En entrevista con Radio Germán Abdala, el secretario de Comunicación de la CTA e histórico militante de ATE delineó algunos de los desafíos del movimiento obrero.

Periodista: ¿Qué mirada tenés sobre la judicialización de las elecciones de ATE?

Carlos Girotti: Antes de responderte quiero que sepan que, si estuviera ahí, les daría un abrazo caluroso a cada unx de ustedes. Hoy es el día de la Radio y no quiero dejar pasar por alto esto. Hubiera querido acompañarlos hoy en el programa, pero la gripe dijo otra cosa. La tarea que acometieron es una tarea ímproba y comunicarse con las compañeras y compañeros es una tarea impostergable, decisiva; la comunicación política de lxs trabajadorxs define, en buena medida, la capacidad y la efectividad de nuestra organización. Es una tarea que ustedes asumieron y no puedo menos que reconocerlo públicamente.

Respecto a las elecciones, es evidente que nosotros somos parte de un sindicato que se encuentra en estado de descomposición desde diciembre del 2001. Un sindicato que, al compás de lo que sucedía en el país, se replegaba sobre sí mismo, sobre sus estructuras de aparato y sus dirigentes históricos no tuvieron mejor idea que acompañar ese repliegue con posiciones cada vez más burocráticas, autoritarias, cada vez más alejadas de la lucha de las compañeras y compañeros a lo largo y a lo ancho del país.

Esta descomposición de la Asociación Trabajadores del Estado tiene que ver con que nunca se acometió en nuestro sindicato una reforma del estatuto que efectivamente pudiera dar cuenta de las nuevas realidades, en las provincias, en las comunas y a nivel nacional. El crecimiento en afiliación, a pesar de todos los pesares, demuestra que este sindicato podía y debía ser una herramienta de lucha, de organización, de reivindicación, de identidad de lxs trabajadorxs estatales y, sin embargo la conducción -que se mantiene inalterable en términos de política e ideología desde diciembre de 2001- ha ignorado desde entonces los procesos populares.
Por eso estamos en esta situación, con un sindicato partido por el eje.
Por un lado la Verde y Blanca, que lleva adelante una de las tareas más formidables del movimiento obrero en los últimos años, que es la construcción de una nueva conducción, basada en lxs nuevxs militantes, en las nuevas generaciones de trabajadoras y trabajadores que se han sumado a la lucha del pueblo argentino.Es probablemente uno de los pocos lugares del país en donde el movimiento obrero puede reconocer en los jóvenes a su conducción orgánica. No ocurre en la mayoría de los sindicatos esto y lejos está de ocurrir en ATE si persistiera en su conducción la Lista Verde, Anusate.

De manera tal que los procesos de judicialización que se derivan de esta situación fraudulenta de las elecciones, de esta situación de maridaje entre la dirección nacional de ATE y el gobierno derrotado de Macri, revela que la única posibilidad que nosotros tenemos de avanzar es sostener nuestros reclamos en sede judicial, tal y como corresponde y, al mismo tiempo, afianzar nuestra organización en todo el territorio del país.

La Verde y Blanca tiene destino de crecimiento, no tiene techo para su crecimiento, porque precisamente lo que significa la imagen de Daniel Catalano, de Carlos Quintriqueo, de todas las compañeras y compañeros de conducción a lo largo del país es una garantía, una tranquilidad para lxs trabajadorxs estatales.

P.: Hablando de la renovación. ¿Cómo se hace desde la militancia para que eso se contagie a todo el arco sindical argentino?

