La historia sin fin, para fortuna de los pueblos, se empeña en derribar los relatos impunes de las minorías mafiosas que han impedido una y otra vez el desarrollo del conjunto, con todos los medios a su alcance, generando las peores formas del pánico y el hambre y la más descarada miseria por el mundo.

Como responsable del colectivo de trabajadores que es ATE Capital, puedo testimoniar con claridad todo lo que hemos sufrido con los compañeros y compañeras del Ministerio de Agricultura la violencia y el odio de estos “patrones del Mal” cuya simetría en espejo no puede ser más reveladora de la dimensión que ha cobrado la puja distributiva de la riqueza en la Argentina, que Néstor y Cristina volvieron a poner en discusión durante sus mandatos.

El ex Ministro de Agroindustria, alumno aplicado del Macrismo, persiguió y violentó a trabajadoras y trabajadores a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, concretando el plan de destrucción sistemática de la Agricultura Familiar, a través del despido masivo de más de 1300 técnicos/as con vasta experiencia, que brindaban un apoyo estratégico a un sector fundamental para la Soberanía Alimentaria. Su gestión desarticuló la Ley de Reparación Histórica sancionada en 2014 y alentó el avance sobre las tierras ocupadas desde siempre por el campesinado. En connivencia con la justicia corrupta, dio vía libre al desmonte indiscriminado, la sojizacion y la utilización no regulada de agrotóxicos.

No deja de conmover, sin embargo, la posición de algunos sectores, que a pesar de percibir la capacidad que tienen estos grupos de hacer daño incluso a sus familiares directos, toman partido (“TODOS SOMOS EL CAMPO” “TODOS SOMOS VICENTIN”) y se sienten parte de una casta que no duda, ni dudará en eliminarlos de forma inmediata en la medida que afecten una ínfima porción de sus intereses. Desde mi humilde lugar creo importante convencerlos del error en el que incurren.

Más allá de manifestar y acompañar con el cuerpo al PROYECTO ARTIGAS y de repudiar en el mismo sentido las expresiones y actitudes de la patota ruralista que ya hemos padecido antes, me siento en la obligación de convocar a todos los sectores del CAMPO POPULAR, a defender y apoyar al Gobierno Nacional contra el ataque masivo de la derecha que expresan los personajes aludidos, los medios corporativos y las multinacionales del dólar, y también a suministrarle la energía necesaria para disipar cualquier duda que se le presente sobre el rumbo que debe seguir y profundizar.

Los episodios de Entre Ríos, y las revelaciones del libro “Hermano”, son abundantes pruebas de los desafíos que como trabajadores y como sociedad se nos presentan en un momento tan difícil de la Argentina, Pandemia mediante.

Las señales que dan los hermanos y hermanas en Bolivia y Chile y nuestro pueblo que se levanta una vez más, alientan como siempre la esperanza de una Patria Grande y justa, el motor de nuestra lucha que no claudica.

(*) Secretario General Adjunto de la CTA de lxs Trabajadorxs y Secretario General de ATE Capital.

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