En el marco de la muestra “Sociedad de trabajo, una historia de dos siglos, montada en la Casa del Bicentenario, la Secretaria de Género de la CTA disertó ayer jueves en una mesa debate sobre mujeres y participación sindical.
La charla llevaba como eje el lema “Mujeres y participación sindical y política. Diez años de avances. Desafíos y perspectivas. Más allá de la representación femenina. Más allá del cupo” y era convocada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación y la Secretaría de Cultura de la Nación. Allí también participaron Noemí Rial, secretaria de Trabajo; Héctor Palomino, sociólogo especializado en temas laborales; Noé Ruiz, quien fuera dirigente de la Asociación Argentina de Modelos; Lorena Pokoik, dirigente de la Corriente Peronista Descamisados, con la coordinación de la periodista Olga Hammar.
Luego de un balance realizado por Palomino, tomó la palabra Estela Díaz, quien puso en cuestión por qué en términos de género y condiciones de trabajo también se puede hablar de una década ganada: “Somos la mitad de la humanidad, por lo tanto la mitad de la historia y de los trabajos y si debemos hacer un balance y pensar la década, estos diez años que además coinciden con la implementación del cupo sindical, debemos pensar realmente que es una década ganada en términos laborales, sociales, políticos, culturales. Un proceso que claramente se abre del 2003 en adelante es aquel que pone en cuestión lo que nos dejó como legado algo contra lo que debemos batallar: el neoliberalismo. Que no sólo vino a imponer un modelo de pensamiento único, libre mercado, financierización de la economía que dejó de lado la producción como centro y ordenador y pasó a ser el sector financiero sino que además vino a traernos ideas con fuerza que hoy todavía debemos combatir. Recordemos sino el tan mentado fin de las ideologías, la política y el mundo del trabajo. Todas estas cosas las escuchamos, eran parte de la construcción de ese sentido común que jugaba en relación a ganarnos la cabeza y el corazón a los sectores populares que éramos explotados, saqueados y llevados a condiciones extremas de pobreza y exclusión. Festejamos una década que enfrentó el modelo neoliberal de exclusión y allí tenemos un papel clave las mujeres y no porque lo pensemos en una batalla de los sexos sino porque tenemos un lugar clave en la presencia pública dada vez más sostenida de las mujeres. Una presencia que estuvo recortada y silenciada, que fue un espacio vedado. Porque hubo una división social y división sexual, que nos interpela especialmente hoy, que sí tiene que ver con una feminización en todos los terrenos”.
Por otra parte, para la Secretaria de Género de la CTA es necesario “repensar en todas las tareas, economía y cuidado que sigue recayendo en las mujeres y que explica el conjunto de asimetrías que a la hora de los indicadores claramente se muestran y parte de los básicos. Casi la mitad de las mujeres no participa en el mercado del trabajo. Esta es una enorme brecha que tiene que ver con un desaliento previo que lo generan la falta de condiciones y oportunidades laborales y que golpea especialmente a los sectores de más bajos recursos, de menor calificación y que son prioritarios para un proyecto nacional, popular y de emancipación”.
Sobre el mundo del trabajo, Estela Díaz agregó que es un mundo “que cambió y también se produjo un descentramiento del sindicalismo en los términos tradicionales en los que fue entendido. Esto nos desafía al movimiento sindical y también al movimiento popular en su conjunto, en relación a qué cambios necesitamos producir en las organizaciones sindicales, el mundo del trabajo, la política y en el vínculo y la relación con el estado, porque es evidente que no alcanza con lo que hicimos hasta ahora, que estamos mucho mejor que antes pero también tenemos que pensar qué poder tenemos las mujeres en los sindicatos. No sólo que no estamos en las principales cúpulas de decisión sino que claramente, cuando se sientan las mesas de negociación colectiva, que en estos años han tenido una dinámica impresionante, vemos que hay una gran distancia en torno a poner debates de acceso al empleo, de igualdad de oportunidades para el trabajo, de mejorar los lugares de mayores remuneraciones”.