En vistas a preparar la participación sindical en la reunión previa a la COP 27, el viernes 3 de junio se desarrolló una reunión convocada por la Confederación Sindical de las Américas (CSA) y la Confederación Sindical Internacional (CSI). Allí estuvo el Grupo de Ambiente y Cambio Climático de la CTA T, representada por Sergio González y Avelina Alonso, junto a otros miembros de las centrales sindicales de nuestro país y la región.
Allí se reafirmó la necesidad de la participación de las y los trabajadores organizados en esta instancia para llegar fortalecidos a las negociaciones de la COP27. Cabe consignar que la Conferencia de las Partes (COP) es la cumbre anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En ella se reúnen los 196 países más la Unión Europea.
Compartimos aquí un informe realizado por los dos referentes del Grupo:
En esta reunión se retomaron las definiciones de trabajo decente y transición justa que venimos sosteniendo desde el Acuerdo de París (2015), por las cuales las trabajadoras y los trabajadores y nuestras familias hemos puesto la condición, que para avanzar hacia un mundo descarbonizado, nadie puede quedar atrás. Y para eso es necesario que nuestras organizaciones y nuestros representantes se sienten a las mesas de toma de decisiones. Hace más de 25 años, se negocian acuerdos para bajar las emisiones, las políticas comienzan a implementarse a costos altísimos, y las emisiones siguen subiendo a ritmos más acelerados.
Entre algunos de los aportes que se pudieron oír en el encuentro, destacamos el de Bert De Wel, encargado de política climática de la CSI, que puso el acento en los cuatro temas primordiales para la región a partir del Informe del Grupo de Trabajo II de la Organización de Naciones Unidas: Adaptación, Pérdidas y perjuicios, Mitigaciones y Financiación.
A partir de estas prioridades, se plantea la necesidad de formular nuevos objetivos para los próximos años. Los países desarrollados no cumplieron su compromiso a 2020 de aportar 100 billones al financiamiento del clima para los países pobres (París 2015). Es necesario que los países ricos y mayores contaminantes históricos paguen más, hay que buscar diferentes mecanismos para que se haga efectivo. ¿Cuánto va a ser? ¿Cuál va a ser el rol del sector privado?
Los sindicatos de la región tenemos que definir nuestra posición, para poder influir en la mesa sindical global, sobre el capital público y nuestras demandas en términos de transición justa y financiamiento del clima. Es también nuestro trabajo, que los países no olviden este tema a la hora de las negociaciones. Es decir, los representantes sindicales en cada país, y en nuestra región con los gobiernos propios, dialogar con las delegaciones oficiales el tema financiación y cómo se utiliza, y la demanda por respuestas concretas para la clase trabajadora.
Abierta la participación, Sergio González, de la CTA Río Negro se expresó en sentido que las prioridades de la región no pueden obviar la protección social. Hizo especial énfasis en el problema del hambre que ha generado la “ayuda externa” en América Latina. Las empresas no financian ni invierten “por miedo a la litigación”. Pero siguen lucrando con nuestros bienes comunes, el trabajo del pueblo y el hambre de las mayorías. El problema ya no son sólo los combustibles fósiles sino el para qué y el para quién de la energía y la inserción del mundo del trabajo en los nuevos modelos de producción energética, por ejemplo el hidrógeno verde.
Por su parte, Daniel Gaio referente de Medio Ambiente de la Central Única de Trabajadores del Brasil (CUT) planteó que hay una continuidad del proceso colonial en estas discusiones, aun en el sindicalismo internacional. Asimismo deben darse desde la región. Es una nueva ronda colonial y vienen por el mercado de carbono, el agronegocio y los pueblos indígenas. Es muy importante tener en claro la arquitectura climática para disputar el sistema porque la crisis climática es un problema de distribución y no de tecnología. El financiamiento no es problema de dinero sino de quién lo va a aprovechar. Y en esto es clave la postura del sindicalismo en la región.
A su turno, Pablo Somoza de la CGT Argentina tomó la palabra para plantear que el proceso ha comenzado y se lo muestra como transición energética, cuando en realidad es expansión energética.Es decir, se expanden las grandes empresas europeas y estadounidenses, privatizando las fuentes de energía en los países de nuestra región.
Por otro lado, el representante político de la CSA, Iván González, puso en valor el largo proceso trabajo y experiencia política sindical del grupo en representación de las Centrales afiliadas a la CSA.
Mientras que Avelina Alonso de la CTA-T Mendoza retomó las palabras de los compañeros González y Gaio y subrayó el rol de la protección social, con especial énfasis en el problema del hambre y el cambio climático como cuestiones ligadas a la distribución. A la vez que afirmó que, para incorporar a sus demandas una transición justa es necesario el enfoque de género, teniendo en cuenta la alta participación de las mujeres en el trabajo en la región, tanto en el mercado laboral como en las tareas de cuidado, y las graves desigualdades éstas que enfrentan en relación a las múltiples crisis laboral, sanitaria, climática, económica, etc . Las trabajadoras están formulando sus propios indicadores y el enfoque de género es clave para la justicia ambiental y climática.
Hubo otras participaciones que se sumaron a lo expresado o plantearon inquietudes organizativas en instancias complejas, como será la PreCOP.
Finalmente la CSA redondeó los ejes, recordó el planteo del Centro de Transición Justa de la CSI, dentro de cuyo marco las posiciones de la región, suelen ser soslayadas ante la necesidad de consensuar con todas las regiones.