Hace dos años, centenares de miles despedíamos a este gran hombre, sencillo y desacartonado, gran compañero, gran presidente.

Llegó y en su primera intervención dejó perplejos a millones de argentinos que lo escuchábamos en la Plaza del Congreso, en los bares, en las casas: “Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas, creyendo en valores y convicciones que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada”.

Sus palabras acompañaron sus políticas de gobierno: renovación de la Corte Suprema, derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, juicio a los genocidas, generación de trabajo, nueva Ley Nacional de Educación y más inversión en educación, fortalecimiento de la relación con los países de América latina, freno al intento de implementar el ALCA, valoración de la juventud como motor de las transformaciones... los hechos fueron centenares...

El, que se proclamó hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, expresó estas palabras que nos conmovieron: “Como presidente de Argentina, vengo a pedir perdón en nombre del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”, palabras que vinieron a refundar la democracia argentina.

Aquel 27 de octubre de 2010 nos dolió al alma, el corazón, la cabeza... se iba un presidente que por primera vez desde 1983 había puesto la política en su justo lugar: siendo él quien definía los destinos de la economía, quien ejercía el mando de comandante en jefe, quien decidía la política exterior, quien no se subordinó a los grupos económicos, mediáticos y de poder.

Estos días, el sentimiento es de profunda alegría y agradecimiento. Alegría por todo lo que sembró, agradecimiento por habernos devuelto la esperanza a un pueblo castigado, sufrido, diezmado.

“Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación: la nuestra.”

Estos días festejamos en las plazas del país a este hombre, a este compañero, a este presidente que se quedó para siempre con nosotros.

* Secretario de Prensa de la Confederación de Trabajadores de la Educación Argentina (Ctera).

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