Entrevista al compañero Hugo Yasky, secretario general de CTA de los Trabajadores para el programa Primera Estación por Radio Madre am 530 - sábados de 10:00 a 13:00.

Luisina Colombo: ¿Estamos volviendo a discutir empleo, puestos de trabajo por sobre paritarias, estamos volviendo a ese momento de la historia?

Hugo Yasky: Creo que estamos en tránsito hacia eso, porque inevitablemente la instalación de este proyecto que representa el gobierno de Macri, que es la restauración del neoliberalismo, además con un elenco de integrantes del Ministerio de Economía, en la Banca, en los puestos claves de las finanzas, todo un elenco de gerentes de multinacionales, entonces se reinstala la lógica del neoliberalismo y esta lógica tiene un eje en la destrucción del Estado social, y eso implica ajuste y despido de trabajadores y creo que esto que estamos viendo ahora preanuncia lo que sin lugar a dudas, y mucho dependerá de lo que podamos hacer, va a ser la política que va a caracterizar a este gobierno. Hay muchos grupos empresarios, incluso ayer me decían que el propio Melconian hablaba de la necesidad de una desocupación de dos dígitos para disciplinar las demandas salariales, porque una cosa está vinculada con la otra. Cuando hay una desocupación alta, el poder de presión de los sindicatos decrece, así que creo que estamos en tránsito hacia la instalación de ese escenario, por lo menos en lo que es la pretensión del gobierno.

Cecilia Manfredi: Uno de los argumentos que se utiliza para justificar los despidos es que de lo que se trata es sacarse de encima del Estado, y utilizan esta palabra: “ñoquis” que hay que reconocer que prende en ciertos sectores sociales. Que en el Estado hay un montón de gente, que están acomodados, que tienen sueldos muy por arriba. ¿Hay una especie de mirada que cuestiona el rol de los trabajadores del Estado sobre lo que se apoya el macrismo para avanzar?

H.Y.: Sí, totalmente, hay una mitad de la población, para decirlo en términos de lo que fue el resultado electoral, que votó al candidato de Cambiemos que cree efectivamente que el Estado, los municipios, están poblados de ñoquis, de gente que no trabaja, y sobre eso pivotea la campaña mediática del gobierno para tratar de demonizar al trabajador estatal, como si todos los trabajadores estatales, y sobre todo los contratados, fuesen “ñoquis”. Se trata de hacer un juego insidioso, confundiendo la figura del “ñoqui” con la del contratado. El contratado en el Estado es nada más ni nada menos que el trabajador precarizado, el no registrado de la actividad privada es primo hermano del contratado en el Estado. Y sin embargo se trata de hacerle creer a la mayoría de la población que todos los 12000 despedidos y los que les van a seguir, son todos “ñoquis”. Y eso es mentira, porque los “ñoquis” tienen que ver con el poder político. No son los trabajadores que atienden al público, ni que están en una dependencia oficial, ni los que están al frente de la atención del Centro Cultural Kirchner. Los políticos saben quiénes son los “ñoquis”. Son esos tipos que van y cobran y dependen del poder político y todos los grupos políticos de este país tienen los deditos, dejaron las huellas digitales en ese tema. Así que nosotros no defendemos “ñoquis” pero no nos vamos a comer la mentira de que los 12000 despedidos son “ñoquis” porque son en su mayoría contratados desde hace 7 u 8 años.. De manera tal que se trata de una campaña para anestesiar.

C.M.: Hay que destacar que se puede avanzar sobre esa precarización laboral, porque ya existía. El Estado es un gran precarizador laboral.

H.Y.: Sí, además la existencia de una Ley de Emergencia Económica, que todavía está vigente, fue el embudo que impidió contratar de acuerdo a las necesidades que había, porque a medida que los servicios sociales del Estado crecían hacía falta personal, pero eso chocaba contra esta ley, aún vigente que genera un embudo para poder tomar personal de manera permanente, y bueno esta situación que no se pudo resolver y que sin duda alguna es una rémora de la precarización laboral que todavía existe en nuestro país lamentablemente y que existió durante 12 años donde a pesar de los derechos conquistados, este tema no se pudo resolver bien.

L.C.: Cuál sería el rol hoy en día ante esta situación y ante la gran masa de despedidos que hay en el sector privado, de las centrales de trabajadores. Por un lado la CGT y por el otro la CTA que hace más o menos 15 días se reunieron previendo una avanzada sobre los salarios y sobre los puestos de trabajo. ¿Cuál es el rol en este momento particular, teniendo en cuenta que gran parte de la CGT y la CTA representada por Pablo Micheli, tuvieron un acompañamiento, aunque tibio, a la nueva gestión. ¿Qué le depara al movimiento obrero esta situación, centrales que todavía no le encuentran la vuelta a la unidad?

