En el programa “Semanario CTA”, emitido por Radio Subte, el Secretario General de ATE Capital pasó revista a la situación en medio de la huelga por Salud, Educación y Democracia.

Antonella Bianco: Bueno Tano, contanos un poco cuál es la situación por la cual se está atravesando por la pandemia, respecto a la lucha que se viene dando por parte de las trabajadoras y trabajadores estatales en la Ciudad de Buenos Aires.

Daniel Catalano: La situación que nosotros atravesamos es compleja por la multiplicidad de funciones que hay en la Ciudad de Buenos Aires y la cantidad de disciplinas que, de alguna manera, representa nuestro gremio. Tenemos desde las y los auxiliares de la educación que se están organizando también en nuestro sindicato, las áreas asistenciales y esenciales de Niñez y Adultos Mayores; de cuidados externos a los hospitales en los hoteles, más la parte sanitaria, Medioambiente. Es un gran universo y cada uno en este universo con situaciones particulares de supervivencia a la pandemia y con la dificultad de ir tocando en este momento lo que se supone es el pico de la enfermedad en la ciudad. Hoy el ministro de Salud decía que se había amesetado, pero una meseta con 3500 casos diarios es una muy mala meseta, por lo que estamos con un estado de preocupación altísimo y lo cierto es que lo venimos transitando en un marco de unidad con la UTE y el Subte, acordando desde hace un año y medio distintas estrategias para poder generar alivio a la población que representamos y evitar niveles de contagio.

En eso hemos hecho de todo. Desde presentaciones en la Justicia porteña para poder destrabar que se pueda aumentar el salario familiar, pasando por la OIT para plantear la falta de elementos de protección en el trabajo, hasta ir a la justicia porteña denunciando que los barbijos los compraron a 3.500 pesos y que nos dan barbijos que están vencidos. Hasta ahora ir a la Justicia Federal a denunciar al Jefe de Gobierno porteño por mal cumplimiento de deberes de funcionario público y propagación del virus. En ese marco estamos haciendo de todo y transitando junto con la UTE el quinto día de paro.

A.B.: Esta semana ustedes fueron a la justicia penal a denunciar al jefe de Gobierno. ¿En qué se relaciona el incumplimiento de funcionario público para ustedes y se conoció la noticia que el ministro de Salud de la Ciudad, Quirós, deberá concurrir a una audiencia vinculada con denuncias que ustedes vienen realizando.

D.C.: La denuncia en Comodoro Py la hacemos como síntesis de una situación muy grosera que evaluamos que tiene que ver con garantizar el derecho a la salud después del desconocimiento que hace el gobierno porteño del DNU generando una situación de movilidad social con alrededor de 800 mil personas, papás, mamás, niños, niñas, docentes, auxiliares. El decreto lo que hacía era garantizar que ese universo significara menos personas en la calle y, por lo tanto, bajaba el nivel de contagio. Cuando se desconoce esto lo que se genera es que haya propagación del virus. Además nosotros lo hacemos por incumplimiento de deberes de funcionario público porque en esa situación en que venimos denunciando la falta de protección, la falta de protocolos, que no haya ni condiciones paritarias para trabajar en los hospitales o en cualquier otro lugar en los que hay trabajadorxs públicxs, lo que hay es un abandono y una decisión política de que eso suceda.

Ayer la escuchaba a la ministra de Educación, Soledad Acuña, quien se va a victimizar a los medios de comunicación diciendo “soy responsable, me hago cargo”. ¿De qué te hacés cargo? Si cada una de las personas que muere tiene nombre y apellido de una familia. ¿Ellxs se hacen cargo de las personas que hoy están muriendo? En esta situación nos parece a nosotrxs que, lejos de hacerse cargo, lo que generan es una instancia en la cual el bolsonarismo, para utilizar un líder de la zona Sur del Continente, que dice que no pasa nada, que es una “gripezinha”, está enterrando pibes en este momento. ¿Es necesario que en la Argentina nosotros tengamos que lamentar la muerte de niñas y niños? ¿Da lo mismo que mueran tres o que muera ninguno?
Aparte son evitables. Porque si vos te protegés, tenés elementos de protección, si extremás los cuidados, posiblemente no te contagies. Nosotros lo que estamos trabajando, peleando, transitando tiene que ver con eso y las denuncias están relacionadas a eso. Tener a Quirós el día 3 de mayo en Tribunales tiene que ver con que él se niega a sentarse a discutir con nosotros respecto a los elementos de protección; se niega a generar instancias de solución de los problemas. Tenemos para citar barbaridades, pero la Justicia de Buenos Aires termina citándolo a este hombre, porque como prueba de que han cumplido en entregar los elementos de protección, no se dieron cuenta y han entregado notificaciones ante los jefes de guardia diciendo “los barbijos que nos dan son barbijos que están vencidos, no sirven”. Ellos le dan a la Justicia la prueba por la cual nosotros los estamos llevando a la Justicia y reconocen que es así. Entonces, dónde vamos a ir.

