Compañeras y compañeres de nuestra Central participaron el sábado 3 de junio de las movilizaciones que se realizaron en todo el país, a 8 años de la primera marcha de Ni Una Menos en 2015.
En todas las provincias, las organizaciones y sindicatos que forman parte de la CTA se encontraron en las calles y las plazas, realizando distintas actividades como festivales, marchas, concentraciones, actividades culturales, intervenciones y ferias de la economía popular.
Bajo la consigna “Vivas, Libres, desendeudadas y en las calles nos queremos. Con este poder judicial no hay Ni Una Menos”, miles de mujeres y disidencias de distintas organizaciones políticas, sindicales, sociales y feministas volvieron a dar una muestra de unidad frente a la avanzada de la derecha reaccionaria, con especial hincapié en la denuncia del entramado económico, político, judicial y mediático que pretende avanzar sobre los derechos conquistados por el campo popular y legitimar la violencia como herramienta política.
En este marco, el amplio movimiento volvió a expresar su apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, denunciando la violencia sistemática ejercida contra la conductora del movimiento nacional, popular y feminista, en un plan que incluye armado de causas, hostigamiento mediático basado principalmente en mentiras, estereotipos de género hacia ella y su familia, amenazas, proscripción política, y que llegó al punto máximo en el intento de magni-femicidio el 1 de septiembre, cuyos responsables siguen impunes. Ya lo dijo ella, la quieren presa o muerta, por ser quien le devolvió la dignidad al pueblo argentino. La CTA participó de la iniciativa que consistió en desplegar una bandera frente al despacho de la vicepresidenta en el Congreso de la Nación, rodeada de militantes, con la consigna: “Ni presa, ni muerta ni proscripta. Ni una menos. Vivas, libres y en democracia nos queremos”.
También pedimos en todo el país por la libertad de la compañera Milagro Sala, secretaria nacional de Pueblos Originarios de nuestra Central, presa desde 2016 por una causa armada por el gobierno de Morales y la presidencia de Mauricio Macri, como parte del mecanismo de persecución política y judicial a referentes populares con fines de disciplinamiento social.
Junto a familiares de víctimas de femicidios, transfemicidios y trashomicidios, se volvió a exigir justicia, exigiendo que se instrumenten mecanismos efectivos frente a las múltiples violencias que sufren las mujeres y disidencias, además de la urgente necesidad de una reforma judicial feminista.
Seguimos en las calles y organizadas en defensa de la democracia, de nuestros derechos conquistados como trabajadoras y trabajadores, y por los derechos que nos faltan conquistar. Seguimos construyendo un sindicalismo feminista y popular, con el objetivo de erradicar las violencias a las que estamos sometidas, democratizar nuestros espacios de participación y construir una Patria Libre, Justa, Soberana y Feminista.