En un vibrante discurso, el candidato a la presidencia de la Nación, cerró el Plenario Nacional de la CTA en Lanús.

Muchas gracias, compañeros, compañeras.
Estamos todos muy contentos porque estamos viviendo un día importante. Ahí lo veo a Carlos Tomada, a Jorge Taiana que fueron ministros conmigo con Néstor. Cuando venía para acá, Pampuro, otro ex ministro, me decía: “¿Te acordás adónde vas?” Imposible olvidarlo. En este lugar, se hizo aquel congreso que permitió que Néstor fuera presidente. No se imaginan lo feliz que estoy de estar acá y acompañado por ustedes. Acá se hizo aquel congreso de Lanús, en este Microestadio, que hizo posible que empezáramos con Néstor, con Cristina, con todos ustedes, la campaña que terminó con el éxito de Néstor aquel 25 de mayo del 2003.

Macroeconomía y deuda: un dejâ vu
Debo admitir, no sé por qué me ha pasado, pero pareciera ser que Macri permanentemente me convoca a un deja vú, a situaciones que he vivido, algunas muy gratas como ésta, como la de ese Congreso que permitió que Néstor avanzara en su carrera presidencial. Yo estaba sentado por ahí, porque no era congresal, y estaba mirando el Congreso y para mí también este presente me convoca a muchos recuerdos. Lo que nos ha tocado pasar en los últimos años. Cuando miro el presente y miro lo que vamos a encontrar, definitivamente lo que veo es casi un país como el que recibimos en el 2003, casi igual. No nos hemos dado cuenta, no lo hemos atendido, pero el daño que le hizo al país la salida de la convertibilidad es semejante al daño que Macri ha hecho gobernando cuatro años Y no es arbitrario lo que digo. Salir de la convertibilidad nos costó una devaluación del 300%, cuatro años de Macri nos costaron una devaluación del 500%. Máximo contaba cómo creció la deuda por los aportes del Fondo Monetario y muchos dijimos que dejara de prestarle a este gastador compulsivo porque todo lo que entra se va.

Recuerdo que llegamos al gobierno y estábamos obsesionados con una deuda que teníamos con el Fondo, que se había acumulado desde el día que entramos al Fondo Monetario allá por el año 1957, y en el año 2005, cuando la pagamos, eran 9800 millones de dólares. Nosotros, por la generosidad del pueblo argentino, porque no fuimos nosotros, fue todo el pueblo cuando le pagamos al Fondo. Por ese pago pasamos a la historia. Sentimos que nos liberábamos del Fondo. En un año y medio la deuda que contrajo Macri es seis veces la deuda que la Argentina adquirió con el Fondo desde el año 1957 al año 2005. No le prestamos atención a estos datos, no nos damos cuenta. Seis veces la deuda que nosotros, todos los argentinos con tanto esfuerzo, le pagamos al Fondo. Hoy la deuda es seis veces aquella otra deuda. Y fue contraída sólo en un año y medio. Hace dos años no pensábamos en el Fondo.

Uno revisa las reservas, porque en verdad las reservas de las que vamos a disponer, no son las reservas que mencionaba Máximo, son mucho menos. Si nos va muy bien, y siguen perdiendo reservas como han perdido en estos días, nos van a quedar 10 mil, 11 mil millones de dólares de reservas, las mismas reservas que había en el Banco Central cuando llegamos con Néstor. Y nos van a dejar una pobreza que se multiplicó por dos, una inflación que se multiplicó por dos. Han hecho el mismo daño que hizo la salida de la convertibilidad. Y esto lo marco para que entiendan por qué reaccionamos como reaccionamos. Por qué le pedimos a los argentinos despiértense. Gracias a Dios veo que muchos se han dado cuenta y han decidido generar un cambio en la Argentina. Porque el cambio no son ellos, el cambio somos nosotros; el cambio es terminar con este presente de oprobio y de vergüenza al que nos han sometido, y no son ellos los que están capacitados para hacerlo.

Educación
Y entonces, les decía, es todo como un volver a vivir. Llegamos nosotros en aquel momento y el primer día Néstor y Daniel Filmus se fueron a pagar los salarios atrasados que tenían con los maestros en San Juan y Entre Ríos y que llevaban una huelga de mucho tiempo reclamando sus derechos. No es muy distinto a lo que nos pasa hoy, donde la paritaria nacional no existe. A los maestros se los destrata, han querido enemistar a los maestros con las familias. Han querido reemplazar a los maestros por voluntarios. Por favor, reaccionemos. Todo es producto de un gobierno que realmente reniega de la educación pública y eso es algo que nosotros no debemos permitir. Tan liberales que son. ¿Por qué no siguen el ejemplo de Alberdi o de Sarmiento que hicieron tanto por la educación pública? Porque no son liberales, son crueles mercantilistas, que también de la educación hacen un negocio. Por eso lo hacen.