Estamos haciendo todo y lo último que nos queda es ganar la calle, que es una acción que nos estamos guardando, porque somos responsables y queremos que la gente circule lo menos posible y no se contagie, pero no descartamos en algún momento tener que ganarla.

Crisis sanitaria y desestabilización institucional

D.C.: Hay dos indicadores que son como muy claros y dan el pie para poder afirmar esta situación. Una es el Poder Judicial en la Ciudad de Buenos Aires que actúa como instrumento de desestabilización. Un Poder Judicial que se mete de lleno en una discusión para desentenderse de un DNU a nivel nacional, deslegitimar al Presidente de la Nación, llamar a una desobediencia y colaborar con la propagación.

Por otro lado tenés los medios de comunicación que tienen nombre y apellido, quienes esta vez tuvieron voceros. Lo tuviste a Longobardi, justificando que haya un marco de violencia sobre los sectores populares porque son los que no pueden acomodarse en un marco democrático. Que los sectores populares, personas que están en situación de vulneración social, son merecedores de vivir en una situación de dictadura militar o gobiernos duros porque no pueden reacomodarse en un ámbito democrático, porque no pueden dejar de gritar en un marco de relaciones democráticas. Débora Plager, puedo nombrar a periodistas de América TV, TN, de La Nación, todos trabajando en tándem planteando la situación de debilidad del Gobierno Nacional, la justificación de por qué habría que ir pensando en ver una nueva forma de democracia en la región. Vimos cómo se justificó la situación en Bolivia.

Pero puntualmente en este país nosotros tuvimos en una semana una intervención judicial tratando de debilitar el Gobierno Nacional, desconociendo una línea de cuidados de salud de toda la comunidad y después justificando que la gente salga a la calle y se contagie y ahora empezando a cuestionar que la democracia no sea la forma de organización adecuada que deberíamos tener como comunidad argentina. Ahora habría que poder pensarse en una nueva organización en donde quizá, con más dureza se pueda sostener que la gente que vive en los barrios cerrados pueda tener mejor condición de vida.

Me parece que este es el golpe blando del que estamos hablando que por suerte no caló en la población. Hubo un par de personas que salieron en sus autos importados, de alta gama, con las banderas argentinas, de manera minoritaria, que intentaron generar una situación de masividad que no prosperó, pero esto está latente. Vos prendés la tele y los tenés justificando el discurso de Longobardi y Laje lo reafirmó, Canosa lo reafirmó. Tenés un universo de idiotas del peronismo que están tratando de justificar una definición política que es troncal. Y dije peronismo porque hay también peronistas que piensan que a través de la derecha, y la utilización de la fuerza, se puede disciplinar a los sectores populares. Sino cómo justificar la violencia de ayer, la represión de ayer, en el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires, la patota de ahí, que responde a Christian Ritondo, uno de los militantes de Cambiemos que levanta la bandera de la justicia social utilizando una fuerza de choque para perseguir a las organizaciones sociales.

En este contexto nosotros hacemos una evaluación muy simple y muy firme, respecto a que estamos atravesando una crisis institucional y que hay que tratar de atravesar esta etapa en las mejores condiciones.

