Durante los días 14 y 15 de mayo se realizó en la O.I.T. (Organización Internacional del Trabajo) el Foro de diálogo mundial sobre las relaciones de trabajo en el sector de los medios de comunicación y la cultura. En representación de nuestro sindicato y de la Federación Internacional de Actores de Latinoamérica (FIA – LA) participó nuestro Secretario General Luís Alí, el que fue parte de los seis integrantes del grupo de trabajadores que O.I.T. invitó, financiando su traslado y estadía.

Durante las jornadas, además de la discusión tripartita (Trabajadores – Gobiernos - Empresarios) se realizaron, por separado, varias reuniones de cada grupo. En esas reuniones del sector de trabajadores, se intentó consensuar posiciones y estrategias para llevar al pleno para debatir conjuntamente, con el objetivo de poder lograr puntos de acuerdo que permitan seguir tratando un tema por demás importante para la definición de la situación laboral del sector. En consonancia con otros sindicatos como el SADEM de Argentina, y ante la sugerencia de habilitar nuevas formas de contratación y representación sindical propuestas por algunos sindicatos europeos, explicamos el peligro que significaba esta postura en tanto y en cuanto nos ponía en un estado de debilidad ante nuestros patrones, los que preferían usar este tipo de servicios en contra de los representados convencionados. Sostuvimos que desde la región que representábamos no estábamos de acuerdo en abrir la posibilidad de retroceder en conquistas laborales que ya teníamos.

Expresadas estas diferencias nos abocamos a desarrollar para cada punto del debate la posibilidad del mayor acercamiento posible, para luego enfrentar la propuesta de los empresarios. Vale aclarar que la parte empresarial sostuvo como eje de su posición el no reconocimiento de la relación laboral tradicional, y por ende su exigencia de flexibilidad de encuadramiento laboral, flexibilidad que extienden a distintas cuestiones invocando el sostenimiento de la actividad, a la que especulativamente no quieren denominar industria, como por ejemplo la solicitud a los estados de excepciones tributarias, subsidios para producciones etc. Como se verá, también en el idioma mundial de las relaciones laborales, nada nuevo bajo el sol.

De todas maneras se intentó encontrar cierto equilibrio para el que documento final de acuerdos mínimos refleje la necesidad de seguir discutiendo este tema, la última vez que se había tratado esta problemática fue en el año 2004.

El resultado de ese debate y los puntos de acuerdo logrados como parte de esa discusión, quedarán expuestos en un documento que O.I.T. nos enviará para su consenso final.

A continuación se transcribe textualmente la exposición de nuestro Secretario General en el Foro:

Intervención de Luís Alí, Secretario General de la Asociación Argentina de Actores - Presidente de FIA – LA, Federación Internacional de Actores de Latinoamérica.

Sr. Presidente:

Quiero aclarar que a lo que me voy a referir, aún dicho desde los trabajadores actores, es asimilable a toda la actividad artística, incluyendo músicos, bailarines, extras, etc.

En relación a los cuatro puntos del temario adoptado, tomando como base de partida la larga experiencia de lucha del Sindicato al que pertenezco, la Asociación Argentina de Actores fundada hace 95 años, y la de los sindicatos latinoamericanos que represento desde la presidencia de FIA LA, sabiendo que esa lucha se dio y se da efectivamente con la movilización de los trabajadores actores basada en el convencimiento de que nos asisten derechos que aún no se concretan en su totalidad, que ese convencimiento deviene del profundo análisis lógico y jurídico relacionado con el trabajo que realizamos y para quiénes lo realizamos, y que la misma problemática aqueja al gran colectivo de actores de la región Latinoamericana, quiero expresar en el tiempo que se me permite, por lo menos parte de esa argumentación, con la expectativa de ser no solamente escuchado, sino de ser atendido en las demandas.

Las particularidad y atipicidad de nuestro trabajo radica principalmente en la heterogeneidad y matices de la labor artística – que puede desarrollarse en la industria cinematográfica, teatral, televisiva, publicitaria, etc. - y en la modalidad de prestación de servicio, que esencialmente es discontinuo y para una pluralidad de empleadores; lo que provoca una intermitencia del empleo y la aleatoriedad de los ingresos.

Aun considerando esa particularidad y atipicidad, varios son los elementos que denotan la existencia de una relación de dependencia en el caso de la actividad actoral.

Los actores nos subordinamos a las órdenes e instrucciones de una empresa generalmente productora, que establece las jornadas de trabajo, horarios determinados, las modalidades de la contratación, el lugar de trabajo, la permanencia, el vestuario, el libreto, entre otras imposiciones que son propias de las facultades de organización y dirección empresaria.

