Este 24 de Marzo es la primera vez que no participamos de la multitudinaria movilización, que se lleva adelante desde aquella primera marcha de 1986 organizada por las Madres de Plaza de Mayo. Esta contundente movilización concurrida por distintos sectores sociales, a la que a lo largo del tiempo se sumaron jóvenes y familias y en los últimos años una nutrida columna en representación de las diversas centrales obreras

En el año 1977, fue Rodolfo Walsh quien instaló esta fecha de repudio con su Carta Abierta a la Junta Militar. Después, fue en agosto de 2002 que el Congreso Nacional decretó el 24 de Marzo como el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia” y en marzo de 2006 -durante el gobierno de Néstor Kirchner- se le otorgó la forma de día no laborable.

El feriado fijo e inamovible posibilitó que el 24 de Marzo se hiciera presente en las escuelas, universidades, lugares de trabajo e instituciones oficiales, lo que a su vez determinó la apropiación del “NUNCA MÁS” por parte del pueblo argentino, y la necesidad de que sea política de Estado.

Durante el gobierno de Mauricio Macri se hizo todo lo posible para destruir esta construcción histórica. Así lo vimos con la actualización de la teoría de los dos demonios, el desmantelamiento de los programas de Derechos Humanos, el desconocimiento y atropello a los organismos de Derechos Humanos y el intento fallido del 2x1 para los represores y genocidas, entre otras acciones y omisiones.

A pesar de esto, la memoria colectiva encarnada en el pueblo rindió frutos: se incorporaron otros sectores y jóvenes a esta lucha; y, en 2019 marcharon por primera vez los trabajadores de la fábrica Ford que habían sido encarcelados, torturados y despedidos durante la dictadura, y que en diciembre obtuvieron la condena a los responsables civiles en la histórica sentencia del juicio de Lesa Humanidad contra la multinacional.

Por eso, este marzo de 2020 condenamos nuevamente el golpe Cívico Militar de 1976 y la Dictadura que torturó, desapareció, apropió bebés, quebró reiteradamente la democracia y violó los derechos humanos en función de los intereses de la oligarquía y las multinacionales, para lo cual destruyó las organizaciones sociales, políticas y sindicales.

Este año nos habita la alegría de un nuevo gobierno, que hace suyas las políticas de Verdad, Memoria y Justicia. La pandemia global nos impuso la suspensión de la Marcha pero la memoria sigue presente. Por eso llamamos a mantener en alto nuestro símbolo de los Derechos Humanos en cada corazón, en cada hogar, en cada lugar de trabajo donde se desarrollan tareas para el cuidado de la población. Porque el pañuelo es esperanza, nos sumamos a la convocatoria de Madres y Abuelas.

¡¡MADRES Y ABUELAS QUERIDAS, SUS HIJOS Y SUS NIETOS VIVEN EN EL PUEBLO Y EN LA RESISTENCIA DEL MOVIMIENTO OBRERO!!

Intersindical de DDHH

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