H.Y.: Creo que el movimiento sindical hacia adentro está debatiendo, por eso es bastante claro que son contadas las voces del sindicalismo que hoy se escuchan para denunciar los atropellos que están sucediendo. Y esto tiene que ver con un debate hacia el interior, porque hay una parte del movimiento sindical que quiere gestar una especie de CGT dialoguista, un movimiento sindical dialoguista. Hay una parte del movimiento sindical que quiere anotarse como el nuevo oficialismo de este gobierno y creo que hay otra que está tratando de resistir eso y generar las condiciones para hacer lo que realmente hay que hacer, que es constituir un frente que nos permita en unidad a los trabajadores acordar en torno a tres puntos básicos: Paritaria Libre; Defensa del Empleo y Defensa de los institutos sociales, como el caso de la jubilación pública y el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil. Creo que ése tendría que ser el papel del sindicalismo hoy, denunciar y confrontar cada vez que repriman los trabajadores, que se los atropelle, y pelear para que haya paritaria libre, porque está claro que este ajuste estructural es incongruente con una política de recuperación permanente de los salarios a través de la paritaria. De alguna manera el gobierno en algún momento va a intentar que las paritarias estén limitadas, o tengan techo, o haya un pacto social que le ponga límite a los reclamos. Algo van a intentar y creo que sería importante que el movimiento sindical esté unido y claro en que si hay algo a lo que no se puede renunciar es a la paritaria libre y a la defensa del empleo.

C.M.: La ausencia de números oficiales con relación a la inflación, seguramente no ayuda en esta discusión paritaria. La CGT dijo que la inflación del 2015 fue del 29%. ¿Ustedes ven un número de estas características para calcular la inflación de todo el 2015?

H.Y.: En realidad en el 2015 hasta octubre, veníamos con una inflación que todo indicaba iba a cerrar en torno al 25%, pero después en noviembre y diciembre vino la remarcación y la devaluación, con lo cual para nosotros el número se acerca al 30% para la inflación del año, pero además hay que tener en cuenta que todavía queda por delante el aumento de las tarifas, electricidad, gas, agua, más la posibilidad de que el dólar se siga moviendo hacia arriba, esto es lo que pretenden los exportadores cerealeros que por eso no están todavía comercializando la mercadería que tienen guardada. Entonces, todo hace pensar que el número tendría que estar más cerca del 35% y por eso algunos gremios como la Ctera están planteando desdoblar la paritaria, es decir tener paritaria con una cláusula que permita reabrirla de acá a seis meses, porque algunas consultoras hablan de una inflación que podría llegar al 40 o el 45%. Hay que ver cómo se dan las cosas, en el marco además de una crisis, ayer las noticias que llegaban de Brasil y de China generan alarma, de manera tal que creo que apresurarse a bajar todavía el pulgar porque entiendo que hay que estar mirando bien lo que puede pasar en los próximos dos meses.

C.M.: Yasky, usted hace mucho tiempo que es sindicalista. Que se dedica a defender a los trabajadores en un montón de sectores y ha visto pasar muchos gobiernos. Venimos de muchos años donde la lógica ha sido distinta a la que hemos visto en este último mes, la represión a los trabajadores, le afecta el ánimo a usted, como persona, no sé si usted lo percibe, pero nosotros tenemos la sensación de que hay mucha gente angustiada y que hace muchos años que no teníamos estos niveles de angustia en nuestra sociedad. No sólo de quienes no han votado a este gobierno, sino también de quienes lo han votado y ahora se encuentran con que las cosas parecen ser un poco más difíciles de lo que le habían dicho. ¿Cómo vive usted personalmente esta situación? ¿Cómo lo viven desde el mundo sindical? ¿Sienten que van a tener que volver a tomar decisiones que antes las habían dejado de lado? ¿Qué le pasa a usted con todo esto?

H.Y.: Estamos viviendo como un momento complejo porque tenés una mitad de la población que todavía no puede terminar de creer que se haya perdido y se haya clausurado una etapa de 12 años de conquistas, de avances, en todos los terrenos, no solamente en los terrenos sociales. En el de los Derechos Humanos, de la Cultura, de la recuperación de identidad, de la autoestima como pueblo latinoamericano. Y hay mucha gente que le parece increíble que por una cifra exigua de votos se haya perdido todo eso. Y tenés otra mitad de la población que es la que vivía rumiando odio y resentimiento cada vez que veía un nuevo avance, una nueva conquista, que hoy está feliz de la vida. Y tenés sindicatos como el mío, como el de los docentes, donde a pesar de las conquistas, hay mucha gente que votó al gobierno de Macri, y tenés el sindicato de bancarios, donde mucha más gente todavía debe haber votado al gobierno de Macri, y tenés muchos sindicatos donde hay trabajadores, porque esto hay que admitirlo, ya que negarlo sería necio, que han votado a este gobierno y que tienen expectativas con este gobierno, y que piensan que los sindicalistas lo que queremos es ponerle palos en la rueda. Hay que hacer una tarea que es contener por un lado con una mano a los que están angustiados y algunos que piensan que esto se va a terminar mágicamente en dos meses, y a los otros que hay que esperar a que el bolsillo les demuestre que se equivocaron. Hay que esperar a que la realidad del país les empiece a demostrar que por más que uno mejore no se puede trepar a la clase media alta y pensar como si fuera clase media alta siendo trabajador. Es un proceso de lucha política, de lucha de ideas en el que estamos inmersos, y bueno, como vos decías, uno tiene que tratar de no bajar los brazos, tratar de mantener firme el timón, ya que estamos en un momento de turbulencia aunque todo parezca más o menos tranquilo para alguna gente, por abajo hay turbulencia.

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