Un grupo de jóvenes que desde hace casi un mes inició la protesta pacífica dejó de ingerir líquidos, en una escalada que mantiene en vilo al gobierno de Sebastián Piñera, pero también a la dirigencia política en general.
A tres días de un nuevo paro general estudiantil, un grupo de jóvenes chilenos en huelga de hambre desde hace 29 días dejó de ingerir líquidos desde ayer, agregando un dramático y fuerte factor de presión contra el gobierno de Sebastián Piñera. La decisión se conoció después de que secundarios y universitarios ratificaran un paro que se hará el jueves en todo el país, con las mismas consignas que mantienen desde hace casi tres meses: gratuidad, cese de las políticas que amparan el lucro empresarial en los centros de estudio, fin de la “municipalización” educativa y el acceso a una enseñanza de probada calidad académica.
Ayer los estudiantes expresaron nuevas muestras de repudio al gobierno, después de que las autoridades de Santiago le propusieran al gobierno nacional sacar a los militares a las calles para impedir las marchas estudiantiles. La medida fue pedida por el alcalde oficialista de la capital, el derechista Pablo Zalaquett, y mereció una inmediata respuesta de los estudiantes, que la calificaron de “fascista” y “propia de los personajes que sirvieron a la dictadura”.
“Desde ahora, la huelga seca será progresiva”, dijo Gloria Negrete, presidenta del centro de alumnos de un liceo técnico de la localidad de Buin, 35 kilómetros al sur de Santiago. La joven explicó que fueron tres los estudiantes que iniciaron la peligrosa acción, pero que con el correr de los días se irán sumando sus restantes compañeros. Ocho alumnos de ese colegio fueron los que, hace casi un mes, iniciaron una huelga de hambre para reforzar sus demandas. Con el paso de los días se sumaron otros jóvenes, hasta alcanzar ahora a 40 en distintos lugares del país.
En tanto, Luis López, un secundario de 17 años, se encuentra grave tras caer de una ventana del Centro Educacional Pudahuel, ocupado desde hace más de un mes. En esa populosa comuna del oeste de la capital habitan familias pobres y de clase media baja, recordó la agencia AP, que explicó que “como el municipio recibe ingresos insuficientes, sus escuelas están entre las peor evaluadas y sus alumnos generalmente fracasan en la prueba de selección universitaria”, un problema que no padecen los egresados de los colegios municipales de las áreas acomodadas, una ínfima minoría de las 345 alcaldías del país.
“La idea del alcalde Zalaquett de poner a los militares en la calle demuestra que esta derecha que nos gobierna es la misma que fue parte de la dictadura militar, que torturó y que mató, y que usa prácticas idénticas a las del dictador (por el general Augusto Pinochet)”, dijo Camila Donato, una dirigente de la Federación Universitaria. “Si el alcalde de Santiago llama o hace una amenaza ante una manifestación estudiantil que es pacífica y que es masiva, demuestra lo lejos que están ellos del diálogo”, añadió. Donato cuestionó la propuesta y dijo que los estudiantes podrían elevar una denuncia ante la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) o las Naciones Unidas “porque están en juego los Derechos Humanos”.
Publicado el 16 de Agosto de 2011
Efe, AP y dpa