A pesar de las cifras que hablan de un crecimiento económico sostenido y mas aun, a pesar de que los números de ese crecimiento muestran a los empresarios con sus altas tasas de ganancias como los mas beneficiados de este proceso inaugurado en la post convertibilidad, las corporaciones que los representan siguen echando leña al fuego.

El discurso beligerante de Biolcati en La Rural, “Se acerca el fin de la larga noche” bramó, no constituye una expresión de deseos desmesurada y solitaria. Hay muchos entre los peces gordos que piensan lo mismo y ahora lo empiezan a decir.

El relato que hace Clarín de la Cumbre empresaria del 22 de julio en la Rural, da cuenta de ello: “existe incertidumbre sobre el futuro económico del país después de las elecciones”. Levantan la plata en pala pero igual los carcome la incertidumbre.

De los que estuvieron allí los más pesados, junto a los rurales, fueron los de la Asociación Empresaria Argentina, que por mucho tiempo condujo José Alfredo Martínez de Hoz y que congrega a los más poderosos y hostiles representantes del poder económico, como Héctor Magnetto (Clarín), Luis Pagani (ARCOR) y Paolo Rocca (Techint).

Para ellos, según lo dijeron a través de Clarín, el problema es la posibilidad de que un triunfo de Cristina “profundice una suerte de modelo populista que podría a mediano plazo acelerar la inflación” e incentivar “la intolerancia kirchnerista hacia los hombres de negocios”.

Otra duda que los carcome es, citando al mismo diario, “la viabilidad, según cual fuere el resultado electoral en octubre, de los futuros ajustes que para los empresarios deberían aplicarse si o si en la Argentina” y que sólo se los garantiza una eventual derrota del kichnerismo.

Conclusión: Biolcati y Jaime Campos de AEA reclamaron la conformación de un frente común empresario “para poner límites y reclamar rectificaciones a las autoridades surgidas en Octubre”.

Queda claro todo lo que se juega en Octubre. Para nosotros la agenda pendiente, significa mayor distribución de la riqueza y avances con más políticas activas del Estado, en el contexto de una dinámica social signada por la movilización y la participación de los trabajadores y los sectores populares.

Para ellos, los sectores económicos y mediáticos concentrados, la agenda pendiente significa ajuste, reposicionamiento del FMI a nivel interno y disciplinamiento de las demandas sociales a través de la represión. El antagonismo que nos enfrenta a este núcleo duro de los grupos dominantes es absoluto. No existe razón alguna que pueda relativizarlo. Lo que para sus intereses es bueno, para los nuestros es malo. Y viceversa.

Profundizar un modelo social más justo significa: mayor intervencionismo estatal, extendiendo la incorporación de representantes estatales en las empresas como acaba de suceder con Techint. Avanzar con la sanción de leyes que están en la agenda de las demandas de los trabajadores para poner límites a los despidos en la actividad privada, participación en las ganancias, restitución de aportes patronales a niveles pre-convertibilidad, ley anti-desalojos y anti concentración en el campo, penalización del trabajo en negro con poder de policía para los delegados sindicales, reforma financiera, erradicación del trabajo en negro y otros avances para lograr pisos de derechos sociales que nos alejen cada vez más del desastre neoliberal.

Pero para esto los intereses que deberemos enfrentar son poderosos. Más organización popular, más participación y más movilización siguen siendo la única garantía de poder hacerlo.

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