C.G.: La única manera que yo conozco para que haya más Catalanos en otros sindicatos, es tener más Catalanos nosotros. El día que ganamos las elecciones, esa noche, cuando estábamos ya con la plena prueba de que habíamos vencido, recuerdo que llorando los abracé a Manolo y al Tano y a cada uno al oído les dije: “Piensen lo siguiente: en poco tiempo se van a convertir en dirigentes nacionales. No se la crean, pero créanlo en profundidad”. Y estoy convencido de que es así. Miren, yo soy orgullosamente parte de la generación del 70 y cuando lo veo a Daniel en la calle, a ustedes, la primera línea de avance de nuestras columnas, todos jóvenes, no puedo menos que espejar esa situación con lo que fue la generación del 70. Chicas y chicos, que salían al combate, a la lucha, con su juventud a cuestas o cruzada como bandolera y esto es contagioso. La figura de Dani, a medida que se conozca lo que él significa para los estatales, va a tener un impacto sin lugar a duda, en la trayectoria del movimiento obrero. Creo que nosotrxs, las y los estatales, tenemos que ser un poco menos egoístas y permitir que Dani se proyecte como un dirigente nacional de la clase trabajadora.

P: ¿Cuál va a ser el rol de los sindicatos y de este sindicato puntualmente en el escenario político que se abre?

C.G.: Es un rol difícil, y hay que decirlo tantas veces como sea necesario. A lo largo de estos casi cuatro años de lucha, nuestro pueblo y nuestra clase salieron a combatir sin que existiera una dirección orgánica de la resistencia. Era prácticamente una pelea desigual. Nosotros acabamos de desarrollar una línea de tiempo, una línea histórica en la CTA; son 260 carillas, con los hechos que produjimos a lo largo de estos cuatro años. El formato que tiene, para que se den una idea es así. Viene un título, por ejemplo: “ATE Capital y la CTA se movilizaron en el día de hoy para garantizar que ingresen los compañeros al CCK”, noticia del 4 de enero de 2016. Abajo viene un pequeño resumen de la noticia y luego el link a la página de la Central. Con esta cosa casi telegráfica, son 260 carillas. Imagínense las luchas que hemos librado, sin tener una conducción orgánica de la resistencia.

Por lo tanto, en el escenario político que se abre ahora, tras la derrota de Macri, el papel del movimiento obrero organizado, y particularmente el nuestro, el de los estatales, es crucial. Nosotros debemos garantizar la defensa de nuestros derechos al mismo tiempo que garantizar la defensa del nuevo gobierno frente a los ataques que, sin duda, van a existir. El ataque del neoliberalismo, de la derecha, de Trump, del imperio. Podemos hacer un rosario de enemigos con todo esto. También tendremos que tener el talento, la inteligencia, la perspicacia de poder defender al nuevo gobierno. Pero esto no implica, bajo ningún punto de vista, que cejemos en nuestros reclamos, en nuestras reivindicaciones, en nuestra memoria histórica como trabajadores y trabajadoras. Para esta situación no hay libro escrito, para este nuevo escenario, no hay recetas mágicas. Se trata de construir una nueva experiencia de avance, de construcción de la unidad del movimiento popular y de efectivamente constituir una dirección orgánica de los trabajadores y el pueblo.
Ésta es la tarea que tenemos y los sindicatos son cruciales para ello. Nunca hay que olvidar que una gran parte de la mano de obra de este país no está sindicalizada, está fuera de los circuitos productivos, ya que están en la ilegalidad. Construir una unidad orgánica de todos aquéllos y aquéllas que vivimos de nuestro trabajo y no del trabajo ajeno, significa todo un programa democrático de lucha. No hay que abandonarlo, no hay que arriar esa bandera, sino es imposible lograr la unidad orgánica del movimiento obrero.

Ezequiel: ¿Va a cambiar la relación de fuerza luego de las elecciones, con un nuevo gobierno nacional, popular, feminista en la región?