Ahora, ¿qué fue lo que nos hizo distintos a nosotros como sociedad? Eso nos hizo distintos. Fuimos la sociedad que abrazó la educación pública con Sarmiento y la siguió siempre y abrazamos los guardapolvos blancos como un símbolo de igualdad en el colegio, y abrazamos a nuestros docentes, a los que les confiábamos nuestros hijos en las horas de trabajo y para que se eduquen, y esos chicos crecían y se educaban en la escuela pública. Y muchos, como yo, fuimos un día a la universidad, una universidad que en el año 1918 dio testimonio de una reforma única en América Latina, que permitió que la universidad sea gobernada por los que enseñan, por los que trabajan y por los que en ella educan.

El otro día estuve en el rectorado de la Universidad de Córdoba y me preguntaba dónde se había colgado la bandera morada que dio inicio a esa revolución, a esa reforma universitaria, y estaba parado debajo del lugar en el que se había colgado esa bandera. Pasaron los años y esa misma universidad donde la libertad de cátedra, el pensamiento y el debate estaban garantizados, un día vino Perón y la hizo gratuita para que los hijos de los trabajadores concurrieran.

Y así la Argentina, los argentinos, todos nosotros, construimos el placer de tener a “m’hijo el doctor”, que el que trabaja tenga la posibilidad de ver que su hijo ha evolucionado en la escala social. En el peronismo siempre hablamos de promover a una escala ascendente, que cada vez, generación tras generación, estén mejor nuestras familias y así en épocas de Néstor, de Cristina crecieron un montón de universidades en el interior del país. No lo entienden, porque hay quien piensa, por ejemplo, quien gobierna esta provincia, que crear universidades en el interior no tiene sentido porque los pobres no llegan a la universidad. ¡Gobernadora, despiértese! Esas universidades están llenas de hijos de trabajadores. Está llena de hijos de gente humilde que fue a educarse allí y que es necesario acercarles la universidad a sus barrios porque les cuesta mucho mudarse a las grandes ciudades para seguir estudiando. Eso pasa aquí en Lanús, en la Universidad de Lanús, que es una de las universidades ejemplares del Gran Buenos Aires. Y podría nombrar cualquier otra.

Derechos y privilegios
Nos quieren hacer creer que el problema que tenemos los argentinos es que tuvimos muchos derechos. Nosotros, en virtud de esos derechos, fuimos distintos como sociedad en América Latina. Son también los derechos de los que trabajan, que un día Perón les reconoció a los que trabajan los derechos de sindicalizarse, los derechos del aguinaldo, de las vacaciones pagas. Resulta que ahora esos son privilegios. ¡Por favor, que no nos confundan! Las mejores sociedades son las que distribuyen derechos, no las que los quitan. Cuando las sociedades quitan derechos hacen peores sociedades, hacen peores hombres, peores mujeres.

Y es ése el presente que nos toca. Cuando uno dice todas estas cosas, siempre hay uno que pregunta: “¿De dónde vas a sacar la plata para hacer esto?”. Voy a sacar la plata de dejar de pagar la usura que se llevan los bancos con las Leliqs. De ahí voy a sacar la plata. Y de ahí vamos a hacer que los jubilados tengan todo el año sus medicamentos como corresponde. De ahí. Y vamos a dejar de pagarles a los usureros para que los maestros tengan un salario digno. Y vamos a dejar de pagarles a los usureros para que todos los trabajadores tengan su paritaria año a año. ¿Ésa es una peor sociedad? Que no nos confundan.

Estrategia y grandeza de Cristina
Nosotros, en estos años de macrismo, aprendimos todos. Siempre valoro mucho la actitud de Cristina, que no sólo fue generosa, sino que fue estratégicamente muy correcta. Debo confesar que ni yo entendí su estrategia. Pero hay que reconocer que tuvo razón Cristina. Y que tuvo una enorme grandeza dando un paso al costado. Y más grandeza acompañarme a mí, realmente, para qué voy a decirlo. Ésos son los dirigentes que nos hacen falta. Hablando con Carlitos Tomada, me decía: “Mirá que el gesto de la CTA es estratégica y moralmente tan grande como el gesto de Cristina al unirse a la CGT”. ¡Gracias, a todos los compañeros de la CTA!

