“Unos son hombres sin oficio. Hay madres de familia numerosa. Hay travestis, hay mujeres de mayores de 50 años que ya no consiguen trabajo en ningún lado. Hay otros que entran en la cooperativa pero sabemos que robaban en el barrio. Robaban a la propia familia: son pibes del paco. Y nosotros nos dijimos, no vamos a discriminar. Es lo peor entre pobres. Es como si no supieras lo que es el hambre, la desesperación, estar afuera de la vida, casi. Así formamos la cooperativa: con los desesperados. En total somos unos 60. Todos del barrio El Progreso, de Berazzategui.

De esos 60, hay 39 que están terminando la escuela primaria. Dos veces por semana bajan profesores y les enseñan. Hay mujeres en edad de jubilarse, pibes que no recordaban lo que es escribir o que nunca aprendieron. Y se les da horas para que aprendan. Pensamos que para eso tienen que servir las cooperativas, para formar oficios, para que aprendan a ganarse una oportunidad. Todos respiramos en esto de vernos que somos personas, que somos capaces y que podemos vivir sin padecimientos.

- Y tan mal no les va ¿cierto? Cuente de tu vida.

Me llamo Ramón Ruiz, tengo 55, casado, cuatro hijos y nací en Capilla del Monte, en Córdoba. Allí no había trabajo así que me joven me vine a Buenos Aires, mejor dicho a Berazzategui. Yo soy de ahí, soy maestro albañil y siempre trabajé en el barrio. Cuando mucho me llegaba a Quilmes. Pero soy de ser del barrio. Y de participar, ser parte de la política social, eso es lo mío…

- Y peronista…

Sí. Eso también es lo mío: ser peronista de abajo. De estar ahí. Y cuando fue la época dura, que no había para comer, ahí conozco compañeros del Frente Transversal. Colaborando con las remesas de comida y eso. Después cuando Néstor se afirmó, ya pasamos a otra cosa y ahora con las cooperativas. Fue duro, mi mujer no quería que me metiera. Y yo que, dale, hay que ayudar. Ayudando nos ayudamos nosotros mismos. No te digo que vamos a sacar los pibes del paco, pero que no roben, que tengan su posibilidad. Y mi mujer al final terminó siendo responsable de una cooperativa. Esta es la historia, lo que uno puede contar. Mejor dicho, nosotros tenemos un cartel grande que dice: Cristina, no nos abandones…

- ¿No nos abandones…?

- Sí. Por ahí te da miedo. Sabemos que no, que nosotros nos matamos por Cristina, pero eso, que no nos abandone. No digo que Néstor nos abandonó. Néstor dio su vida por nosotros. Por eso cuando fue lo de las mil flores, todos salimos a pintar escuelas. Era eso no, darle memoria al hombre que ayudó al de abajo. Mire, nos dieron pintar para una sola escuela, la Nº 40. Y con ese presupuesto, pintamos la 40, pero también la 42 y la 17 –que es una escuela de adultos.

- ¿En memoria de Kirchner?

- Y sí. Sí. Cuando uno ve como el barrio se levanta. Como la gente se sienta ante un plato de comida, bueno, eso ayuda a ser mejor, a pensar en el otro. Ahora se quemó una casa a una familia, entonces la municipalidad nos dio la responsabilidad que la levantáramos. Y lo estamos haciendo. Ahí le ensañamos a los pibes el oficio. Otras cuadrillas limpian calle o hacen zanjas, cordones ya que todavía no tenemos los módulos que bajan del Ministerio. Pero a eso vamos, a armar una pequeña fábrica de bloques, una panadería, lo que de trabajo, que podamos independizarnos, que sean otros los que utilicen eso recursos.

- ¿Y el Frente Transversal…?

- Me han nombrado delegado del distrito. Y ahora me han llevado a la CTA y me han nombrado responsable del Frente Transversal de la zona sur: Quilmes, Varela, Berazzategui y Beriso. Ser reconocido es un orgullo. Además estamos en otra etapa y yo veo que las cooperativas son como escuelas de oficios. Cuando un compañero aprende el oficio, que sabe levantar una pared, ya se lo llevan, se integra y deja su lugar al que nada tiene. Entonces uno anda buscando armar un club, tener una sede para que podamos avanzar con la educación, con la salud.

- Como lo cuenta, parece todo demasiado lindo…

- Hay cosas. Yo le voy a decir: cuando uno ve una viejita que siempre trabajó pero nunca le aportaron y que esa viejita esté ahora jubilada… es lindo –para utilizar su palabra. Sí, es lindo ver como se abren puertas para los que nada tenemos. No voy a decir que no hay pibes en el paco, que no hay quién le roba al vecino. Lo que sí puedo decirle que ahora ese pibe del paco ve a otro que también estaba en el paco y tiene su trabajo, puede mantener a su familia, puede ir con sus hijos a jugar al futbol. O la mujer que espera que le llegue la jubilación. ¿Sabe lo que es ser viejo y tener que mendigar?

- Por eso: Cristina no nos abandones…

- Por eso. ¿Le parece poco? Además, cuando vamos a congresos, a encuentros con otras organizaciones sociales, cuando hablamos de lo que podemos hacer juntando fuerzas. Es eso, tan simple. Hay que entrar en el aula –que es un galpón prestado- y ver que está estudiando el hombre que tiene 60 años con la muchacha que tiene 20. Uno sabe y, lo sabe desde lo profundo, si seguimos unos años más con esto, acabamos con los que ya no tenían esperanzas. El trabajo es eso, dignidad. ¿A usted que le parece?

- Cristina, no nos abandones.

- Eso. Y no nos va a abandonar. Ella es mucho para nosotros...

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