Descalificación y desprecio. Preguntas y respuestas cínicas. Definiciones políticamente incorrectas que son políticamente correctas para el poder económico-mediático.

“Esta boludez de ‘hagamos la radio de los wichis’, ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichis? ¿Y cómo le van a pagar el sueldo a los operadores? Esto es vida real”.

Jorge Lanata debutó como empleado del Grupo Clarín con una entrevista publicada por el diario La Nación el 5 de enero pasado, donde atacó a la ley de servicios de comunicación audiovisual ridiculizando el derecho de los pueblos originarios a tener sus propios medios de comunicación.
Nunca sabremos si le pidieron tanto, pero utilizó un pragmatismo escalofriante e hizo fuego sobre el espíritu de esa ley. Demostró que le(s) molesta la multiplicidad de voces desde una perspectiva propia y no como concesión graciosa del Estado o del dueño de un medio de comunicación.
El “realismo” de Lanata expresa, sin embargo, una de las líneas argumentales más poderosas de quienes creen que la libertad de expresión no es para todos. Desde su visión economicista, los ciudadanos valen por lo que tienen y no por lo que son. Sólo el dinero genera derechos. Si los wichis no tienen dinero ni “audiencia” ni “operadores”, cómo van a tener una radio.
Esta mercantilización de la comunicación es una perspectiva pobre desde lo espiritual y cruel desde lo económico. Los pueblos originarios no necesitan “más espacio” en un sistema concentrado, sino sus propias radios en un mapa de medios plural y diverso, cuyas bases están sentadas en la Ley 26.522.
Aunque cierta lógica político-empresarial se escandalice, el dinero no es todo. Se puede tener una radio para algo más que cotizar en bolsa y construir un multimedio. También se puede emitir sin la ambición de acaparar a toda la audiencia. En la diversidad está la riqueza, y no al revés.
Ahí está para demostrarlo FM Pachakuti, la primera emisora indígena producto de la nueva norma. Comenzó a emitir el 30 de noviembre del año pasado en Abra Pampa, Jujuy, con trabajadores de la comunicación designados por la propia comunidad y formados por el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). Su apuesta es hacer visible a los pueblos originarios, sus problemáticas, sus valores, su cultura e identidad.

Poco tiempo después en Volcán, Provincia de Jujuy, se inauguró FM Whipala 89.9, fruto del proyecto presentado por la comunidad Ocloya de Los Chorrillos. Esta radio está ubicada en el Centro Integral Comunitario y llega a los pueblos de Purmamarca, León, Tumbaya y Volcán, ente otros.

En la misma fecha recibieron autorización para transmitir por parte de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), proyectos de las comunidades Kolla, en Las Capillas de Iruya; Diaguita, en Divisadero, Salta; y Manke, en el norte de Neuquén. Estas iniciativas son parte de las 45 radios solicitadas por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas.

Experiencias, todas ellas, que legaliza el nuevo marco normativo pero que se legitima con la movilización social. Protagonismo popular que se atrevió a soñarlas y llevarlas a cabo. Participación comunitaria que encontró en los gobiernos de Néstor y Cristina la voluntad política de cristalizar una nueva comunicación.

Así ocurrió aquel 30 de abril de 2005, cuando en un hecho inédito, el entonces Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) autorizó a emitir a la FM de la comunidad mapuche Linares, en el Paraje Aucapán de la provincia de Neuquén. La emisora, primer antecedente de las radios indígenas en el país, transmitió desde la Escuela 183 en mapuzugun, lengua ancestral de ese pueblo nación, y en español.

A medida que las iniciativas se afianzan los desafíos se renuevan. Las experiencias en marcha señalan un camino a profundizar en materia de financiamiento, capacitación y formación. La articulación entre las instancias estatales y de la sociedad civil está en el corazón de lo ocurrido hasta el momento.

El trabajo conjunto de AFSCA, ISER, Comisión Nacional de Comunicación (CNC), Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y el Equipo de Comunicadores de los Pueblos Originarios dio sus frutos y merece ser estimulado.

Por este camino estaremos más cerca del PACHAKUTI, del tiempo de volver a ser nosotros mismos. También, más lejos de la época donde las radios eran el privilegio de unos pocos y los pueblos originarios una rareza exótica para matizar la programación".

Sergio Fernández Novoa es Presidente de ULAN y Consejo Mundial de Agencias de Noticias y vicepresidente de Télam.

Portada del sitio || Opinión || Volver a ser nosotros mismos