Siempre conmemorar esa gloriosa jornada popular que fue el Cordobazo incita a abrir líneas a partir de las múltiples aristas que tuvo esa gesta.

Ahora vamos a reflexionar sobre unos de los elementos destacados que fue la UNIDAD OBRERO-ESTUDIANTIL, la peculiar coyuntura que los facilitó y también la mutua influencia con los sucesos ocurridos en Buenos Aires

Un error mayúsculo de Onganía, hoy impensado, no bien asumió el poder, fue la derogación de la autonomía universitaria. Un mes después del golpe militar, a finales de julio de 1966, la Policía Federal irrumpe por la fuerza en algunas Facultades de la UBA. Cientos de apaleados, más de un millar de detenidos, doscientos profesores migran al exterior. La protesta estudiantil se esparció rápidamente por el resto del país: Corrientes, Santa Fey Mendoza fueron sus resonancias inmediatas.

El 7 de setiembre de 1966, en plena movilización estudiantil en Córdoba, un policía baja por la puerta trasera de su camioneta Gladiator, frente al Cinerama, en pleno centro de la ciudad, apunta a dos metros de distancia y dispara por la espalda contra quien fuera el primer mártir cordobés: Santiago Pampillón, estudiante de la Universidad Tecnológica y trabajador de IKA –Renault.

Santiago Pampillón agonizó durante cinco días, con todo el pueblo cordobés velando por su salud, y finalmente falleció el 12 de setiembre. Su nombre corrió como reguero de pólvora en el movimiento estudiantil; surgieron agrupaciones con sus nombre y sus banderas y las tomas del Barrio Clínicas, barrio de pensiones estudiantiles, se hicieron contínuas, audaces, incesantes y con gran apoyo de la población desde 1966 hasta mayo de 1969.

El asesinato de Pampillón se dio en un contexto de “huelga estudiantil”. Hoy suena raro “huelga estudiantil” porque, entonces, significaba no ir a clase sin perder la regularidad como alumno y mantener un clima de agitación permanente, movilizaciones, asambleas sobre todo en ese punto y lugar de encuentro que fue el Comedor Universitario donde se nucleaban diariamente 5000 estudiantes.

En el movimiento obrero el discurso nacionalista verborrágico de Onganía iba acompañado, en realidad, de una economía liberal. Krieger Vasena, el ministro de Onganía, llevó a cabo este plan de apriete a las condiciones de trabajo y de exigencia de productividad como variable de ganancia empresaria.

En 1967, Renault llega a Córdoba para asociarse con Kaiser. La empresa de Louis Renault, que había sido colaboracionista alemán en la Francia de 1941, llega imbuida de fordismo para ahorrar mano de obra. En 1968 despiden a mil trabajadores.

En la génesis del Cordobazo es necesario remarcar la importancia que tuvo, en 1968, la creación de la CGT de los Argentinos que nucleaba a un sector del movimiento peronista y de izquierda sindical que se negaba a negociar con Onganía. En Córdoba, los partidarios de Raimendo Ongaro dominaban la vida sindical, incluso éste es detenido cuando llega a esa ciudad el 27 de mayo de 1969. Córdoba era una cima muy alta para el vandorismo, en donde no pudo hacer pie incluso en su propio gremio, la UOM. Estos días dieron también origen al “Programa del 1 de Mayo” de la CGT de los Argentinos en base al discurso que pronució Ongaro en la Federación de Box en una nueva conmemoración del Día de los Trabajadores.

En Buenos Aires, si bien Vandor había conseguido un buen convenio colectivo para su gremio, un 25 % de aumento, por su apoyo a Onganía, era inaplicable con semejante política económica neoliberal. La derogación del sábado inglés, el 12 de mayo de 1969, y la reinstalación de las quitas zonales -un sistema de remuneraciones diferenciado que perjudicaba a los trabajadores de algunas provincias del interior- fueron las gotas que rebalsaron del vaso de la caldera cordobesa

Los sindicatos cordobeses comienzan a rebelarse: Luz y Fuerza con Agustín Tosco, Mecánicos con Elpidio Torres, metalúrgicos con Alejo Simó. Este último venía herido por el vandorismo porque, con el golpe de 1966, Simó había perdido su banca de diputado por el PJ de Córdoba.

Agustín Tosco capta y potencia este momento. Tuvo la capacidad de pararse en un escenario que le permitía afrontar tanto una asamblea estudiantil -que canalizaba las luchas por la autonomía univesitaria- como una asamblea obrera contra la política empresarial del gobierno de Onganía. Los vasos comunicantes entre obreros y estudiantes estaban creados y llegaron juntos, obreros y estudiantes, a unir aquello de lo que habían sido despojados. Ese día, 29 de mayo, fue la bisagra entre la derrota popular y la irrupción de la dictadura en 1966 y el ascenso de Cámpora-Perón en 1973.

(*) Dirigente de UTE y de la CTA Ciudad de Buenos Aires.

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