“Las fuerzas del orden, pero del orden nuevo, del orden revolucionario, del orden del cambio en profundidad, han de imponerse sobre las fuerzas del desorden entre las que se incluyen, por cierto, las del viejo orden de la explotación de las naciones por el imperialismo, y la explotación de los hombres por el imperialismo, y la explotación de los hombres por quienes son sus hermanos y debieran comportarse como tales”.

Juan Domingo Perón.

La estrategia imperialista sobre nuestra región no descansa en su objetivo de desgaste permanente de los gobiernos de signo popular, democrático y latinoamericanista.

Uno de los ideólogos de la estrategia de la tensión es el filósofo Gene Sharp, que a través de la fundación Albert Einstein, cuya sede esta ubicada en Boston, y es una tapadera financiada por la CIA, emite sus opiniones (y mandatos).

Su pensamiento y acción tiene como uno de sus instrumentos teórico-prácticos el denominado “manual para una revolución no violenta”.

En este manual, Gene Sharp desarrolla la concepción en boga del “golpe blando” (Honduras, Paraguay y los que cuadren).

El plan de operaciones (con perdón de Mariano Moreno) del filósofo de Boston se basa en lo que él denomina “momentos”: una intensidad que crece para avanzar hacia climas desestabilizadores, que concluyen cuando un gobierno no amigo de los Estados Unidos es derribado.

Analicemos pues los cinco momentos del proceso de la llamada “Revolución no violenta”.


Primer momento

Promoción del malestar a través del desabastecimiento, criminalidad, inseguridad, manipulación del dólar, denuncias de corrupción, intrigas políticas que intentan fracturar el frente nacional.

Tengamos memoria, la reacción que generó la 125 es muy similar a este primer momento. Recordemos el lockout patronal de los terratenientes fogoneado por los grande medios de comunicación (Clarín, La Nación, Canal 13, TN, etc.). Recordemos que esa acción fue controlada por los monopolios vinculados a los grandes grupos económicos, a la oposición política de derecha, y a aquellos que se reclaman progresistas y siempre terminan siendo funcionales a los sectores mas reaccionarios.

Los caceroleros de septiembre y noviembre pasado son una muestra de este primer momento: los sectores medios y altos, y un segmento de la denominada pequeña burguesía colonizada, coincidieron con el discurso de los sectores dominantes.

Con los amplios sectores medios debemos dar un debate paciente, porque es posible recuperarlo para el frente nacional y popular.

La historia nos enseña que similares “reivindicaciones” fueron sustentadas en la marcha de la constitución y la libertad de 1945, o en la recepción al General Eduardo Lonardi, que encabezó el golpe de 1955 y fuera depuesto por los auténticos jefes políticos de la revolución fusiladora, el General Pedro Eugenio Aramburu y el Contralmirante Isaac Rojas.

La oposición política acompañó a los “caceroleros espontáneos” en un arco que va desde el PRO, pasando por la UCR, el FAP, la Coalición Cívica, Proyecto Sur y hasta la izquierda oportunista que participó sosteniendo que el caceroleo “es parte del malestar del pueblo, de la crisis política y económica”. Una crisis que, sólo según ellos, atraviesa el proyecto nacional, popular, democrático y latinoamericanista.

Esta claro, entonces, y no nos cansaremos de repetirlo: los grandes grupos económicos de la industria, el agro y las finanzas, son los verdaderos interesados en limar la legitimidad del gobierno de Cristina, que hace poco más de un años obtuvo un 54% de los votos. El objetivo de estos grupos es volver al proyecto de libre mercado reinante en la década del 90.

Cabe destacar, y no es un dato menor, que la clase trabajadora, el pueblo humilde de la patria no formó parte del caceroleo.

La base de apoyo al gobierno no se equivoca, sabe bien quién es el enemigo principal, conoce de su odio y de su deseo de revancha social.

Segundo momento

Sobran los ejemplos actuales de esta segunda etapa. Por caso, la manipulación de los prejuicios antipopulares; el impulso de campañas publicitarias en defensa de la “libertad de prensa”; diversas acciones para impedir la vigencia plena de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales de Comunicación; amparo, cautelar, y otras artimanias judiciales incluidas en favor de Clarín.

Además: recusación de Martín Sabbatella, presidente del AFSCA, en complicidad con un segmento de la corporación judicial, que a su vez acaba de otorgarle un amparo a la Sociedad Rural en relación a la restitución del predio ferial de Palermo al Estado. También se agregan campañas por los derechos humanos de los que ellos llaman “presos políticos”, y que en realidad son los genocidas que están siendo juzgados y condenados; o el reciente e insólito cuestionamiento al acto realizado en la ex ESMA.

Por otra parte, las declaraciones del director de La Nación, Bartolomé Mitre, sosteniendo que “estamos en una dictadura con votos, la dictadura K”.

Más ejemplos: las alusiones a que nuestro destino es ser como Cuba o la Venezuela chavista, fantasmas que agitan los mas ultraderechistas. O la recurrencia a la vieja arenga facho-nacionalista, esa de “no vamos a permitir que un sucio trapo rojo suplante a nuestra bandera nacional”.

Tercer momento

Es el del calentamiento de la calle.

Muestras locales fueron los paros y movilizaciones de Moyano, Barrionuevo, y Venegas. Micheli y su “guerra nuclear”. Los saqueos de Bariloche, Rosario, Campana y algunos sectores del conurbano, impulsados por los sectores de la derecha política del “peornismo”, y los ex-carapintadas. Acciones a las que se suman los soñadores de los argentinazos permanentes, revolucionarios frustrados que se ligan a la burocracia sindical, a los barras bravas, a los transas, y que cuentan con la complicidad de sectores de la policía que bancan las “zonas liberadas”.

Es decir, la mafiocracia, que en algún sentido pega en el sector más duro de la exclusión social, utilizándola en favor de los planes de la derecha pura y dura.

Cuarto momento

En el marco general de la estrategia de tensión, este es un piso superior e incluye el desarrollo de diversas formas de lucha. Por ejemplo, operaciones psicológicas; rumores de rosca militar-sindical; apoyo a las bandas de delincuentes vinculadas a la policía para generar climas de inseguridad; motines de segmentos de las fuerzas de seguridad, por ejemplo prefectos y gendarmes. Auto acuartelamiento de la policía. ¿Les suena?


Quinto momento

Intento de fractura institucional en base a acciones, movilizaciones, cortes de ruta, toma de edificios públicos. Pronunciamiento de cúpulas eclesiásticas, militares y corporativas para acorralar a la presidenta y lograr su renuncia.

Si dicho objetivo no se logra, proponen proseguir con el hostigamiento permanente para desgastar al gobierno y su legitimidad popular.

Los cinco “momentos” de la acción desestabilizadora se han atravesado en la vida política de nuestra patria.

Es decir que el accionar del imperialismo y las clases dominantes en la Argentina incluye desarrollar una estrategia, combinada y dinámica, para impedir la profundización de la democracia y la distribución de la riqueza, en el marco de la Patria Grande latinoamericana.

Solo unidos y organizados, y teniendo en claro que el enemigo es grande y pisa fuerte, como dice la canción, debemos y podemos enfrentar a estos sectores.

Con la movilización popular, la unidad, la solidaridad, la organización y el debate democrático, podremos elegir los mejores caminos para enfrentar la contraofensiva permanente de la derecha política y económica.

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