El 25 de Julio no es un día más para quienes entendemos, analizamos y abordamos la problemática de los ahogamientos. Es una fecha que nos interpela como sociedad en torno a los grupos de riesgo y las políticas que podemos generar para tomar esta situación desde la salud pública y los diferentes niveles del Estado, pero sin descuidar el entorno individual y particular de cualquier hogar. Es por ello que no solo alcanza con conocer la problemática sino además poder contar con un abordaje integral que genere varias capas de protección en tal sentido.

Prevención de Ahogamientos

Según los últimos datos publicados de la OMS de 2020 las muertes causadas por ahogamientos en Argentina han llegado a 380, sin tener datos de morbilidad y no morbilidad, como de intervenciones realizadas para evitarlos.

Es por ello que desde SIGURA y AMTGAD hace años venimos desarrollando campañas de prevención y concientización no solo orientadas a la población en general o guardavidas, también a funcionarios y legisladores para contar con las herramientas necesarias para el abordaje en clave de salud.

El Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, proclamado mediante la resolución A/RES/75/273 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada "Prevención de los ahogamientos a nivel mundial", de abril de 2021, se celebra anualmente el 25 de julio. Este evento de promoción mundial constituye una ocasión para poner de relieve las consecuencias trágicas y profundas que tienen los ahogamientos para las familias y las comunidades, y ofrecer soluciones que salvan vidas para prevenirlos.

Datos y cifras

Los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo y suponen un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos. Ahora bien, es oportuno definir el traumatismo, pues pareciera estar instalado el concepto que un traumatismo es un golpe, un accidente de tránsito, una caída o una torcedura, emparentados estos hechos con un “accidente”. En aquellos países que reemplazaron el concepto de “accidente”, enfocándose en la lesión y el trauma agudos como una entidad integral, se llevaron a cabo avances significativos en la reducción de la mortalidad y la discapacidad. Aun así, en la mayoría de los países, las lesiones agudas (trauma) son típicamente consideradas como “accidentes”, con poco esfuerzo comprometido en investigación para el estudio y la reducción de esta enfermedad. Considerar al trauma como una enfermedad, con un enfoque integral en la agenda de salud, permitiría mejores esfuerzos en el control y prevención.

Se calcula que en el mundo mueren cada año 236 000 personas por ahogamiento.
Es posible que las estimaciones mundiales subestimen notablemente la magnitud real del problema de salud pública que suponen los ahogamientos.

El riesgo de ahogamiento es mayor en niños, varones y personas con fácil acceso al agua.

El «ahogamiento» se define como el proceso de sufrir dificultades respiratorias por sumersión/inmersión en un líquido, con resultados que cabe clasificar entre: muerte, morbilidad y no morbilidad.

Magnitud del problema

Según las estimaciones, en 2019 murieron 236 000 personas por ahogamiento, con lo que este se convierte en un grave problema de salud pública en todo el mundo. En 2019, los traumatismos supusieron casi un 8% de la mortalidad mundial total. El ahogamiento, que es la tercera causa más importante de mortalidad por traumatismo no intencional, representa un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos.

Todas las economías y regiones del mundo sufren mortalidad por ahogamiento y soportan la correspondiente carga, aunque el 90% de las muertes por ahogamiento no intencional se concentra en los países de ingresos bajos y medianos.

Aunque los datos son escasos, varios estudios aportan información sobre las consecuencias económicas de los ahogamientos. En los Estados Unidos de América, el 45% de las personas muertas por ahogamiento forma parte del segmento económicamente más activo de la población. Solo en este país, los ahogamientos en aguas litorales entrañan costos directos e indirectos por valor de US$ 273 millones al año. En Australia y el Canadá, el costo total de los traumatismos por ahogamiento es, respectivamente, de US$ 85,5 millones y US$ 173 millones al año.

