día para otro; que mañana deberemos nuevamente estar en nuestros puestos de trabajo, pero ya no seremos los mismos, porque Chile inició un proceso de cambios. Debernos estar alerta a cada uno de los hitos que se inician a partir de este momento, aportando con nuestras demandas y bregando porque en una nueva Constitución, el Valor del Trabajo esté en el centro de la sociedad; única forma en que Chile podrá realmente volver a ser una patria grande, una patria para todas y todos y donde nadie, por el hecho de crear trabajo, pueda sentirse con el derecho a humillarnos como trabajadores y trabajadoras. Esta fuerza que mueve Chile, que es la Clase Trabajadora, hoy puede recuperar la esperanza; esa esquiva esperanza que nos arrebataron y que hoy florece, como nueva primavera, con la bandera de la dignidad de un pueblo que se ha puesto de pie.

CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES

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