En verdad, así un día aprendimos que todos divididos no teníamos futuro, que lo mejor que sabían hacer era dividirnos, porque en la división, con poco más de 30 puntos, ellos ganaban. Lo que creo es que finalmente estamos frente a un nuevo desafío, que no es un desafío simple. O sea, yo no sé por qué la culpa siempre la tenemos nosotros, pero los que tenemos que sacar y poner de pie a la Argentina, cada vez que ellos la tiran abajo, somos nosotros. Siempre es lo mismo.

Siempre nos levantamos
Va a ser difícil. Pero tengo mucha confianza, compañeros y compañeras. Les pido que reflexionemos un minuto, es un ejercicio que vengo proponiendo hace un tiempo. Busco en mi memoria; yo tenía seis años cuando Onganía derrocó a Illia que, en aquel momento, Landrú decía que era una tortuga. Illia tuvo que entregar el poder. Pero la verdad es que con Onganía se inició una dictadura espantosa que dio lugar al Cordobazo, al Rosariazo, a una serie de reacciones populares. Y un día después del Rosariazo, llegó Lanusse que, más tarde, mató a 22 militantes en Trelew, y un día, tras la Hora del Pueblo, llegó la primavera democrática de Cámpora, que duró poco tiempo y ese proceso que se inicia con Perón, y con un acuerdo social que se intenta. A Perón lo sorprende la muerte y toda esa etapa termina con el Rodrigazo, un momento nefasto que empujó a millones de argentinos a la pobreza y eso facilitó mucho las cosas para que los genocidas tomaran el poder y así empezó la dictadura más cruel que la Argentina tuvo.

Y tuvimos una dictadura. En esa dictadura hicieron desaparecer gente, mataron gente, torturaron gente, condenaron al exilio a mucha gente y mientras hacían todas estas cosas destruían la economía argentina, haciéndonos creer que no éramos capaces de construir sillas, porque las sillas importadas eran mejores y vino Martínez de Hoz con su tablita y con la tablita nos hizo creer que el dólar estaba controlado y todo funcionó, hasta que la economía comenzó a crujir. Cuando la economía crujió hicieron la peor salvajada: mandaron a la guerra a miles de chicos y allá en Malvinas -héroes argentinos esos chicos- terminaron dejando la vida más de 600 jóvenes. Esa guerra ocurrió y el resultado sobrevino, los argentinos nos levantamos y dijimos basta y así recuperamos con Raúl Alfonsín la democracia. Guardo el mejor de los cariños, el mejor de los recuerdos para Alfonsín, mal que les pese a algunos. Pude trabajar con él, vi todo el esfuerzo para hacer de la Argentina un país más democrático, pero la verdad es que la experiencia no terminó bien. Terminó con una inflación de 5400% y entonces llegó Menem, y lo primero que ocurrió fue que se puso en marcha un plan Bonex que se quedó por primera vez con los ahorros de la gente.

Después, para resolver el problema inflacionario, llegó la convertibilidad que nos hizo sentir que se había resuelto el problema inflacionario, pero la verdad es que nos puso la soga al cuello y empezamos a morirnos. Empezaron a caer las industrias, empezó a faltar el trabajo y así un día llegó la Alianza, que era esperanza de todos. Muchos creyeron que con la Alianza todo se iba a recomponer, pero la Alianza terminó en el corralito. Otra vez sacándole los ahorros a la gente y vinieron las muertes de diciembre, la renuncia y el default.

En ese contexto, llegamos con Néstor y con mucho esfuerzo pusimos de pie a la Argentina. Mandamos a los genocidas a juicio, pusimos una Corte Suprema digna y después vino Cristina que tuvo un contexto internacional más adverso. Que hizo cosas enormes. Ningún gobierno en la democracia reconoció tantos derechos individuales como el gobierno de Cristina. Ninguno. Y Cristina empezó a tener problemas con la economía, dejó algunos problemas cuando llegó Macri y todos los problemas que Cristina dejó se multiplicaron por mil con Macri.

Menciono todo esto para que nos demos cuenta, nosotros los argentinos, que tenemos tanta tendencia a flagelarnos y a maltratarnos a nosotros mismos, a llamarnos incapaces. Nos han hecho creer que somos una suerte de sociedad estúpida que cada diez años golpea y choca con la misma piedra. Recuerden todo lo que acabo de contar y van a ver cómo después de cada episodio trágico nos levantamos, siempre nos levantamos.

¡Somos la Argentina y vamos a levantarnos una vez más! Y lo vamos a hacer entre todos y todas. Con todos y con todas, porque una Argentina que no tiene a todos y todas no es la Argentina que nos merecemos. Vamos a hacer la Argentina que nos merecemos.

¡Gracias a todos y todas! ¡Gracias a la CTA!

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