Existe un amplio margen de incertidumbre en torno a la estimación de la mortalidad por ahogamiento en el mundo. Los métodos utilizados para clasificar los datos oficiales sobre ahogamientos hacen que se excluyan las muertes por ahogamiento intencionado (suicidio u homicidio), así como los ahogamientos resultantes de inundaciones catastróficas e incidentes en el transporte acuático.
Los datos procedentes de países de ingresos altos indican que los métodos de clasificación llevan a subestimar sustancialmente (hasta en un 50% en algunos casos) el tributo total que suponen los ahogamientos. En muchos países las estadísticas sobre casos no fatales de ahogamiento son difíciles de conseguir o poco fiables.

Según el Informe mundial sobre los ahogamientos, la edad es uno de los principales factores de riesgo, vinculado en general a lapsos de inatención en la supervisión de un niño. A escala mundial, los índices de ahogamiento más elevados corresponden a los niños de 1 a 4 años de edad, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años. En la Región del Pacífico Occidental de la OMS los niños de entre 5 y 14 años de edad mueren más frecuentemente por ahogamiento que por cualquier otra causa.

• En 48 de los 85 países cuyos datos satisfacen los criterios para ser tenidos en cuenta (1), el ahogamiento es una de las 5 primeras causas de mortalidad entre 1 y 14 años de edad.

• Australia: en los niños de 1 a 3 años, el ahogamiento es la primera causa de muerte por traumatismo no intencional.

• Bangladesh: el ahogamiento es la causa del 43% de todas las defunciones de niños de 1 a 4 años de edad.

• China: el ahogamiento es la primera causa de muerte por traumatismo entre 1 y 14 años de edad.

• Estados Unidos de América: el ahogamiento es la segunda causa de muerte por traumatismo no intencional entre 1 y 14 años de edad.

Los varones, con un índice global de mortalidad que duplica el de las mujeres, están especialmente expuestos al riesgo de ahogamiento. También tienen más probabilidades que las mujeres de ser hospitalizados por un episodio de ahogamiento no mortal. Los estudios indican que ello se debe a una mayor exposición al agua y a prácticas más arriesgadas, como los baños en solitario, a veces tras consumir alcohol, o la navegación.

Otros factores de riesgo

Existen otros factores vinculados a un mayor riesgo de ahogamiento, por ejemplo:

• el riesgo puede guardar relación con una mala situación socioeconómica, la pertenencia a una minoría étnica, la falta de educación superior o el hecho de vivir en un medio rural, aunque esta asociación puede variar de un país a otro;

• el hecho de dejar a un lactante desatendido o con otro niño en las proximidades del agua;

• consumo de alcohol cerca o dentro del agua;

• ciertas enfermedades, como la epilepsia;

• turistas no familiarizados con los riesgos y las particularidades de las aguas locales.

Prevención

Hay muchas medidas que son útiles para prevenir los ahogamientos. El hecho de instalar barreras para controlar el acceso a masas de agua que supongan un peligro (p.ej. cubriendo pozos, erigiendo barreras con puertas o corralitos, vallando el perímetro de piscinas, etc.) o de eliminar por completo esas masas de agua reduce el nivel de riesgo y de exposición a peligros acuáticos.

Enseñar habilidades básicas de natación, seguridad acuática y rescate seguro a los niños en edad escolar.

Para prevenir ahogamientos también es importante aplicar políticas y leyes eficaces. Instituir y hacer cumplir reglamentos de seguridad en la navegación recreativa y el transporte de mercancías o personas es un elemento importante para mejorar la seguridad en el medio acuático y prevenir ahogamientos. Generar resiliencia ante las inundaciones y gestionar el riesgo de inundación mediante una mejor planificación de la preparación para desastres y de los usos del suelo y mediante sistemas de pronta alerta puede evitar ahogamientos en caso de inundaciones catastróficas.

La elaboración de una estrategia nacional de seguridad acuática puede servir para suscitar un mayor nivel de conciencia en la materia, generar consenso en torno a posibles soluciones, fijar las líneas de actuación estratégica y ofrecer un marco de referencia que oriente las actividades multisectoriales y permita seguir y evaluar la labor realizada.

Fuente https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/drowning

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