Christian: Volviendo a la cuestión de los medios, cómo ves a los compañeros y compañeras, trabajadoras y trabajadores en este ataque constante. Pareciera que los trabajadores y trabajadoras somos los culpables de todos los desaguisados que hicieron y hacen estos sectores concentrados y sobre nosotros recae la culpa. Hay una cuestión violenta sobre los sectores populares pero el otro día, en el paroxismo, en la cosa más exagerada, lo veía al Dipy diciendo que los delegados gremiales le vendían las cosas cambiadas. No sé en qué asamblea participó alguna vez el Dipy para decir eso. Ese tipo de escenario así construido ¿cómo ves que va pegando en lxs compañerxs?

D.C.: Hay como un hartazgo, porque además, para el común de la clase trabajadora, la existencia de el Dipy, como voz autorizada en política termina siendo como el absurdo. Creo que estimula a una parte de la comunidad a escucharse a sí misma. El Dipy, en todo caso, tiene el relato de una parte de la comunidad que se pueda sentir hermanada. Lo cierto es que los trabajadores no nos sentimos responsables de la pandemia; no fuimos a buscar el virus Manaos a Brasil; no lo trajimos de Inglaterra. Lo cierto es que los trabajadores nos sentimos víctimas de todo esto y tenemos que seguir peleando contra el relato de la derecha y la demonización de las organizaciones sindicales.

Cambiemos ha encontrado el relato de que al país le va mal porque hace 70 años el movimiento obrero empezó a organizarse a través del peronismo. Entonces, esa demonización es algo que intentan los grupos económicos, a través de los medios de comunicación, instalar de manera permanente.

La verdad es que cuando el trabajador, la trabajadora, de todos los días, tiene el sindicato presente, se aferra al sindicato, porque es la estructura que los sostiene, los contiene, que crea un marco de participación. Eso después genera una situación en la cual el discurso de los “Dipis” se termina diluyendo.

Sí nos sentimos muy abandonados, desplazados, olvidados; sí nos hubiera gustado que dijera que era importante vacunar a los empleados públicos, que era importante vacunar a los trabajadores del Subte, que es importante vacunar a los taxistas, a los colectiveros.

Me parece que ni siquiera nos dimos el lujo de pensar qué importante sería vacunar a los sobrevivientes de la dictadura militar, que todavía tienen que dar testimonio y hay que cuidarlxs. La importancia de vacunar a los sobrevivientes de la guerra de Malvinas o a los integrantes de los organismos de Derechos Humanos. Socialmente no nos permitimos siquiera evaluar cómo poder ir jerarquizando la vacuna en base a la situación que estamos atravesando porque las pantallas están cubiertas por los Dipis. Esa es la realidad, donde se trata de ridiculizar la organización social, sindical y política y empiezan a tratar de generar nuevos líderes políticos.

Lo vemos al Dipy, a la “compañera” Cinthia Fernández, Granata, que empiezan a tener un espacio de participación y quizá lleguen a ocupar un espacio de representación en las bancas y que eso es producto de que hay alguien que está en algún lugar sentado con lápiz y papel viendo de qué manera generar condiciones para que la política vaya teniendo esta impronta y no tenga otra.

Quizá una parte de la política necesita que esxs ciudadanxs lleguen a los espacios de poder y que puedan ir garantizando que las cosas pasen. Este es un riesgo que estamos corriendo todos como sociedad y los trabajadores estamos agotados y nos hubiera gustado tener otro nivel de participación en el debate respecto de cómo se sale de la pandemia. También nos hubiera gustado que la sociedad pueda poner en valor el protagonismo que tenemos todos los días, porque además, quienes se fueron del país a disfrutar de una caipirinha a Brasil, pasaron por Migraciones y seguramente contagiaron a mis compañeros que tuvieron que firmar el documento para entrar y salir del país y esos compañeros no estaban vacunados. Esos compañeros tuvieron que soportar en sus ocho horas de trabajo en los pasos fronterizos que un ciudadano se sienta con el derecho de traficar el virus, solamente por una cuestión de dispersión social porque “necesita” descansar, porque está muy agobiado por lo que le toca vivir. Qué injusto para nosotros.

Para finalizar quiero dejar esta pregunta: ¿qué nos pasa a los trabajadores que estamos cansados, colapsados y también con muchas ganas que la vacuna nos pueda inmunizar para volver a tener una vida nueva? Porque no vamos a volver a la vida que teníamos antes de la pandemia, pero debemos pensarnos en esta nueva etapa.

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