C.G.: Una semana antes, las bolivianas y los bolivianos lo eligen nuevamente a Evo, el 20 de octubre; está la posibilidad de la liberación de Lula. Vamos a estar frente a un nuevo escenario, absolutamente diferente al que tenemos ahora, en donde nos hemos encontrado en situaciones de repliegue muchas veces. Acá no, la posibilidad de un nuevo gobierno democrático en la Argentina, de contenido popular, la persistencia del proceso de cambio en el Estado Plurinacional de Bolivia, con nuestro hermano Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera a la cabeza, la libertad de Lula, los procesos que se abren incluso en Uruguay, porque el impacto que esto va a tener en el proceso uruguayo es innegable. Tenemos que hacernos a la idea de que estamos en un escenario absolutamente dinámico y cuando la derecha pretendió, en términos simbólicos y comunicacionales, ordenarnos que se había cerrado definitivamente el ciclo de las luchas populares, de los gobiernos populares, la resistencia de nuestros pueblos vino a demostrar exactamente lo contrario. Creo que estamos en una situación promisoria, aunque esto no significa que tenemos que bailar en una pata ni mirar para otro lado porque el enemigo acecha. Creo que es una condición necesaria para entender, incluso, nuestras propias tareas como trabajadorxs en la Argentina. Eso sí, creo que hay que reforzar la diplomacia de los pueblos. Debemos hacer un esfuerzo aún mayor del que hemos hecho a lo largo de estos años para entablar contacto con la experiencia de lucha, organización, y de soberanía de otros pueblos del continente. Una cuestión es que los gobiernos se relacionen entre sí, pero nosotros debemos y podemos hacerlo de manera autónoma, como movimientos populares. Es la única garantía de triunfo.

P.: Hoy va a haber un acto en Ferro, por pedido de libertad de los presos políticos. Una pequeña reflexión, por favor.

C.G.: Desde lo personal, no como militante, como ser humano, con Manolo y el Tano habíamos ido a verlo a Amado Boudou, me tocó acompañarlos y para mí fue una sorpresa, en esta visita a Amado Boudou, reconocer a otro compañero. No era el Amado Boudou que yo había conocido en funciones. Era un militante entre rejas. Aquel día le había llevado de regalo un libro de García Linera, inédito en la Argentina, para que lo leyera y no me dejaron entrarlo. Cuando lo liberaron, cuando tuvo esa libertad transitoria, casi efímera, antes de que lo metieran preso nuevamente, pude entregárselo durante su visita a la CTA. Esa experiencia, les puedo asegurar, fue impresionante. Hacerse cargo de la suerte de las compañeras y compañeros detenidos injustamente por el régimen de Mauricio Macri, es una tarea, como movimiento obrero, indelegable. Todos aquéllos que dicen que estos problemas no tienen que ver con nosotros, que nos alejan de la discusión sindical, o peor, que esto es meter la política en el sindicato, todas estas fórmulas que parecieran venir de otra galaxia, no tienen que ver ni con la historia ni con la memoria histórica de la clase trabajadora en este país. Para nosotros es un deber, pero también es un orgullo hacernos cargo de las compañeras y compañeros injustamente detenidos. He tenido la oportunidad de estar junto a Milagro y otras compañeras en Alto Comedero varias veces. Puedo asegurarles que cada vez que salí de la cárcel sentía que salía con la frente aún más alta; que podía mirar con mayor intensidad a cualquiera que se acercara, porque el ejemplo de aquellas compañeras en Alto Comedero, ejemplo de resistencia, de dignidad, de valentía frente al oprobio, a la humillación, a la injusticia, era absolutamente un legado histórico. Por eso creo que hoy, lo de Ferro va a ser una parte del corazón popular que va a latir, porque sin ese latido del pueblo, recuperando la historia y los derechos de aquéllos que injustamente transcurren su vida tras las rejas, no puede ser posible tampoco la noción misma de victoria. Y nosotros, como dice el poeta, tenemos que avanzar, avanzar con nuestros muertos para que nadie quede atrás y con los presos liberados.

Fuente: Radio Germán Abdala, Programa “Nos verán volver”, emisión del 27/8/19.

Portada del sitio || La Central || Carlos Girotti: “Construir la unidad de quienes vivimos de nuestro trabajo y no del ajeno”