En una carta a la CSI, Hugo Yasky declina invitación para hablar con representantes del FMI.

Peter Bakvis
Director
CSI / Global Unions
S_______/_______D

De mi consideración,
El motivo de la presente es, primeramente, agradecer su amable invitación a participar de una conferencia telefónica durante el día jueves 21 de junio junto con oficiales del Fondo Monetario Internacional (FMI), de modo de brindar más información y detalles sobre el crédito stand-by por valor de 50.000 millones de dólares que dicho organismo otorgaría a la República Argentina en el actual contexto de crisis financiera, cambiaria, económica, política y social. Más allá de agradecer la invitación, queríamos exponer brevemente los motivos por los cuales hemos decidido no participar de la conferencia telefónica y rechazar abiertamente los términos de este acuerdo.

En primer lugar, y tal como usted nos aclara, la conferencia telefónica tendría lugar un día después de definido el otorgamiento del mencionado crédito por parte del Directorio Ejecutivo del FMI. En tal sentido, hubiésemos preferido ser convocados por los oficiales del FMI de manera previa a su aprobación, de modo de poder presentar nuestra posición respecto del mismo y que la misma tuviese incidencia real y efectiva sobre el texto del acuerdo, de modo de impedir la inclusión de las condicionalidades que más abajo se detallan y de evitar el impacto que el ajuste propuesto tendrá sobre la clase trabajadora que representamos. Creemos que participar de dicha conferencia telefónica no hará más que validar el ajuste sobre nuestro pueblo, apenas un día después de su aprobación. En ese momento, el daño ya estará hecho.

En segundo lugar, a partir del estudio detallado de la Carta de Intención enviada por el gobierno argentino a la Directora Gerente del FMI, Sra. Christine Lagarde, así como del Memorándum de Políticas Económicas y Financieras y del Memorándum de Entendimiento Técnico acordado entre ambas partes, aprovechamos la oportunidad para presentar las principales razones por las que nos oponemos tajantemente a la firma de este acuerdo, a saber:

i) El programa fiscal propuesto se trata de un típico programa de ajuste del FMI. El mismo implica recortes millonarios en el gasto vía reducción de las jubilaciones, despidos y caída en los salarios de los trabajadores del sector público, mayor eliminación de los subsidios a las tarifas y al transporte y brutales recortes a la inversión en obra pública y al financiamiento de las provincias y las PyMEs, con el objetivo de alcanzar el "equilibrio fiscal" hacia 2020. Lo que no dice el acuerdo es que el abultado déficit fiscal de nuestro país responde al pago de intereses como consecuencia del hipertrófico endeudamiento tomado por la actual administración y por la reducción o eliminación de impuestos a las clases más acomodadas: retenciones a las exportaciones agrícolas y mineras e impuestos a los bienes personales y automóviles de lujo.

ii) El programa cambiario propuesto implica la libre flotación del tipo de cambio y una moneda local más depreciada, con objeto de reducir el déficit externo de nuestra economía. Es decir, se plantea abiertamente la necesidad de continuar devaluando el peso. La historia de nuestro país ha demostrado en múltiples ocasiones que una devaluación, lejos de ser un acicate para el crecimiento de las exportaciones, ha resultado en un componente más del ajuste recesivo: el peso devaluado alimenta el proceso inflacionario y, junto con él, la reducción de los salarios reales y el estancamiento de nuestra economía. Nada se argumenta respecto de las verdaderas causas del déficit externo de la economía argentina: eliminación de los controles cambiarios, libre ingreso y egreso de capitales especulativos y apertura importadora indiscriminada.

iii) El programa monetario propuesto, tendiente a controlar la inflación desbocada que aqueja y reduce el poder adquisitivo de nuestros salarios, no es otra cosa que una política monetaria fuertemente restrictiva, que se implementará a través de la prohibición al BCRA de financiar el déficit del tesoro vía emisión monetaria. Es decir, se limita una de las funciones principales de los bancos centrales de todo el mundo como herramienta de política económica. Esta política se acompaña de nuevas "metas de inflación", que ya han resultado en el más visible fracaso de la política económica de la administración actual. Por último, se propone una reforma de la carta orgánica del BCRA, que lo hace aún más independiente del "poder político", pero absolutamente dependiente del FMI: el BCRA deberá discutir con el staff de dicho organismo cualquier modificación de las tasas de interés y de las intervenciones en el mercado de cambios. Nuevamente, nada se dice del impacto inflacionario que tendrá la devaluación del peso ni de la necesidad de reincorporar programas tendientes a controlar precios y abaratar la canasta de consumo de los trabajadores como real política anti-inflacionaria.

En suma, las tres patas del programa propuesto no son otra cosa que un nuevo ajuste -esta vez recargado- sobre la economía y sobre la clase trabajadora argentina: ajuste fiscal, ajuste monetario y ajuste cambiario impactarán de lleno sobre la actividad económica, la creación de empleo y el poder adquisitivo de los trabajadores. Como siempre ha sucedido con los gobiernos neoliberales, el ajuste no es realizado en base a la suba de impuestos a los sectores más concentrados y acomodados de la sociedad, sino sobre el empleo, los salarios y sobre la clase trabajadora. Como siempre ha sucedido con los programas de "auxilio" del FMI, el crédito stand-by no será utilizado para dinamizar la actividad económica, la generación de empleo y el bienestar del pueblo argentino, sino para asegurar una buena oferta de dólares para que los grandes fugadores nacionales y los capitales especulativos internacionales sigan obteniendo extraordinarias ganancias en dólares en nuestro país y fugándolas al exterior.

Por estas simples, sencillas y concretas razones nos oponemos abierta y tajantemente al acuerdo entre el FMI y nuestro país. Los tarifazos, los despidos, la reducción de salarios y jubilaciones, los aumentos de la edad jubilatoria, el congelamiento de la obra pública, la reducción en el financiamiento a las provincias y la mortandad de PyMEs que vienen de la mano de este acuerdo no son buenas noticias para nuestro pueblo, sino todo lo contrario. Como representantes de los trabajadores de la Argentina estaremos nuevamente a la altura de las aciagas circunstancias: advertimos que nuestro accionar en contra de este acuerdo no se limitará a la condena pública, sino a la movilización y la acción directa en las calles.
A propósito de esto último, hace pocos días la Sra. Presidenta del FMI declaró que el staff de dicho organismo iba a estar atento a las señales de apoyo que la sociedad argentina le dispensara al acuerdo a punto de firmarse. En tal sentido, debemos informarle que el próximo jueves 25 del corriente ha sido convocado por todas las Centrales sindicales y sociales de nuestro país un paro general que, estamos convencidos, expresará de manera contundente el rechazo de la inmensa mayoría de los argentinos y argentinas a una política económica que no queremos volver a sufrir. Se trata de la política que en los años 90 nos convirtió en los mejores alumnos del FMI y que nos condujo al horror económico que hizo eclosión en el estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Sin otro particular, y haciendo votos para que seamos capaces de sobreponernos a las penurias sociales que de aquí en más se abatirán sobre nuestro pueblo, lo saludamos atentamente.

Hugo Yasky
Secretario General

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