Asimismo, económicamente dependemos de la remuneración que se comprometió a abonar el productor, independientemente de si se pactó adicionalmente un porcentaje de participación en las ganancias de la obra (ya que esto es también una forma de remuneración).

Si bien los actores tenemos mayor libertad para desarrollar la tarea a nuestro cargo, de acuerdo con las reglas del arte y sus propias modalidades, nos encontramos subordinados técnicamente a las indicaciones del director.

Nuestro trabajo se inserta en una empresa ajena: se integra a una organización – que es el espectáculo teatral, película, programa televisivo, doblaje, publicidad etc.- el que resulta de la síntesis de un conjunto de factores.

A esto cabe agregarle la existencia de organizaciones sindicales reconocidas que nos representan y en muchos casos suscriben convenios colectivos de trabajo, como así también la pertenencia de esas organizaciones sindicales a Centrales de Trabajadores y Confederaciones y Federaciones Nacionales e Internacionales.

Hoy los actores de la región desde la perspectiva de la relación laboral, no tenemos una adecuada protección frente a las contingencias sociales, no gozamos de asignaciones familiares, y tampoco poseemos una cobertura integral ante infortunios o enfermedades del trabajo, sino que en este último supuesto sólo se contratan seguros individuales, conforme a las normas del derecho mercantil. La situación actual de los actores/intérpretes pone en evidencia la necesidad de contar con una normativa que expresamente regule los derechos de la seguridad social de nuestro colectivo, en atención a las particulares características de la labor artística.

Es necesario darle el marco jurídico adecuado a las particularidades que revisten las tareas o actividades de los actores, y en lo que refiere a la seguridad social, el reconocimiento del carácter discontinuo de los servicios que prestamos, estableciendo las normas necesarias que garanticen el goce de los derechos de la seguridad social.

Debemos intentar un avance en relación a la recomendación relativa a la “condición del artista” aprobada en 1980 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, condición que debía implicar “ el reconocimiento de las libertades y los derechos, incluidos en los derechos morales, económicos y sociales, en especial en materia de ingresos y de seguridad social, que los artistas deben gozar” y la “necesidad de mejorar las condiciones de trabajo, y de seguridad social y las disposiciones fiscales relativas al artista, sea o no asalariado, habida cuenta de su contribución al desarrollo cultural” . (Esta recomendación fue adoptada por la Republica Argentina en 1993, mediante la Ley24.269)

El tema que abordamos hoy fue tratado en O.I.T. por última vez en 2004. Creemos que la problemática que nos aflige amerita que, respetuosamente, solicitemos un tratamiento más asiduo de parte la organización que nos protege como trabajadores para darle definitiva solución. Esperar nuevamente tantos años para lograr un acuerdo posibilita el riesgo de dejarnos de hecho sin esa protección.

En pleno siglo XXI no deberíamos estar penando por el reconocimiento de derechos laborales que nos corresponden. Ni discutiendo la evidente relación de dependencia. Les pediría a los que pueden ayudar a encontrar consensos, que por un momento dejemos de encandilarnos por la luz de esas estrellas que algunos dicen que somos los actores, para poder ver y bucear en las elementales necesidades que tenemos la mayoría de los trabajadores de la actuación. Necesidades básicas insatisfechas, que no compensa lo que unos pocos consiguen en nuestra profesión cuando de vivir decorosamente se trata.

Para ese gran colectivo de actores que sostenemos este trabajo desde el “rol” que nos toque, es que solicitamos se discuta y se reconozca esa relación laboral, para que al llegar al fin de su ciclo cumplido, y más allá del reconocimiento del legado cultural que deje cada uno, pueda disfrutar de una jubilación que haga un poco más seguros sus días. Ni más ni menos.
No debería suceder que pase más tiempo para que seamos considerados trabajadores registrados, de la misma calidad que el resto, con los mismos derechos.

Hace muchísimos años a los actores no se nos dejaba enterrar en los cementerios. Pasó mucho tiempo hasta que se reparó esa situación injusta. Seguramente se pidió perdón por ello.

Estamos ante una oportunidad histórica, y más allá de los intereses que desde el sector empresarial se defiende, intereses que aplicados equilibradamente consideramos justos, creemos que necesariamente tenemos que encontrar puntos de acuerdo para que no seamos discriminados nunca más. Ojalá no haga falta dentro de muchos años pedir perdón por otra injusticia.

Muchas Gracias.

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